El extraño color de las lágrimas de tu cuerpo (2013)
Hélène Cattet y Bruno Forzani
Con una mirada desembozadamente posmoderna, esta dupla de realizadores franco-belgas viene deconstruyendo y regurgitando estilos del pasado desde su ópera prima Amer. Con El extraño color de las lágrimas de tu cuerpo –que ya desde su extenso título remite a toda una moda dentro del giallo de los años 70– es tal vez la más extrema, en términos formales, de las recientes aproximaciones a ese territorio. Si la trama nunca fue el interés central del género cinematográfico nacido en Italia, los realizadores eliminan aquí casi todas las capas de sentido (de acción y reacción como piezas fundamentales del movimiento de una historia) para concentrar la atención en aquello que se ve y se escucha, en aquello que puede sentirse más que comprenderse. La ominosa y machacona banda de sonido de Alessandro Alessandroni para el film Killer Nun, de Giulio Berruti, es reutilizada en varias ocasiones, replicando la repetición de motivos y estructuras visuales. Por supuesto, hay un edificio con pasadizos secretos y voces que atraviesan las paredes como si se tratara de fantasmas sonoros.
Berberian Sound Studio (2012)
Peter Strickland
Con resultados notables, Berberian Sound Studio, segundo largometraje del británico Peter Strickland, desintegra el carácter particular de los gialli y del cine de terror italiano de los años 70 en general. Se trata de un descenso a los laberintos de la locura, representada por la creciente paranoia de un ingeniero de sonido inglés (genial Toby Jones) que viaja a Roma para hacerse cargo del doblaje y la mezcla de audio de una película llamada Il vortice equestre, una de las tantas historias de persecución, tortura y muerte de mujeres acusadas de brujería que estuvieron en boga a fines de los 60 y principios de los 70. Sorprendido por las diferencias culturales, el sonidista comienza a ser poseído por la ficción dentro la ficción, por ese universo sonoro que es, al fin y al cabo, su propia creación. Por los caminos de la violencia hacia todo tipo de vegetales (origen de la imitación sonora de la mutilación de la carne humana en pantalla), Berberian Sound Studio se transforma en una estimulante reflexión sobre el proceso de creación cinematográfico y, al mismo tiempo, en homenaje indirecto a una manera de hacer cine ya desaparecida.
Francesca (2015)
Luis Onetti
Ejemplar local del neo-giallo, Francesca se apropia y reelabora los pelos y señales del género nacido en Italia, emulando hasta los más mínimos detalles tanto el fondo como la forma, en particular –aunque no excluyentemente– los creados por Dario Argento. Como ocurre en el caso de Cattet y Forzani, lo de Onetti es la ejecución de un ejercicio de estilo, llevada aquí al extremo lingüístico: a pesar de tratarse de una producción ciento por ciento argentina, la película está hablada en italiano. Hay un asesino serial suelto, un investigador obsesionado con los crímenes y un trauma de la infancia reflejado, entre otros objetos, por un muñeco alla Rojo profundo. La imitación de estilo ofrece, desde luego, algunas delicias para el entendido: la cámara inclinada como preámbulo de la violencia, el foco diferenciado como recurso estilístico esencial, un vaso de whisky haciendo las veces de filtro visual.