En los últimos cuatro años al menos 153 personas desaparecieron en el subte de México. Las desapariciones son llamativas porque ocurren en un medio de transporte con mucha afluencia de gente y porque se trata de una red muy vigilada, con casi 3500 cámaras de seguridad.
Durante 2018 se abrieron 43 investigaciones por denuncias de desapariciones en el subte. Hay 15 personas que siguen sin ser ubicadas y engrosan el listado de desaparecidos desde 2015.
Algunos casos remiten a trata de personas. Una mujer evitó ser secuestrada en la estación de Chabacano por cinco hombres y relató al diario El País haber escuchado que uno de ellos decía “por esta te dan 20”.
En el metro mexicano hay vagones exclusivos para mujeres por las denuncias de acoso sexual que se acumularon en los últimos años. Se trata de una de las redes más concurridas del mundo: se calcula transporta unos 5,5 millones de personas por día. Solamente lo supera el de Nueva Delhi en la India.
En el subte de México no sólo hay cámaras de seguridad, sino también un sistema de grabación. Las autoridades admiten que las cámaras no cubren todas las estaciones.
Los intentos de secuestro suelen no ser denunciados. Por eso no se puede determinar si hay o no al menos una banda involucrada. De allí que se insista con la necesidad de efectuar denuncias. A esto se agrega que no hay buena predisposición a denunciar por la mala imagen de la Justicia mexicana. Incluso hay quienes consideran un peligro dejar sus datos registrados ante un oficial.
Así las cosas, los datos conocidos son escuetos. No se sabe la cantidad exacta de desaparecidos, cuántos son hombres, cuántos son mujeres ni cuáles son las estaciones más peligrosas dentro de las 195 que componen la red. Las cámaras apenas si registran el momento en que una persona ingresa al subte, pero no pueden determinar cuándo bajaron.