Una plaza de Núñez llevará a partir de hoy el nombre de Lucila Yaconis, en memoria de la adolescente de 16 años asesinada en abril de 2003 luego de resistirse a un intento de violación en plena calle. Su cuerpo fue hallado en un terraplén de pastos altos junto a la vía del ferrocarril Mitre. A más de quince años del crimen, la Justicia no logró identificar al asesino. "Esta plaza es mi vida, es lo que me quedó y por lo que trabajé todos estos años, porque si no hubiera sido por los logros de estos 16 años ya mi vida no hubiera tenido sentido", enfatizó hoy su madre, Isabel, una de las impulsoras de "Madres del dolor".
El Gobierno de la Ciudad inauguró hoy en las cercanías del lugar del crimen la plaza “Lucila Yaconis” en el barrio porteño de Núñez, en Comodoro Rivadavia y Tres de Febrero. El cambio de nombre había sido aprobado por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en 2015. “Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia. Homenaje de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a 12 años de su muerte”, dice la placa que acompaña la plaza.
Por su parte, Jimena Aduriz, madre de Ángeles Rawson, la adolescente asesinada por el portero del edificio en que vivía en junio de 2013, explicó que la plaza tendrá un banco rojo "para recordar a las víctimas de femicidio". "El origen de este banco que vamos a destapar fue en Italia y lo trajo a la Argentina la licenciada Elisa Mottini, especialista en violencia de género que trabaja en el Hospital Álvarez y es una manifestación de sensibilización, concientización y visibilización de los femicidios y la violencia contra la mujer", señaló.
Yaconis fue asesinada en la noche del 21 de abril de 2003 al borde de las vías del ferrocarril Mitre, a menos de 50 metros de su casa, donde la esperaban sus padres. Antes de morir asfixiada, sus gritos de pedido de ayuda lograron llegar hasta los oídos de un empleado de una fábrica cercana, de apellido López, quien se arrimó hasta el lugar para ver qué pasaba. Sin embargo, cuando el hombre estuvo a pocos metros de la joven, el presunto asesino le salió al cruce y le dijo: “No pasa nada, negro, andá que estoy con mi novia”. López le creyó y se fue. Cuando volvió, ya era tarde. Su caso se convirtió en un emblema de las familias que reclaman justicia para muertes impunes.
El 21 de septiembre de 2007, tras cuatro años de investigación judicial, el caso se quedó sin sospechosos, luego de que se descartara a José Humberto Giardino como el autor del hecho porque no coincidió el cotejo de muestras de ADN realizadas por la Justicia con la sangre de la mamá de Giardino, Olga Colangelo, y las muestras de semen que se hallaron en la ropa interior de la joven. Desde entonces no hay rastros sobre el asesino.
La madre de Lucila, Isabel. impulsó junto a las Madres del Dolor la creación del Banco de Datos Genéticos de Delincuentes Sexuales, para que en la Justicia quede asentado un banco genético para cruzarlo en casos similares. La iniciativa fue aprobada por el Congreso en 2013 y reglamentada en 2017. Hace unas semanas, el gobierno anunció que extenderá ese registro a todos los delincuentes, ya no sólo a los vinculados con delitos contra la integridad sexual.