El anuncio de apertura del mercado de las notebooks y computadoras bajo el argumento de la búsqueda de mejores precios para el consumidor empezó a barrer a los fabricantes nacionales. La desintegración del sector comenzó por BGH, que abrió retiros voluntarios, y continuó en Banghó, en pleno conflicto gremial luego del anuncio del cierre de su planta de Vicente López y el despido de más de 200 empleados. El impacto no es tan significativo en Tierra del Fuego como en el continente, en donde el negocio de un puñado de firmas medianas y de miles de micropymes queda en jaque. Entre la caída del mercado interno y el anuncio de la apertura importadora, en el sector calculan que desde principios de 2016 y lo que va de este año se perdieron entre 1500 y 2 mil puestos de trabajo a raíz de los despidos, retiros voluntarios y no renovación de contratos. Las propuestas del Gobierno van desde subsidiar por un tiempo a los trabajadores despedidos hasta la sugerencia a las empresas que se enfoquen en los negocios de nicho y que se olviden del 80/90 por ciento de su facturación. En Tierra del Fuego, donde están radicadas las electrónicas más grandes, incluyendo a Mirgor, de Nicolás Caputo, íntimo amigo del presidente Mauricio Macri, esperan que la ola de liberalización no siga avanzando.

La línea que baja el Gobierno es que los electrónicos fabricados en el país no son competitivos. Dice que busca mejorar la posición del consumidor, con la idea de fondo de que el mercado asigna mejor los recursos que el Estado. Así, todo el sector de la electrónica está en alerta: desde el consumo masivo (computadores, celulares y televisores, entre otros) hasta los productos de baja escala, como los destinados a la medicina o al agro. El Gobierno dio el primer paso en el sector de las notebooks. En noviembre anunció que desde el 31 de marzo reducirá a cero el arancel de importación que actualmente está en el 35 por ciento.

De acá

En el país hay 20 fabricantes de notebooks, tablets y desktops (PC). El negocio consiste en el ensamblaje de los componentes importados de mayor valor agregado junto a la producción de algunas piezas como la placa madre, memorias y cables. La producción local es viable (no sólo en la Argentina sino casi en cualquier punto del planeta) bajo condiciones de protección comercial, ante la competencia feroz de los productos terminados provenientes de Asia. Es más, si tienen la posibilidad, las grandes marcas suelen enviar a los mercados subdesarrollados la producción que ya no se vende en los países industrializados. Son productos con cierto grado de retraso frente a las últimas novedades que ingresan a precio de remate.

Entre las empresas del sector están EXO, PcArts (Banghó y ASUS), Novatech, Coradir, Air Computers, CorporateCorp (Ken Brown), Grupo Nec, Grupo Núcleo (PC Box), BGH, Brightstar, IFSA (Positivo y Toshiba), Grupo Newsan (Noblex, Compaq y Philco), Radio Victoria (RCA), Digital Fuegüina (ASUS). En el sector calculan que el empleo llegó a 4/5 mil puestos directos pero este año comenzó un marcado deterioro. La capacidad de supervivencia no tiene que ver con la competitividad sino con el grado de diversificación del negocio hacia otros rubros. La empresa EXO es una de los grandes armadores de notebooks junto a Banghó. Se espera que vaya achicando el negocio al nuevo esquema de mercado.

El sector electrónico existe en el país desde hace varias décadas e incluso llegó a contar con un grado interesante de desarrollo tecnológico antes de la destrucción de la industria que comenzó con Alfredo Martínez de Hoz durante la dictadura. Sin embargo, la electrónica de consumo masivo recibió un especial impulso en el kirchnerismo a partir de dos decisiones. Por un lado, las enormes licitaciones del Conectar Igualdad con exigencias de contenido nacional (placas madre, memorias, cables y baterías, por ejemplo) expandieron la escala del mercado para la industria local, lo que hizo crecer a empresas como Banghó, EXO, Coradir, Novatech, Grupo Nucleo. Por otro lado, se elevaron los aranceles de importación del 16 al 35 por ciento, que junto a las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación prácticamente cerraron el mercado interno a la competencia importadora.

Ya sea por el deficiente grado de control estatal o por el exagerado nivel de avivadas empresarias, lo cierto es que hubo abusos de precio por parte de las firmas locales. Eso se expresó en un creciente encarecimiento de los productos. Sobre este punto, aunque no lo digan abiertamente, están de acuerdo los propios empresarios. El efecto en el consumo fue el incremento de las compras por Internet de productos importados de forma irregular y las visibles colas de coches en los pasos fronterizos con Chile, en donde los productos estuvieron un 40 por ciento más baratos.

Sin tregua

La propuesta que las empresas le acercaron al ministro de Producción, Francisco Cabrera, fue que los aranceles de las notebooks no fueran eliminados sino que se reduzcan del 35 al 16 por ciento y que se eliminen los aranceles a la importación de insumos, para abaratar la producción local. Además, pidieron que se instale una suerte de cupo a los importados, para tener cierto control sobre el daño al empleo local. Se comprometían, bajo ese esquema, a reducir la brecha de precios a un 24 por ciento por encima de Chile y un 15 por ciento abajo de Brasil. Pero al día siguiente de esa reunión, Cabrera anunció la eliminación de los aranceles para el ingreso de las notebooks terminadas. El paliativo oficial es subsidiar por un tiempo a los empleados despedidos.

El negocio no se termina únicamente para la fabricación de las notebooks sino también para las entre 3 y 4 mil micropymes del interior del país que se dedican a comprar partes de computadoras, armar el equipo y venderlo a medida de lo que necesita el cliente. Con la importación barata de computadoras de escritorio, esa posibilidad de trabajo queda acotada al mantenimiento.

Precios

El primer argumento del Gobierno a la hora de presionar a la industria nacional con el ingreso de importaciones es el precio de los productos en el mercado local. Los fabricantes advierten que la apertura de importaciones no necesariamente tendrá impacto significativo en los precios, sobre todo teniendo en cuenta que el mercado ya ajustó a la baja a raíz de la caída de las ventas, aunque sí habrá más variedad de marcas y de modelos. En las vidrieras, las notebooks están en pesos más baratas que hace un año porque los comercios, ante el anuncio de la eliminación de los aranceles, buscan liquidar el stock acumulado en 2016, que fue muy flojo en términos de ventas.

Según los datos de CAME, las ventas de electrodomésticos y electrónicos cayeron 15,8 por ciento en diciembre en la comparación interanual. En las notebooks, la situación fue todavía peor. La retracción del consumo enfrió los precios y en algunos casos también los contrajo. “La dinámica a la baja del consumo junto al anuncio de apertura de importaciones generó pérdidas económicas y financieras. Por eso las notebooks se están vendiendo entre un 20 y 30 por ciento más baratas, incluso eso también sucede en el caso de los productos importados. Las empresas necesitan liquidar el stock”, explicó a este diario el responsable del área comercial de una de las mayores cadenas de retail del país. En diálogo con varios vendedores de electrónica sobre la avenida Rivadavia este diario corroboró esa afirmación. A partir de la baja de los precios durante los últimos meses, la evolución esperada del tipo de cambio y cierto repunte del consumo, no se espera que desde abril los precios vuelvan a bajar notablemente.