Los poemas de Miguel Ángel Bustos –el poeta que desapareció dos veces, cuando lo secuestraron, el 30 de mayo de 1976, principio de lo que sería luego la posterior desaparición simbólica de su obra– “tiemblan” por primera vez en inglés con la publicación completa de dos de sus libros: Fragmentos fantásticos (1965) y Visión de los hijos del mal (1967), reunidos en el volumen Vision of the Children of Evil, edición bilingüe traducida por Lucina Schell, publicada por una pequeña editorial independiente de Estados Unidos co•im•press, de la ciudad de Chicago. Antes de llegar a la 45° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, Schell presentará el libro en Chicago y varias ciudades estadounidenses. “Quise que la edición sea bilingüe para que la obra de Bustos esté disponible en español para los muchos lectores hispanohablantes en los Estados Unidos, o para los lectores latinos cuyo nivel de castellano no es muy culto, entonces la traducción les permite acceso a los poemas de Bustos. Mi traducción es solo una interpretación que espero pueda facilitar la lectura de una obra incontenible”, plantea la traductora a PáginaI12.
Schell llegó en 2010 a la Argentina para estudiar en Córdoba, dos años después de que Argonauta publicara la Poesía completa de Bustos (2008). “Tuve una pasantía en el Museo Emilio Caraffa de arte contemporáneo y una mañana cuando no tenía muchas tareas, vi el libro, que pertenecía a una de mis colegas, en la mesa, y lo empecé a leer. De inmediato me cautivó su voz a la vez inocente y profética. Supe que estaba ante la presencia de un verdadero poeta. Había ido a Argentina con el propósito de encontrar un poeta para traducir. Entonces, el proyecto comenzó con la traducción de una selección de 35 poemas y una introducción crítica a la obra de Bustos”, recuerda la traductora. Schell se contactó con Emiliano Bustos, también poeta y dibujante como su padre, y entabló un diálogo que se ha extendido en el tiempo. “Empecé a publicar algunos poemas en revistas literarias y luego a pensar en proponer un libro a una editorial. Como Bustos es poco conocido fuera de Argentina, algunos me aconsejaron proponer una antología, pero me resultó problemático seleccionar poemas dispersos de libros realmente narrativos, épicos. Ya había traducido muchos poemas de Fragmentos fantásticos, entonces me comprometí a completar el libro. Pero veo Visión de los hijos del mal como una extensión del mismo proyecto. Tienen las mismas estructuras, hay personajes e incluso frases que se reiteran. Emiliano estuvo de acuerdo y, por suerte, también estuvo de acuerdo el editor de co•im•press, Steve Halle”.
¿Por qué la primera traducción de dos libros completos de Bustos (1932-1976) llega más de 50 años después de la publicación de Visión de los hijos del mal (1967)? “La demora para una traducción sistemática de la obra de mi padre está asociada a otras demoras”, aclara Emiliano. Tuvieron que pasar más de 20 años desde su secuestro y desaparición, en 1976, para que se reeditara su poesía con la antología Despedida de los ángeles (Libros de Tierra Firme, 1998), y más de 30 para la edición de Visión de los hijos del mal. Poesía completa de Miguel Ángel Bustos (Editorial Argonauta, 2008). Luego de esas ediciones comenzaron a publicarse algunos trabajos, como Miguel Ángel Bustos, en el filo de todo, de la investigadora María Amelia Arancet Ruda, o Miguel Ángel Bustos. Biografía de un poeta militante, de Jorge Hardmeier. En cuanto a los traducciones al inglés, en los 60 Bustos fue incluido en Contemporary Argentine Poetry, de William Shand, antología publicada por la Fundación Argentina para la Poesía (1969), y en la revista TriQuarterly (1968/ 69), de Northwestern University, en una muestra de poesía Argentina preparada por Patricio Morgan. Más de 30 años después, en 2002, la traductora Joan Lindgren realizó un trabajo de investigación y versionó algunos de sus poemas. Interesada en la poesía argentina, Lindgren había publicado Unthinkable Tenderness. Selected Poems (University of California Press, 1997), de Juan Gelman. Vision of the children of evil es la primera traducción íntegra de Fragmentos fantásticos (1965) y Visión de los hijos del mal (1967). “El trabajo de Schell es un punto de inflexión porque permite una lectura completa de todo un ciclo de la poesía de mi viejo, que vio interrumpida su vida y la trascendencia de su obra, víctima del terrorismo de Estado”, subraya Emiliano y agrega que a principios de los años 90, el músico Hans-Jürgen von Bose compuso Siete textos de Miguel Ángel Bustos (1991), pieza “para soprano, acordeón y violoncelo” a partir de algunos poemas traducidos al alemán y que en 2015 fue publicada en Francia la antología Archipel du tremblement, en traducción de Stéphane Chaumet.
