Un hogar compuesto por una pareja joven de 35 años con hijes de 9 y 6 años requirió en diciembre ingresos por 24.865,43 pesos para no caer en la pobreza o 12.237,92 pesos para alimentarse y no ser indigentes. Las cifras corresponden al último informe del departamento estadístico de la Ciudad de Buenos Aires, el cual evidencia un aumento de 47,5 por ciento respecto de un año atrás para la línea de pobreza y de 50,9 por ciento en la de indigencia. La diferencia de 3,4 puntos entre ambas responde a que el incremento de precios que sufrieron los alimentos y bebidas fue uno de los más elevados, lo que hace más pesada la mochila inflacionaria sobre los que menos tienen. En el caso de una pareja de jubilados, tal como informó este diario, el aumento de la canasta para no ser pobre fue mayor: aumentó 48,8 por ciento, a 12.455,35 pesos.
La inflación punta a punta del año pasado a nivel nacional alcanzó al 47,6 por ciento, la más alta en 27 años, según el informe del Indec. De ese registro histórico, una cuarta parte de la escalada se explicó por alimentos y bebidas, el cual aumentó un 51,2 por ciento en los doce meses. Por ejemplo, el kilo de harina subió 172 por ciento, seguido por el aceite girasol (78 por ciento), el arroz blanco (77 por ciento), los fideos tipo guiseros (64 por ciento) y la leche (47 por ciento). Se trata de productos que hacen a la canasta alimentaria y de escaso o nulo nivel de sustitución.
Según el informe del ente porteño, para el hogar de la pareja citado al comienzo, ambos económicamente activos y propietarios de la vivienda, con dos hijes, la línea de ingresos para no ser considerado pobre creció 1,6 por ciento en diciembre, mientras que para no ser indigente subió 0,96 por ciento. En este caso hubo una desaceleración sobre el final del año que explica la diferencia de medio punto, a lo que se sumó el aumento hasta fin de año en los servicios públicos. Para este hogar teórico, el ente definió como estrato de “no pobres vulnerables” -que pueden pasar a ser pobres ante cualquier cambio- una línea de ingresos de entre 24.865,43 y 31.349,70 pesos. Para encuadrar en el sector “medio frágil”, los fondos necesarios van de 31.349,71 a 39.187,13 pesos, “clase media”, de 39.187,14 a 125.398,83 pesos. Por encima de este último monto (125 mil pesos) se define a los sectores “acomodados”.
Sin embargo, estos valores corresponden a hogares propietarios de sus viviendas. En el caso de una pareja de 25 años propietaria de la vivienda, la línea de pobreza está dada por un monto de 14.492,06 pesos, mientras que el mismo hogar sin ser propietario de un inmueble requiere de 18.005,50 pesos. Esto mantiene el hipotético caso de que la diferencia de 3513 pesos por mes alcance a una pareja para alquilar un inmueble. Una situación similar sucede con la estimación para un hogar de adultos mayores. Para el ente estadístico, ese hogar requiere de 12.455,35 pesos para no ser pobre, aunque el informe subestima la escalada de precios de los medicamentos. De acuerdo con el último informe realizado por la Fundación Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (Cepes), una familia de dos jubilados con ciento por ciento de cobertura en sus gastos de Salud se había ubicado entre 18.500 y 20.500 pesos para no ser considerada pobre en noviembre.