Treinta años atrás, Alfredo Eric Calcagno, politólogo, ex funcionario del gobierno de Arturo Frondizi y de larga trayectoria en la Cepal, comenzó a hacer anotaciones sobre el funcionamiento del Estado. En diálogo con Cash señala, sin embargo, que “siempre había algo que me impedía ordenar y publicar estas anotaciones, así que hace tres años las junté y les propuse a mis hijos que cada uno las complementara, además, con sus respectivas experiencias”. De esa forma, Alfredo Calcagno (h), economista y ex funcionario del gobierno de Raúl Alfonsín y de la Cepal, y Eric Calcagno (h), graduado en administración pública y ex senador nacional del FPV, aportaron sus conocimientos y escritos para luego, entre los tres, corregir todos los textos hasta llegar a la última versión. El resultado, fue el “Manual del Estado. Teoría y práctica de la política” (Ed. Catálogos), un texto de 607 páginas presentado recientemente en el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) y que, en palabras de sus autores, cumple con la definición de la Real Academia Española sobre manual, es decir, “fácil de leer, y que vaya a lo sustancial”.
Entre diversas cuestiones, el texto hace referencia a los poderes que operan al interior del Estado, en los que se enlista a los partidos políticos, los medios de comunicación, los empresarios, los sindicatos, la Iglesia, el Poder Judicial, el sector agrario o el financiero, entre otros. Cash se reunió con los tres para hablar de esa obra. Consultados sobre si en la actualidad alguno de esos factores de poder tiene un rol privilegiado, Alfredo (h) no duda en señalar que se trata del financiero, agregando que “en el libro planteamos que el poder en el Estado ha ido variando, ya que cambian las relaciones de fuerzas, y sin que por ello se eliminen otros, hoy el sector financiero tiene la supremacía sobre la economía y la sociedad. Esto comienza en el mundo en los setenta, con la desregulación financiera global, que se acelera con los petrodólares y el aumento en los flujos de los capitales internacionales, para en la década del ochenta operarse la desregulación al interior de los países, donde Argentina fue pionera con las reformas de la dictadura. Estos flujos ya no financian desbalances, sino que son autónomos e incluso crean los déficit y la inestabilidad, por ejemplo atrasando el tipo de cambio o creando burbujas”.
¿Durante al anterior gobierno no se logró poner un coto?
Eric (h): –Las finanzas aceptaron ser socias menores de un proyecto nacional porque veníamos del 2001 y del corralito, con lo que frente a ese cuadro, aceptaron algún tipo de regulación, pero evidentemente no fue suficiente.
Alfredo (h): –Por otro lado, quienes dirigían la economía en ese momento no representaban al sistema financiero, lo que sí sucede en el equipo económico del actual gobierno. Pero esto no solo sucede aquí, sino en Estados Unidos, donde de los once secretarios del Tesoro que se sucedieron desde 1981, seis provienen de las finanzas, y otros tres luego recayeron allí. Entonces las finanzas en vez de ser reguladas, son las reguladoras y condicionantes.
Con todo, durante la pelea a los fondos buitre, el sistema no logró llevar adelante un golpe de mercado.
Eric (h): –El sistema financiero ejerció igualmente su poder, bloqueando por ejemplo el pago a los bonistas reestructurados incluso europeos, gracias al apoyo de la justicia norteamericana. Esto es otra demostración de que el poder financiero no se puede llevar adelante sin un Estado remodelado que actué de garante de las ganancias financieras y de salvador en tiempos de crisis, junto a la contención de la sociedad por medio de una determinada forma de administración de justicia, y de apoyo a ciertos medios de comunicación. Por eso planteamos también que, a diferencia de lo que se cree, en el neoliberalismo el Estado concentra un gran poder, porque debe garantizar estas cuestiones moldeando también la subjetividad de las personas.
Alfredo (h): –Un poder que se liga a las bancas centrales y a las calificadoras de riesgo, que lejos de tener una intervención técnica, hacen política. Todo esto posibilita que trasladen la lógica financiera al sector productivo, que ya no piensa en proyectos de largo plazo con inversiones en investigación y desarrollo, sino que especula financieramente, y antes de reinvertir las ganancias reparte dividendos, recompra acciones para subir su valor artificialmente, o se endeuda, porque el accionista exige ganancias inmediatas. Justamente el camino de la deuda es el mismo que toman los hogares o los gobiernos, ya que es pecado emitir moneda o subir impuestos, y todo eso es más negocio y poder para el sector financiero.
De hecho, plantean que el neoliberalismo lleva al colapso del Estado.