El temblor de las voces
“Es difícil traducir a Bustos porque escribe en varias voces, estilos y formas -advierte la traductora-. Tuve que distinguir entre la voz de un conquistador español, la voz de un indígena, la voz de Bustos como profeta, como ángel caído, como hombre desconsolado. Hay ciertos rasgos muy comunes a la poesía de Bustos que desafían al traductor, por ejemplo emplea mucho hipérbaton sin puntuación en los poemas en prosa para que la frase se lea distintamente hacia adelante y al revés: ‘una vibrante rama de acero estará en las venas el amor que / hoy tengo un grito brutal olvidado muerto’. Este efecto proviene del fragmento, que no importa cuál largo o pequeño sea, siempre tiene este giro lingüístico en el centro que le da su fuerza”. Schell cuenta también que tuvo desafíos importantes como traductora en los poemas más experimentales como “Lomo y voz” de Fragmentos fantásticos o en las “Alucinaciones infantiles” de Visión de los hijos del mal, donde juega con el proceso de adquisición de lenguaje. “El título ‘El piano se muerde la cola’ no se traduce porque los pianos no tienen cola en inglés; entonces tuve que encontrar algo más o menos equivalente y me quedé con The Wind Chases Its Tail (el viento persigue su cola), que es un poco más existencial, pero cabe con el tono filosófico de Bustos”, explica la traductora.
Schell pondera que Bustos era “un lector extremadamente prolífico en muchos idiomas francés, alemán, portugués, inglés…; era muy erudito, así que su poesía se nutre y toma inspiración de muchas tradiciones, de varios movimientos literarios”. “Para traducirlo, tuve que estudiar estas tradiciones para capturar sus ecos en la poesía de Bustos, sobre todo los poetas malditos franceses. Escribe en formas diversas poesía en prosa, fragmentos aforísticos –y yo soy muy fanática del aforismo–, verso libre e incluso muy experimental. Por eso también me interesó de inmediato la poesía de Bustos”, reconoce la traductora. Habría al menos tres vertientes decisivas en la poesía de Bustos: el surrealismo -y los autores franceses, Nerval y Baudelaire-, el romanticismo alemán -Novalis y Hölderlin- y la generación del 27 en España: Lorca, Cernuda, Alexaindre. “No creo que haya una voz parecida en la poesía contemporánea de lengua inglesa -admite Schell-. Para aproximar su voz en inglés, estudié las traducciones al inglés de los autores franceses y alemanes, también de Vallejo, que es otro referente como maldito de lengua castellana, los poetas del siglo de oro español y las crónicas de los conquistadores y aventureros españoles del siglo XVI. Pero es importante recordar que los malditos fueron influenciados por Edgar Allan Poe a través de las traducciones de Baudelaire. Bustos lo cita en uno de los epígrafes de Fragmentos fantásticos. William Blake es otra figura antecedente de la poesía inglesa por su voz profética y la relación entre su poesía y su arte plástico. Bustos intentó traducir su poema ‘The Tyger’ que figura entre su Prosa”.
