El desplome en el consumo no detiene su marcha desde hace varios meses, y según la cámara que agrupa a los supermercadistas locales acumula en los últimos 12 meses una caída de 7 puntos. Más allá de los cambios de hábitos de los consumidores rosarinos, volcados a la compra de segundas o terceras marcas, las actualizaciones constantes de las listas que envían los formadores de precios, principalmente harinas y lácteos, la pérdida del poder adquisitivo, y la suba de los costos operativos, el panorama a futuro tampoco deja lugar al optimismo. "En realidad estamos visualizando lo que se reflejó después de anunciarlo y denunciarlo el año pasado, demostrando que la caída de las ventas en diciembre de 2018 fue 2018 fueron realmente alarmantes. Comparativamente, respecto a 2016 y 2017, la verdad que asusta", dijo el vocero de la Cámara de Supermercados y Autoservicios de Rosario y la Región (Casar) Juan Manuel López Raido.
Tras asegurar que el pasado diciembre fue "uno de los peores de los últimos años", desde la cámara que agrupa a los supermercados de capitales locales manifestaron ayer su preocupación por la sostenida caída en las ventas. "Nuestros consumidores tienen los bolsillos flacos, se van ajustando día a día", afirmó López Raido.
A partir de los indicadores oficiales, y los que acercan cada uno de los socios de la cámara, los niveles de ventas ha caído fuertemente, acompañado por los cambios de conducta de los consumidores que no compran primeras marcas. "Esto es inexorable y tiene que ver con el ajuste de las personas que trabajan con relación de dependencia y que tuvieron una pérdida de su poder adquisitivo por la diferencia entre los salarios que cobran con paritarias bajas y una inflación a fines del 2018 de casi el 50 por ciento", dijo el vocero de los supermercadistas rosarinos.
Además, los formadores de precios remarcaron sus listas también en enero, complicando aún más el panorama que visualizan para los próximos meses. Según López Raido, "lejos de bajar o estabilizarlos; las nuevas listas, sobre todo en productos de la canasta básica, principalmente harinas y los lácteos, más allá de la situación puntual en el norte de Santa Fe y Entre Ríos por las inundaciones, donde va a entrar en juego la oferta y la demanda. Todo el mundo sabe que cuando hay menos posibilidades de producir, el precio se va por las nubes, es lo que está pasando".
El sostenido aumento en el costo de los servicios, principalmente luz, gas y alquiler, con subas exponenciales por encima de la inflación, y los incrementos en el sistema de transporte, que impactan directamente en la logística y en el precio final de los productos, suma mayores dificultades para los socios de Casar.
"Uno intenta que el ciudadano de a pie lo entienda pero sabemos que es muy difícil poder desarticular cada uno de los componentes que hacen al precio final, pero lo cierto es que estamos en problemas", dijo López Raido; quien diferenció lo que les pasa a la mayoría de los socios de la cámara, respecto a las grandes cadenas nacionales e internacionales que por su capacidad de compra pueden sentarse a negociar con las empresas de otra manera.
En ese sentido, el vocero de la cámara planteó que la situación es sumamente compleja para los empresarios que emplean entre cinco y diez personas por la marcada suba de los servicios, que impactan fuertemente en los costos de la empresa y que viven otra realidad. "La ganancia que podrían haber tenido hoy no se refleja ni por asomo en estos momentos", apuntó López Raido, para luego señalar que por la misma vereda de la recesión transitan todos los sectores del comercio y la industria de Rosario y la región.