Carolina Pochetti, la viuda de Daniel Muñoz, ex secretario de Néstor Kirchner, está detenida en la causa de (las fotocopias) de los cuadernos desde fines de octubre. Hasta ahora había sostenido que nunca supo de dónde provenía el dinero de su marido, que según la investigación derivó en una trama de bienes, cuentas y sociedades en el exterior, en algunas de las cuales ella era parte de administración, pero ayer intentó que declarar como imputada colaboradora. Para ella la expectativa es recuperar la libertad, mientras que para los fiscales y el juzgado, es que establezca algún nexo entre aquella fortuna –que rondaría los 70 millones de dólares– y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ya que no hay elementos hasta ahora que demuestren esa vinculación. Para conseguir el estatus de arrepentida tendría que aportar información novedosa, que no esté en el expediente aún. A última hora de la tarde había terminado su declaración, pero no estaba claro si se reanudaría en algún momento.

En Comodoro Py señalaban que la condición para considerar a Pochetti arrepentida era que proporcionara datos sobre el origen del dinero en cuestión y donde está en la actualidad, dos grandes agujeros que tiene la causa. La mujer había pedido el jueves un cambio de su defensa particular por defensa oficial. El defensor Gustavo Kollmann representa a algunos de los arrepentidos, entre ellos Oscar Centeno, el supuesto autor de los cuadernos. Pero como ya tiene varias defensas a su cargo que podrían ser incompatibles con la de Pochetti, a ella terminó representándola Juan Martín Hermida. Desde hace varias semanas, medios afines al gobierno apuestan a hacer crecer la idea de que ella podría hacer grandes revelaciones ligadas a la ex mandataria (que es el principal blanco del juzgado), lo mismo que Isidro  Bounine, un ex secretario de CFK.

Quien recibió la homologación a su acuerdo como arrepentido fue Carlos Alberto Gellert, primo de Pochetti, otro de los imputados como miembro de la misma red que, todo indica, armó y rearmó la ingeniería societaria, que reveló cuentas en Andorra y Estados Unidos, y bienes en este último país. De todos modos, Gellert quedó detenido, no le fue concedida la excarcelación, igual que había sucedido con Juan Manuel Campillo, el ex secretario de hacienda de Santa Cruz que señaló a Bounine, lo que determinó su detención. Bounine, hasta ahora, negó haberle pagado 230 mil euros por asesora y participar de las operaciones en Estados Unido, y dijo que fue Campillo quien lo buscó a él, en busca de un acercamiento a la ex presidenta, que no se concretó. El ex secretario lleva ocho días detenido y por lo pronto se mantiene en negar tener vinculación alguna con los bienes y sociedades de Muñoz.