Océano Atlántico de por medio, la cronista intenta felicitar al escritor premiado con una frase ("¡Qué gran alegría para la literatura rosarina!") que ni bien pronunciada en este contexto le suena rara, y que la lleva a repetirle a él la misma pregunta que ambos se hacían en el siglo pasado, cuando se cruzaban en talleres literarios de amigotes o en bodegones litoraleños, cuando publicaban en revistas subterráneas o en efímeros suplementos culturales rioplatenses: ¿existe la literatura rosarina, o esa idea era sólo una ficción más?

"Un día nos vamos a despertar y vamos a mirarnos al espejo y nos vamos a dar cuenta de que la literatura de Rosario éramos nosotros", o parecidas palabras responde Patricio Pron en una hermosa frase que tal vez quiso ser una broma pero que su amplio oficio de narrador produce casi a modo de minificción oral.

En Rosario son las cuatro de la tarde, en Madrid son las ocho de la noche y el teléfono de Pron es una romería incesante de entrevistas desde que se lo supo ganador del Premio Alfaguara de novela 2019, dotado con 175.000 dólares y una escultura de Martín Chirino, por la novela Mañana tendremos otros nombres, presentada bajo el seudónimo No Soy Stiller como "El museo de las relaciones rotas".

El jurado, integrado por los escritores Juan José Millás, Jorge Fernández Díaz y Manuel Vilas, la editora Gunilla Sondell, la directora de la librería Oletvm de Valladolid, Estrella García, y la directora editorial de Alfaguara, Pilar Reyes (con voz pero sin voto), dictaminó por unanimidad que "Mañana tendremos otros nombres es la fascinante autopsia de una ruptura amorosa, que va más allá del amor: es el mapeo sentimental de una sociedad neurótica donde las relaciones son productos de consumo. Bajo la anonimia de unos Él y Ella, construye la historia de dos personajes que son vagamente conscientes de su alienación. Un texto sutil y sabio, de gran calado psicológico, que refleja la época contemporánea de manera excepcional y toma el pulso a las nuevas formas de entender los afectos".

Para su autor, "este libro constituye un cambio de orientación en el marco de mis libros, la mayor parte de los cuales procuraba dar cuenta de que el presente está imbuido de pasado; este habla del presente, de esta especie de enorme abismo que es el presente".

Nacido en Rosario en 1975, oriundo del barrio Tablada, Patricio Pron es autor de los volúmenes de relatos Hombres infames (1999), El vuelo magnífico de la noche (2001), El mundo sin las personas que lo afean y lo arruinan (2010), Trayéndolo todo de regreso a casa (2011) y La vida interior de las plantas de interior (2013), así como de las novelas Formas de morir (1998), Nadadores muertos (2001, Primer Premio Municipal de Literatura Manuel Musto de la Editorial municipal de Rosario), Una puta mierda (2007), El comienzo de la primavera (2008, ganadora del Premio Jaén de Novela), El espíritu de mis padres sigue subiendo en la lluvia (2011, traducida al noruego, francés, italiano, inglés, neerlandés, alemán, portugués y chino), Nosotros caminamos en sueños (2014) y No derrames tus lágrimas por nadie que viva en estas calles (2016, Premio Alcides Greca de Novela 2017).

Patricio Pron es doctor en filología románica por la Universidad «Georg-August» de Göttingen (Alemania). Cursó también la carrera de Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario, de donde le vienen la seguridad con que se define como "McLuhaniano" y la pasión por ejercer una antropología del presente. Entre otras distinciones, obtuvo el premio Juan Rulfo de Relato 2004 y el Premio Cálamo Extraordinario 2016 por el conjunto de su obra. La revista inglesa Granta lo seleccionó como uno de los veintidós mejores escritores jóvenes en español de su generación. Con sus relatos editados en antologías y en prestigiosas publicaciones de diversos países del mundo, ha publicado también ensayos, crónicas, reseñas, notas periodísticas y literatura infantil. Vive desde 2008 en Madrid.

"Es un momento muy interesante este presente en que estamos volviendo a pensar la subjetividad, la intimidad, el género y lo que solemos llamar una pareja, que hoy podemos definir como la unión de más de dos personas; la paternidad, que ya no es más un papá y una mamá; estamos pensando en los mecanismos que entre todos debemos construir para llegar a la igualdad entre los géneros, y el que las mujeres hayan tomado las calles por asalto es una de las mejores noticias que podríamos haber recibido. Tenemos que redefinir nuestras relaciones con ellas y sostener la discusión acerca de temas como el consenso, la exclusión de las mujeres de ciertos espacios culturales, el derecho (que algunos aún no reconocen) de que decidan sobre su cuerpo y una cuestión central que es la de cómo concebimos las relaciones de pareja, eso que llamamos el amor. Una novela con ideas acerca del amor puede contribuir a una discusión pública sobre estos temas en estos momentos de incertidumbre. Pienso que la literatura que vale es la que va hacia esos momentos en que hay más preguntas", reflexiona Pron. "Son momentos muy difíciles de narrar pero muy interesantes".

El propósito de esta novela, para su autor, fue pensar estos temas desde la literatura, "no de un modo sociológico ni ensayístico sino encarnando estos conceptos en una historia. Había una divergencia entre la descripción del ideal romántico en las novelas en español y la forma es que estamos concibiendo el ideal romántico en este momento. Decidí incorporar esas herramientas, Tinder y otras plataformas para encontrar pareja, de las que la literatura en español no estaba hablando. Sin demonizar las nuevas tecnologías ni proponer un juicio moral sobre su uso, creo que hay una resignación de una libertad individual sobre la gestión del goce del propio cuerpo al naturalizar la intromisión de empresas que comercializan el amor como mercancía. Resulta inquietante que muchas personas tomen decisiones tan importantes en virtud de un algoritmo. ¿Cómo es posible que un algoritmo sepa más de nosotros mismos que nosotros mismos? La herramienta no está tan perfeccionada y se equivoca en las recomendaciones de discos y de libros, pero en el amor romántico (que es relativamente reciente) es donde las personas son más permisivas con el mal funcionamiento de la tecnología. Esto funciona en una sociedad presidida por el miedo. Ante un nuevo consenso de cómo deben relacionarse los compañeros de trabajo entre sí, o cómo debe aproximarse a una persona menor de edad una que no lo es, todos tenemos miedo de todos. Mediante un algoritmo podemos saber si una persona es peligrosa o no lo es. Todo lo que va a suceder en la intimidad ha sido consensuado de antemano en la salas de chat. Dejan de lado el azar, lo inesperado, porque les resulta aterrador".

-- ¿No nos ofrecen acaso estas celestinas tecnológicas la posibilidad de un contrato, un tercero regulador ante la perversión generalizada?

-- El consenso en torno a qué se hace con el cuerpo se ha visto dinamitado y surge un nuevo consenso, el de subordinar el cuerpo a una máquina. Al hacerlo estás aceptando la mediación y poniendo a la empresa como garante de la seguridad de tus relaciones amorosas. Porque no sabemos qué pensar acerca de ello es interesante escribir acerca de ello. La literatura es una inteligencia colectiva".