Al menos 67 personas murieron y otras 75 resultaron heridas en el estado de Hidalgo, México, luego de que estallara un ducto de combustible de la empresa estatal de Petróleos Mexicanos (Pemex), que estaba tomado ilegalmente. El incidente ocurrió la madrugada del sábado en el municipio de Tlahuelilpan mientras decenas de personas cargaban bidones de combustible del ducto perforado. Entre los lesionados hay varios menores de edad que habían asistido al lugar con sus familias.
Desde hace tiempo México sufre escasez de combustible, al mismo tiempo el nuevo mandatario Andrés Manuel López Obrador intenta desmantelar una red criminal que incluía varios empleados de Pemex y que se dedicaba a organizar toma clandestina de hidrocarburos.
“Dos horas después de que perforaron el conducto se nos informa que había habido una explosión y las llamas estaban consumiendo todo lo que había alrededor”, explicó ayer el gobernador de Hidalgo, Omar Fayad en rueda de prensa junto a Obrador. El ducto estaba en proceso de ser llenado, luego de que el 23 de diciembre se suspendió su operación por órdenes de Obrador para combatir el llamado “huachicoleo”, como se conoce el robo y tráfico de combustible. Al momento de la explosión, 25 militares acudieron a la zona pero, según dijo el secretario de Defensa, Luis Crecencio Sandoval, no consiguieron disuadir a los pobladores de retirarse. “Todo nuestro personal va armado y al tener multitudes de esta naturaleza enfrentándolos, también siente algo de temor de lo que pueda pasar y quizá puedan emplear el arma. Para evitar ese tipo de situaciones en que pudiéramos dañar (...) evitamos la confrontación”, dijo Sandoval celebrando la actitud del ejército. Mientras tanto el fiscal general Alejandro Gertz describió al siniestro como intencional porque denunció que hay responsables de esa perforación y por consecuencia el incendio fue delito.
Las primeras imágenes transmitidas por los canales locales, repetían el instante después del estallido con cientos de personas gritando y corriendo mientras ardían en llamas. Otros caminaron por la calle con varias zonas del cuerpo severamente afectadas por el fuego. Durante la mañana de ayer, familiares y especialistas forenses se trasladaron hasta el lugar de la explosión para intentar identificar a los cuerpos carbonizados. Al mediodía, los expertos forenses procedieron a retirar los cadáveres en varias camionetas, pero por momentos fueron interceptados por pobladores que reclamaban a gritos que no los llevaran a agencias funerarias. “Vamos a pedir el cuerpo (de nuestro familiar) y nos cobran las funerarias”, gritó un joven mientras corría cerca de las camionetas. Además varios vecinos alertaron el peligro de que algunos cuerpos permanecieran aún en la zona, enterrados debido al caos de la noche previa. La vecina ciudad de Tula, funciona como punto de resguardo de cuerpos donde familiares esperan la identificación, un proceso que puede tardar porque se requieren pruebas de ADN.
El llamado huachicoleo resultó para varios lugares de México, una rápida escapada a la crisis económica que afecta al país en los últimos años. Así lo relata uno de los vecinos de Tlahuelilpan que decidió mantener su identidad bajo anonimato: “A como está (de elevado) el precio de la gasolina muchos lo ven como oportunidad, ganan muy poco como campesinos”, dijo explicando que la localidad tiene muy pocas fuentes de ingreso. Julio Flores, un poblador de 62 años incapaz de contener su angustia, todavía está buscando a su hijo, quien, asegura, se vio envuelto en la tragedia de manera circunstancial. “Le gusta ser curioso, auxiliar a la gente y a lo mejor cometió el error de venirse para acá, porque necesidad de robar eso pues no”, dijo al detallar que su hijo vive en Canadá y estaba de visita.
La de Tlahuelilpan fue la mayor tragedia derivada del robo de combustible. Si bien se han registrado varios incendios en ductos perforados, la mayoría no habían dejado víctimas. En los últimos años este delito se popularizó de la mano del crecimiento del narcotráfico. La misma madrugada del viernes Obrador fue a la comunidad, ofreció sus condolencias a las familias y anunció que mantendría la lucha contra el robo de combustible algo que volvió a reforzar en su conferencia ayer. Frente a la prensa, el líder izquierdista atribuyó el hecho a familias enteras involucradas en el “huachicoleo” a las que lamentó el estado las ha dejado solas y no tienen la posibilidad de satisfacer, ni si quiera, sus necesidades básicas. “Tenemos la convicción de que el pueblo es bueno, es honesto”, dijo Obrador al anunciar que la próxima semana recorrerá las zonas donde se ha generalizado este delito para conversar con los pobladores. “Tenemos que portarnos bien, que nadie se vea en la necesidad de cometer ilícitos”, dijo, al señalar que les ofrecerá ayudas económicas.