Italia, ti amo 

Pablo Mehanna

Qué lindo que es estar en Mar del Plata, caminar por su rambla, recorrer sus barrios. Y qué lindo es también comer en Mar del Plata. A los clásicos entrañables –ésos a los que se vuelve con fervor cada año– se sumó en el último tiempo una ola –sustantivo a tono– de aperturas, de la mano de cocineros jóvenes que están renovando con esfuerzo y espíritu la algo conservadora gastronomía de la ciudad balnearia. Un buen ejemplo de esto es Brodo, un pequeño restaurante de cocina italiana, pero de esa “vera cucina italiana” y no de la argentinizada a la que estamos acostumbrados. “En Mar del Plata hay mucha familia italiana, que empezó con las costumbres de allá pero que luego se fue simplificando, y hoy vende sorrentinos, ravioles y poco más. Nosotros quisimos salirnos un poco de eso”, cuenta el chef Hernán Dominguez, quien para abrir Brodo se asoció a Lisandro Ciarlotti, de Lo de Tata, uno de los mejores restaurantes de esta ciudad donde comer pescado fresco. 

En Brodo confluyen las dos grandes tradiciones: la portuaria y la de las ricas pastas. Entre los antipasti y entradas sobresalen los tiraditos y carpaccios de langostinos ($410) o de pesca del día (pez limón, por ejemplo) y los deliciosos Tortellini in Brodo ($340), servidos en una antigua sopera, sobre un caldo oscuro y embriagador de res. Impecables. A la hora del principal, muy recomendables los suaves y “fatto in casa” Capelacci di Zucca con manteca de hierbas ($340) o los Agnolottis de ricota y provolone con pomodoro ($340). También hay risotti (con mariscos y con hongos) y una imponente bandeja de mar para compartir. Un cierre a la altura son los helados caseros (de toffi, de pistacho, de straciatella), acompañando el canoli de la casa. 

Una linda historia: el lugar funciona donde por años estuvo “El rey del sorrentino” y cada tanto viene Isabel, la antigua dueña, a amasar sorrentinos en su mesa de madera. A menos de un año de abrir, Brodo llegó para rescatar las tradiciones italianas y bien que está cumpliendo.

Brodo funciona en San Luis 2779, Mar del Plata. Teléfono: (0223) 495-1909. Horario de atención: durante la temporada abre todas las noches, de 20.30 al cierre. 


El mar en la piel

Pablo Mehanna

Pasó casi una década desde que Matías Merlo abrió Tiki Bar, desde cuya barra se convirtió en uno de los bartenders más reconocidos del país. Si bien su imagen fue lo primero en pegar -ese cuerpo, moldeado por el surf y lleno de tatuajes, la barba larga y negra, los llamativos looks-, los años le dieron aplomo y una seguridad para saber qué quiere. De esa búsqueda surgió Salitre Comedor, que inauguró esta temporada, sobre la calle Alem, a pasos de su primer bar. “Es un proyecto vinculado espiritualmente con el mar y con el surf”, dice Merlo, quien también es uno de los anfitriones del programa de TV Cucinare.

El blanco y los colores pasteles –rosa, celeste– le dan el tono a este gran espacio para 280 cubiertos que se acompasa a los diferentes horarios. De mañana, potentes desayunos; de tarde, meriendas reconfortantes; un estilo más restaurante por las noches y, finalmente, el bar para continuar bajo las estrellas. “Estamos casi todo el día abierto, muy en sincro con lo que está pasando en el mar. Estamos a solo dos cuadras de Playa Grande”. Lo recomendable es arrancar con alguno de los cócteles (muy frescos el Matcha Tonic y el Refresco Nórdico), cada uno elaborado a partir del residuo orgánico de otras preparaciones: no llevan más de tres ingredientes y se decoran con hierbas del bosque Peralta Ramos. Disminuir progresivamente los residuos -una bolsa menos por día- es una de las metas que se propuso el bartender. Entre las comidas, vuelve a estar presente el mar: cornalitos ($150) y rabas ($310), tentáculos de pulpo ($350), pesca del día ($260) y risotto de mar ($290). Las pizzas (beneficiadas por el agua de Mar del Plata) también destacan, con una triple B: buen tamaño, buen piso y buena materia prima. Hay cuatro variedades, veggie ($240), crudo ($310), fugazzeta ($235) y mozzarella italiana ($220).  Pocos productos en una propuesta simple y honesta. 

Con un staff de bartenders y cocineros en el que abundan los surfers, Salitre es el nombre perfecto para este comedor. ¿A quién no le gusta llevarse el recuerdo del mar en la piel?

Salitre queda en Alem 3728, Mar del Plata. Horario de atención: todos los días, de 9 al cierre. 


Vinos para relajarse

Pablo Mehanna

“Queremos sacarle el moño al vino”, dice Juan Rodríguez, uno de los socios de Cava Federal, un enorme bar de vinos que acaba de abrir sus puertas en Mar del Plata. El local, de dos pisos, con patio con gradas y un salón reservado, está donde por mucho tiempo funcionó un bar irlandés y luego una cervecería. “Cuando abrimos, hace 12 años, éramos los primeros de la zona. Pero ahora hay más de 56 cervecerías”, agrega Rodríguez, explicando qué los llevó a pegar el volantazo y a mirar al mundo del vino con más detenimiento y pasión. Así, armaron una carta en la que se pueden probar 56 vinos por copa –los precios van de los 70 a los 900 pesos– y más de 190 botellas, incluidas las que se producen en los viñedos cercanos y marítimos de Costa & Pampa en Chapadmalal. La carta alterna entre etiquetas de pequeños productores y las grandes bodegas, con buena presencia de vinos frescos y frutados: con un público eminentemente millennial, la premisa es que “el vino no asuste” y que nadie se sienta intimidado por no ser conocedor. “Queremos que el ambiente sea relajado, al estilo de las cervecerías, pero con el vino al frente”. 

El ambiente adopta el tono dorado que le dan cientos de lamparitas de filamento –no sólo iluminan, sino que decoran toda la fachada–, el salón tiene capacidad para 200 cubiertos y en el patio hay una barra en la que se despachan también 12 cócteles y cerveza tirada. 

La carta de comidas, armada por el cocinero Lisandro Ciarlotti, encuentra sentido en el concepto de “federal”. Destacan los fiambres, quesos y embutidos locales que se venden al peso (porchetta, jamón crudo, cocido ahumado) y las tapas: molleja con limón ($160), mozzarella frita más tomate ($70) y berenjena en escabeche, queso fresco y albahaca ($90). También, guiño local, hay rabas y pescado marinado frito con salsa tártara ($240). Entre los principales, el hit es la costilla de ternera braseada por ocho horas, con chimichurri y cebollas y papas fritas ($450). Peras al vino tinto con helado, queso y dulce y mousse de DDL entre los postres. Una bebida nacional en una cava federal.

Cava Federal queda en Alvarado 1345, Mar del Plata. Teléfono: (0223) 624-8129. Horario de atención: todos los días, de 19 al cierre.