PáginaI12 En Italia
Desde Roma
El 2019 comenzó con una nueva tragedia en el Mediterráneo. Unas 170 personas desaparecieron en el mar en los últimos días de la semana pasada, según lo contado por los únicos cuatro sobrevivientes. Hay quien acusa ya al gobierno italiano de “genocidio” por sus medidas anti-inmigrantes y amenaza con hacer un nuevo “juicio de Nuremberg” contra el derechista ministro del Interior, Matteo Salvini, donde los nazis fueron procesados por las matanzas de judíos, comunistas y gitanos, entre otros, en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
Y si en pleno invierno europeo se llegó a este número de muertos en el mar, muchos temen que en los meses venideros y sobre todo cuando se acerque el verano, las cosas puedan agravarse y superar la cifra de 2.262 desaparecidos en el Mediterráneo en 2018, según datos difundidos por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
De los 170 desaparecidos la semana pasada -las cifras pueden no ser exactas porque las únicas fuentes son los sobrevivientes-, 53 murieron en el Mar de Alborán, entre España y Marruecos, y los otros 117 frente a las costas de Libia desde donde habían partido. El único sobreviviente del primer grupo luchó 24 horas contra el agitado mar del invierno europeo y fue rescatado por un pescador que lo llevó a Marruecos donde está siendo curado. Las naves de socorro marroquíes- y españolas, se informó, realizaron repetidas búsquedas pero no encontraron ningún otro sobreviviente.
Los otros tres sobrevivientes fueron rescatados por una nave de la Marina italiana y llevados a la isla de Lampedusa- la isla más famosa de Italia, no sólo por ser el territorio italiano más cercano a Libia sino por su solidaridad y atención a los naufragados- para ser atendidos. En realidad la barcaza donde estaban los migrantes en un primer momento había sido detectada por un barco de la Guardia Costera de Libia, que teóricamente era la que debía intervenir porque estaba en sus aguas territoriales. Pero, sin hacer el rescate, la autoridad de la nave dijo que tuvo que cambiar ruta y volver al puerto por una avería. Entonces intervino la Marina italiana que con un helicóptero rescató a los tres sobrevivientes. Ellos - uno de Gambia y dos de Ghana- contaron a los intérpretes, según relató la prensa italiana, que preferían “morir en el mar que quedarse en Libia” donde muy posiblemente sufrieron todo tipo de abusos, malos tratos y violaciones como se sabe que ocurre. Contaron que pasaron al menos 11 horas en la barcaza hasta que empezó a filtrarse el agua y al menos tres horas en el agua helada. Muchos de los integrantes del grupo eran de Sudán, un país africano en una difícil situacion política y económica. Viajaban tambien unas 10 mujeres, una de ellas embarazada, y un bebé de unos dos meses. Y la mayoría no llevaba salvavidas, sólo algunos se lo pueden comprar antes de partir porque los traficantes no los dan. “Y fueron muriendo todos ante nuestros ojos a medida que el agua entraba en la barcaza”, dijo uno de sobrevivientes.
Y ayer, otra barcaza con unos 100 migrantes fue avistada cerca de las costas de Libia y estaría en peligro. Pero la Guardia Costera de Libia, que ha recibido millones de euros de ayuda de la Unión Europea para este trabajo y también barcos italianos, y que debería ocuparse, ni siquiera responde al teléfono de la gente que pide ayuda, según denunció ayer la ONG Sea Watch que el sábado, salvó otras 47 personas en el Mediterráneo.
La situación de los miles de migrantes y refugiados que tratan de llegar a Europa, sobre todo de Africa, ya fue grave en 2018. Y no sólo porque el gobierno italiano, controlado por el derechista ministro Salvini, impuso el cierre de los puertos a los barcos con migrantes diciendo que Europa se tenía que hacer cargo, sino además porque varios de los barcos de rescate de las ONG que navegaban hasta hace algunos meses en el Mediterráneo, como el de Médicos Sin Fronteras, decidieron retirarse a causa de los repetidos obstáculos puestos por Salvini que, entre otras cosas, las acusa de ser cómplices de los traficantes.
El ministro se elogia a sí mismo porque el número de migrantes llegados a Italia bajó (de 119.247 en 2017 a 23.371 en 2018), pero nunca habla de los muertos. Con las cifras a la mano, Acnur llegó a la conclusión de que en 2018 murieron en el mar uno de cada 18 migrantes que realmente llegaron a Italia. En Grecia en cambio, el año pasado se produjo un muerto cada 165 llegadas y en España un muerto cada 73 llegadas.
Para Filippo Grandi, Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, “no podemos cerrar los ojos frente al alto número de muertos en el Mediterráneo. Ningún esfuerzo debe ser limitado cuando se trata de salvar vidas que están en peligro en el mar”. La organización de Naciones Unidas hizo además un llamamiento a los estados para que sean revocadas todas las medidas que impiden el accionar en el mar de las ONG y pide a Europa que abra vías legales para los que piden asilo, que escapan de guerras o persecusiones, y así limitar el tráfico de seres humanos.
Curiosamente, la ministra de Defensa italiana, Elisabetta Trenta, manifestó su dolor frente al caso. “El más profundo dolor por el naufragio en el que han perdido la vida más de 100 personas en el Mediterráneo. Europa no puede seguir sólo mirando”, escribió su Twitter. El gobierno italiano, y particularmente Salvini, acusan a Europa precisamente de lavarse las manos frente a los migrantes que llegan principalmente a Italia, Grecia y España. Pero Grecia y sobre todo España, no han cerrado sus puertos como en cambio decidió Salvini.
Mientras en Milán (norte de Italia) el sábado se dieron cita y desfilaron por las calles los militantes de la ultraderechista Forza Nuova que pedía devolver los migrantes a sus países de origen y “casa y trabajo sólo para los italianos”, en Sicilia, el alcalde progresista de Palermo, Leoluca Orlando, habló de un genocidio. “Continúa el genocidio y digo al ministro Salvini: se hará un segundo proceso de Nuremberg y él no podrá decir que no lo sabía”, como argumentaron en aquel momento muchos nazis cuando se los acusaba por los campos de concentración y las matanzas.
Contra Salvini y la política migratoria del gobierno se levantaron en estos días numerosos diputados y senadores progresistas, entre ellos la ex presidenta de la Cámara de Diputados con una larga experiencia precedente en Acnur, diputada Laura Boldrini. “Estamos en una situación de emergencia a nivel de seguridad en varias ciudades italianas, pero el ministro Salvini tiene sólo una cosa en su cabeza: los migrantes. Porque ellos son la ‘gallina de los huevos de oro’ para él. Sin este argumento, Salvini no sería ministro”, dijo.