"No se puede decir que el rompimiento de las represas no era previsto o esperado: a pesar de las denuncias, Vale no hizo nada más que continuar con sus actividades mineras y aumentando sus ganancias", denunció la Articulación Intencional de los Afectadas y Alcanzados por Vale en un duro comunicado tras conocerse la ruptura de una serie de diques de contención de residuos minerales en la localidad Brumadinho en Minas Gerais. La organización exigió al Estado brasileño a "asumir sus responsabilidades" en el segundo desastre ambiental ocurrido en la región en solo tres años y pidió "promover la fiscalización de todas las represas del país, para evitar nuevas rupturas y tragedias".
El texto de la articulación internacional contra la minera —máxima exportadora de hierro a nivel mundial— recuerda inevitablemente el desastre ocurrido en noviembre de 2015, cuando cedió la represa de Fundão y lo califican como el "otro crimen que implica a la minera Vale", con 19 muertes miles de personas afectadas en la Cuenca del Río Doce, que "padecen hasta el día de hoy y que la Vale S.A. no ha indemnizado ni reconoce su derecho como personas afectadas".
Fueron 55 millones de metros cúbicos de residuos de la explotación mineral —con altos níveles de metales pesados— los que se vertieron en 2015 sobre el Rio Doce, mientras en este nuevo desastre se estima que se trata de 100 millones de metros cúbicos que podrían llegar con "material tóxico al río Paraopeba, afluente de San Francisco", el río más importante de la región. "La dimensión completa de este desastre aún no puede ser precisada", lamenta el comunicado titulado "Vale de muerte".
El contaminado Rio Doce le dio el nombre original a Vale. En 1942, bajo la presidencia de Getulio Vargas, la empresa se fundó como Companhia Vale do Rio Doce y comenzó a operar, bajo control estatal, en la zona conocida como el cuadrángulo de hierro de Minas Girais. Rápidamente se convirtió en la máxima exportadora mundial de hierro, levantó un puerto propio y comenzó a diversificarse extendiéndose al resto del país. En 1997, bajo la presidencia de Fernando Henrique Cardoso, la empresa fue privatizada e inició su expansión a nivel mundial.
Además de remarcar que el desastre de hoy era algo previsible, la articulación internacional de afectados por la multinacional y subraya la responsabilidad del Estado en sus tareas de control. "El Estado brasileño es igualmente responsable de las violaciones de derechos humanos de los afectados por el rompimiento de represas", apunta.
"La autorización de funcionamiento de represas de desechos mineros, que está prohibida en diversos países, la no fiscalización de sus instalaciones y la no responsabilización de las empresas mineras por los daños que causan, representan una verdadera omisión de las autoridades brasileñas, que permiten que las violaciones se repitan", detalla la organización y recuerda que Vale aún "no fue debidamente responsabilizada y los afectados siguen luchando por el acceso a la justicia".
"Es urgente que las autoridades del Estado brasileño asuman sus responsabilidades y comiencen una investigación rápida, imparcial y efectiva para que este tipo de casos no se repitan", exigieron desde la articulación.