El colectivo político El Manifiesto Argentino se pronunció en apoyo al pueblo de Venezuela y “en defensa de la Constitución y la paz”. También repudió el rol del gobierno de la Argentina y el de los Estados Unidos.

En un texto firmado por su junta ejecutiva, El Manifiesto Argentino consideró que “está en fase de ejecución el brutal atropello al Presidente legítimo, Nicolás Maduro, y a las mayorías populares que lo apoyan y que se volcaron a las calles a repudiar el torpe, grotesco e insensato intento de golpe de Estado”. El colectivo se manifestó “en contra de toda acción bélica y todo atentado a la soberanía y constitucionalidad de Venezuela como de todo otro país hermano”.

Con la firma de Mempo Giardinelli, Alejandro Mosquera, Graciela Bialet, Pedro Peretti, Rosana Herrera Forgas, Fernando Basso y Carlos Resio, El Manifiesto denunció “el papel que nuevamente juega la OEA como instrumento de Washington y contra la soberanía de las naciones de nuestra región. El secretario general, Luis Almagro, que tendría que ser un mediador y baluarte de la independencia, se ha transformado en instrumento de la provocación del gobierno estadounidense”.

También repudió “contundentemente que el propio gobierno argentino avergüence a nuestro pueblo con su conducta cipaya y colonialista de adherir sumisamente a los mandatos de violencia y sometimiento de Donald Trump y Mike Pence. Macri rompe la tradición de las fuerzas populares y democráticas de Argentina de no injerencia, y su disciplinamiento a las políticas norteamericanas son la derivación lógica de la pérdida de soberanía económica frente al FMI y a Donald Trump”.

Para el colectivo, “los asuntos internos de Venezuela, y sus pujas políticas, así como las de cualquier otro país hermano, son siempre asuntos internos cuya resolución democrática y pacífica es responsabilidad de sus respectivos pueblos”. 

Además de cuestionar “la contumaz desinformación” instrumentada por los grandes medios de comunicación, alertó sobre “la posibilidad de aventuras militares como las que podrían intentar las Fuerzas Armadas de Brasil y Colombia, aventuras que, de producirse, solamente incendiarían el continente”. La declaración concluyó con un llamado a privilegiar “siempre la paz, el diálogo y la protesta libre y democrática de los pueblos para resolver sus conflictos y decidir su destino”.