En cuanto a la influencia de la literatura anglosajona, Emiliano recuerda que su padre fue lector, entre los ingleses, de Milton, Keats, Coleridge, Wordsworth y Percy Bysshe Shelley. También de Carroll, a quien cita en El Himalaya o la moral de los pájaros. De Coleridge, Wordsworth y Shelley tenía ediciones en inglés, como también de Alicia en el país de las maravillas. “En la biblioteca que heredé de él pude ver un estudio sobre el romanticismo inglés, The romantic imagination (Oxford University Press, 1964), de Maurice Bowra, y la voluminosa biografía crítica de Keats (1967) de Walter Jackson Bate -precisa Emiliano-. A esos libros se suma Les romantiques anglais, una edición belga de 1955. Pero de los poetas ingleses, entiendo que su preferido era William Blake, de quien llegó a traducir su poema ‘El tigre’. De Blake admiraba, además, su obra gráfica. Por supuesto, Shakespeare, de quien tenía las obras completas. Entre los estadounidenses, leyó mucho a Poe, a quien cita en Fragmentos fantásticos. A Poe tal vez lo haya leído más en francés; tenía un ejemplar de las traducciones de Baudelaire y un estudio crítico de Marie Bonaparte, publicado en París en 1958. También lo leyó en castellano. Mi viejo conservaba una edición de Eureka publicada en los 40. Es interesante ver la influencia que pudo tener Poe en su poesía, particularmente en pasajes de Fragmentos fantásticos. También fue lector de Whitman, como muchos poetas de su generación, y consultó las traducciones de poetas estadounidenses hechas por Ernesto Cardenal. Desconozco si tuvo oportunidad de leer a Henry Thoreau y Herman Melville en su idioma original, pero tenía una preciosa edición de Walden (Emecé, 1945), traducido por Julio Molina y Vedia, y de Moby Dick, en versión de su amigo Enrique Pezzoni para la colección del Fondo Nacional de las Artes”.
Emiliano –autor de Trizas al cielo (1972), Falada (2001), 56 poemas (2005), Cheetah 2007), Gotas de crítica común (2011) y Poemas hijos de Rosaura (2017)– revela que su padre acostumbraba firmar y fechar los libros que leía. “En alguna oportunidad el poeta y crítico Ricardo Herrera me ‘devolvió’ un libro que había comprado en una librería de viejo, con la firma de mi padre. Era una pequeña edición en italiano sobre la poesía de Safo. Por las fechas de las ediciones y las fechas en que firmó algunos de estos libros, entiendo que la lectura de los románticos ingleses, como también la de Poe, pudo ocupar parte de su juventud. Si bien fueron mayores para él las influencias de la poesía francesa y del romanticismo alemán, no podría decir que haya sido poco importante la lectura de algunos de estos autores. En cuanto al libro que me regaló Herrera, me hace pensar que las bibliotecas son construcciones, y también destrucciones; en ellas operan las opciones personales, el tiempo y la ausencia. No sé qué otros libros de mi padre pueden andar por ahí. Tal vez tradiciones enteras, como la lectura de Safo, que no tenemos, al menos por ahora, posibilidad de recuperar”.
En “Vientre profeta sin tiempo”, uno de los poemas de Visión de los hijos del mal, el poeta propone una relación compleja con el tiempo: “Yo no soy de ningún siglo./ Vivo ausente del tiempo. Soy mi siglo como soy mi sexo y mi delirio./ Soy el siglo liberado de toda fecha y penumbra”. Schell destaca que Bustos es un poeta “fuera del tiempo”, “un poeta de todos los tiempos”. “Tiene una mirada histórica que reflexiona sobre el presente y hacia el futuro que ahora es nuestro presente. Pero era un hombre de su tiempo con un compromiso político ligado a los movimientos revolucionarios de los años sesenta y setenta. Estoy segura de que si no hubiera desaparecido habría seguido luchando por un mundo mejor. Y su poesía, aunque no parece concretamente política en la superficie, es lo más político de todos sus actos porque investiga en el nivel del lenguaje el proceso colonial y el papel de la Iglesia, un proceso que todavía no se ha completado, aunque hablamos de poscolonialismo. Sus ideas perduran de manera mucho más potente a través de su poesía, que ahora sale a conocer nuevos lectores en otras partes del mundo.”