La sorpresa que causó cuando se conoció su fundación fue enorme. Pero sobre todo, lo más asombroso fue la ferviente devoción que predicaban sus fieles. La Iglesia maradoniana se creó en octubre de 1998, en la ciudad de Rosario, y hasta tiene su propia Biblia basada en la carrera del ex capitán de la Selección Argentina. A partir de ello, lo que surge como consecuencia de la pasión no parece ser sorprendente. Sin embargo, en el corazón de City Bell, bien cerca de la ciudad de La Plata, renace un santuario de Huracán que ni el más fiel seguidor del equipo de Parque Patricios puede imaginar. Su creador, Adriano Bruno, lo instaló en la parte trasera de su propiedad, y mantiene un aura donde el espíritu del club permanece inalterable. 

El sentimiento que tiene por el equipo que conduce ahora Antonio Mohamed no sabe de límites. Inclusive, cuando a Bruno le aparece la oportunidad de viajar al exterior, por las capitales más tradicionales, tiene como modalidad dejar un “recuerdo” de su equipo: en los lugares emblemáticos pega un calco con el dibujo de un globo y la letra H. Precisamente, de objetos de Huracán está repleto el santuario, donde prevalece una estatua de la Virgen María decorada con el blanco y el rojo de la entidad. 

Las camisetas, los buzos, las banderas, los relojes, los libros, los trofeos, son parte de la escenografía que adornan el lugar. Ellos están estratégicamente ubicados, y cada uno tiene un significado especial. Una de las “joyas” que se puede apreciar es una foto con la formación del plantel de 1943. 

“Mi papá –cuenta Patricio, el hijo de Adriano– se vino a vivir a La Plata en 1993 y en cada rato libre fue armando todo esto. El trabajo en su negocio le ocupa casi todo el día, pero de a poco fue diseñando todo que se ve. Y lo mantiene inalterable”. Otro de los destacados del sitio es el carnet de socio del perro Cato, que fue enterrado en el jardín de la casa, al lado del quincho.   

El santuario también cuenta con una insignia que tiene impreso el año 1973 en el medio, y las palabras “Campeón Metropolitano”, y es la misma que mostraba Adriano cuando la ubicaba en el alambrado de uno de los sectores del estadio Tomás Adolfo Ducó. El plantel que se consagró ese año bajo el mando de César Luis Menotti no podía estar ausente. “A uno lo mueve la pasión, acá no hay ninguna otra cosa. Mi vida será siempre Huracán”, relata Adriano.  

La familia también la integra Gustavo Fernández, sobrino de Adriano, que es el presidente de la Peña Hermindo Masantonio, que formó su propio grupo en La Plata. “Acá surgió –describe Fernández– cuando nos juntamos con gente de Huracán, y resulta que yo terminé siendo el presidente. Se hace todo a pulmón, y hay muchas donaciones. Por ejemplo, se donó una impresora para el colegio que hay dentro del Hospital de Niños de La Plata. Se trata de buscar fechas para cuando haya más fondos, como el Día de Reyes o el Día del Niño, para que la gente pueda aportar. Es todo genuino”. 

La peña tuvo una frustración grande los últimos días del año pasado, cuando el técnico Gustavo Alfaro decidió dejar el club para aceptar una oferta de Boca. Antes de que esto ocurriera, le habían comprado ya una plaqueta para homenajear al entrenador, y estaban esperando que acepte la invitación que le habían hecho para el día esperado. “Nosotros tenemos reuniones –continuó Fernández– mensuales o bimestrales. En la anterior a la de fin de año estuvo el jugador (Israel) Damonte, que es de La Plata, y la pasamos muy bien con él. A partir de ahí, surgió la idea de convocar a Gustavo Alfaro, que vive en un barrio de Hudson. Lo invitamos a venir, y si bien todavía no estaba confirmado cuándo sería, decidimos hacer una plaqueta para entregarle. Pero ahora quedará guardada en la peña”.

La bronca hacia el conductor tiene que ver con las promesas que había hecho hacía unos meses. “Uno puede entender que se vaya a Boca, que es algo muy grande, pero no se entiende la falta de palabra de él. En una conferencia de prensa, luego del partido con Argentinos, dijo que no se iba a ir a Boca”, explicó Fernández.

Adriano, Patricio y Gustavo vivirán hoy un día muy particular. Huracán afrontará una nueva versión del clásico ante San Lorenzo, y ellos desde La Plata enviarán las plegarias habituales. Su intención es que el equipo siga agrandando la historia no sólo del club, sino también la de una familia que se siente parte de la institución de Parque Patricios.