¿Cómo anda, compañera deudólar?, ¿Qué dice usted camarada deudeuro? ¡Cómo ha crecido esta semana… la deuda! ¡Ni que estuviera “pegando el estirón”!
¿Será eso? ¿Estará nuestra deuda entrando en su pubertad? ¿Estará entrando en la “edad del pago”? Cuando llegue marzo y se rencuentre con sus acreedores como todos los años, nos vamos a enterar. Pero si así fuera, hay que advertirle de los nuevos riesgos que corre, que ya no es más una deuda niña ni niño, y que hay gente muy mala que está dispuesta a hacer cualquier cosa, como llevarla a un baldío haciéndole creer que es una mansión, o, peor aún, llevarla a un país del Caribe y ponerla a laburar en un banco.
Pero no se haga drama, deudólar, su deuda , nuestra bendita deudita, está acá, junto a nosotros, y por causa y efecto de nuestro mejor equipo contrario de los últimos 50 años, va a permanecer a nuestro lado hasta el 2117.
¡Cien años, deudolar! Es posible que no estemos ya en este mundo, y tengamos que seguir pagando desde el Más Allá. Si usted es creyente, puede ir pidiéndole un crédito a Dios, cosa de no tener que solicitarlo de apuro cuando llegue. Aunque quiero decirle algo. Mucho de teología no sé, pero sospecho, o al menos temo, que en Más Allá la cosa funcione igual que en Más Acá: “Parecen ángeles cuando les dan el préstamo, y demonios a la hora de cobrarlos”.
Pero deudólar, no se preocupe, este año hay elecciones, así que el gobierno va a hacer todo lo posible para no hablar de la economía, que anda muy mal, y hablar de lo que ande muy bien. Bueno, de lo que ande bien. Bueno, de lo que ande razonablemente. Bueno, de lo que ande más o menos. Bueno, de lo que ande mal pero pueda prometer que lo va a arreglar. Bueno, de lo que no pueda arreglar pero le pueda echar la culpa al gobierno anterior. Bueno, de lo que ande mal, no le pueda echar la culpa a nadie, pero sea inexorable y no dependa de ellos. Bueno, de existencialismo. Bueno, de existencialismo y en esperanto, cosa que gran parte del electorado no lo entienda, y al resto no le importe. Bueno.
Y después, cuando falten tres días para votar, encuentren la fotocopia de una carta que fue escrita en el siglo XXV (suponiendo que en ese siglo ya no se escriban cartas en papel) en la que un código alfanumérico descifrado determine que la culpa de todo la tenía CFK.
Suena extraño, deudólar, lo sabemos, pero en este proceso de deconstrucción nacional que parecemos estar viviendo desde hace tres años, la coherencia es solo para quien pueda pagarla, y no es nuestro caso. De verdad, quise hacer un texto coherente pero la prepaga no me lo reconoció. Sepa usted disculpar. Y siga pagando.
Pero no somos los únicos, deudólar. ¿Sabe usted quién dijo, hace poco más de 4 años que “la inflación era una muestra de la incapacidad para gobernar”?. No, no Marx ni Messi ni Moreno ni Mariátegui ni Murphy ni Maquiavelo, ni Moliere… pero es con M. Sí, con dos M. ¡yesyesyes… el Sumo Maurífice, lo dijo cuando aún no era Sumo ni Maurífice, pero tenía muchas ganas de serlo.
Deudólar, que mala suerte la de MM. Si hubiera sabido en el 2014 lo que iba a pasar en 2019, hubiera dicho:
- “El mejor gobierno es el que logra una mayor inflación, porque eso demuestra una tremenda confianza en la capacidad de sus ciudadanos para poder pagar”
- “A un presidente que proyecta una inflación de 12 a 15 por ciento y luego consigue una de más de 40, hay que volver a votarlo, porque demuestra que puede ir mucho más allá de lo que proyectó”.
- “No hay mal que dure 100 años, así que si nuestro gobierno generó una deuda a 100 años, quiere decir que esa deuda no es un mal, sino un bien”.
- “La alta inflación demuestra la incapacidad de gobernar del presidente anterior al actual, ya que en algo se debe haber equivocado aquel para que la gente vote a este desastre”.
- “Lo que demuestra la incapacidad de gobernar no es la alta inflación, sino que el público se enteré de la misma, ya que demuestra que el gobierno no fue capaz de generar un tema alternativo lo suficientemente divertido como para distraer a la población”.
- “La caída del Índice de la Construcción, lejos de ser un problema, es una solución, y un signo claro de la evolución de la sociedad, ya que al haber menos obras, habrá menos obreros, y es de público conocimiento la ancestral costumbre de los mismos, al constituirse en colectivos, de tomar medidas de fuerza, reclamar salarios, y lo peor, decir piropos y otras antigüedades caídas en desgracia a seres humanos que ellos identifican con el género femenino, sin preguntarles si lo son, ni si les gusta serlo. Ahora, en cambio, todos ellos podrán agremiarse en la Unión Obrera de la Deconstrucción, y crecer de verdad”.
- “Hace 70 años el general Perón les preguntaba a los argentinos si alguna vez habían visto un dólar. Lejos de esa actitud extranjerizante, nosotros les podemos preguntar si alguna vez ven un bife de lomo”.
- “El tamaño de la inflación no importa”.
Pero no dijo nada de eso que hubiera sido mentira. Prefirió prometer que si lo votaban nadie iba a perder sus derechos, su trabajo, sus ahorros, su pyme, el valor de su sueldo o su jubilación. ¡¿Será que votamos a otro y no nos dimos cuenta?!
Vaya uno a saber.
@humoristarudy