Alfredo Eric: –Del Estado de Derecho defensor del bien común. Sucede que en la teoría neoliberal, el Estado no ejerce la soberanía, sino que ésta se traslada al sector financiero, y el sector público pasa a ser un mero instrumentador de las relaciones del mercado con la sociedad y la economía, pero al servicio del mercado, no de la población. Si bien no desaparece la antinomia obrero/empresario, esta se complementa con la de acreedor/deudor, y todos tienen que ser deudores para estar sujetados, sin nunca finalizar de pagar los préstamos, donde además no existe sindicato de deudores.
¿Hay margen en este escenario diatópico para girar al otro tipo de Estado que ustedes plantean, el de Derecho, Bienestar y Federal?
Alfredo Eric: –Es un tema de relaciones de fuerzas. Es necesario que se agrupen las mayorías y se ganen las elecciones, pero eso hay que crearlo, no surge solo, y esa tarea tiene que comenzar con una teoría, de ahí el aporte que intentamos hacer con este libro.
Eric (h): –Si se consigue subordinar las finanzas al interés general, igual hay que saber que se quiere hacer en la economía y en la sociedad. Crear ese poder es recuperar soberanía popular y nacional, con un Estado como instrumento de cambio positivo. Hoy se está yendo en un sentido contrario, el intentar adherir a la OCDE, lo que implica la desregulación de los flujos de capital, o atarse de manos frente al capital financiero trasnacionalizado.
Alfredo (h): –Lo mismo con otras vías que se exploran, como los acuerdos Mercosur–Unión Europea o el Transpacífico, que no son de libre comercio, sino que incluyen el libre comercio en un capítulo, pero luego hay otras desregulaciones y también regulaciones, como los derechos de propiedad intelectual, o el hecho de que en los litigios internacionales tengan prohibido intervenir los tribunales nacionales, lo que aceptó nuestro último código civil.
¿Como nació históricamente este poder soberano?
Alfredo (h): –Después de la crisis del ‘30 y de la Segunda Guerra Mundial, los países y fuerzas gobernantes buscaron otra forma de funcionamiento del sistema, donde las finanzas quedaron subordinadas a un proyecto nacional con apoyo social y económico, bajo la industrialización como bandera. Hoy estamos frente a una crisis de magnitud similar, donde incluso los países desarrollados se dieron cuenta que el sistema financiero desregulado es un peligro, pero ahí los intereses financieros son también muy fuertes, así que se da una lucha.
Eric (h): –Es algo que no es espontáneo, creerlo sería aceptar también el engaño del libre mercado y del individualismo como algo natural. Se trata de construcciones de poder, para las cuales deben haber teorías.
Alfredo Eric: –En efecto lo primero es pensar los objetivos, ya que, como dice un viejo dicho, no hay nada mas práctico que una buena teoría, y nosotros proponemos un Estado de Derecho, de Bienestar y Federal como marco general, y luego ver que medidas tomar acorde a los tiempos.
Hablaban de un proyecto nacional, ¿es posible en esta etapa de globalización financiera?
Alfredo (h): –La alternativa a no intentarlo es demasiado costosa, vemos el caso de Francia que sufre de injusticia fiscal, donde los ricos no pagan o pagan poco, además de sus offshores u otros mecanismos. Eso lleva a los conflictos que vemos en estos días, por lo que van a tener que modificar esto en los propios países desarrollados.
Eric (h): –No creo de hecho que haya margen para un poder alternativo supranacional. Son los estados nacionales o un acuerdo entre ellos los que van a tener que modificar este cuadro. El mundo que quieren los liberales es un mundo extremadamente violento, por eso necesitan al Estado de su lado. Según Margaret Thatcher, la sociedad no existe, sino solo los individuos, y no hay soluciones alternativas. Es un discurso igual al del actual gobierno argentino. Para cambiar estas concepciones, lo que esbozamos en el libro es que necesitamos ser receptores de la tradición liberal en materia de derechos personales y sociales, de la de Bienestar, porque es lo que permite una sociedad cohesionada y viable, y federal, porque corresponde a características que hay construir, ya que nunca se lograron.
Alfredo Eric: –Juan Bautista Alberdi decía que Buenos Aires no podía ser la capital, porque la independencia permitió a Argentina liberarse de España, pero Buenos Aires tomó su lugar y consideraba colonias a las provincias. Esto lo dijo en 1861 y no ha cambiado hasta el día de hoy. Por eso otra de las propuestas vertidas en el libro es que el Banco Central tenga un director por cada provincia, ya que sus decisiones incumben a todo el país. Nuestro esfuerzo es para poner en claro los temas que se deben tratar, y con seriedad, pero esto se arregla cuando lo imponga la fuerza de las cosas.
@JBlejmar