Desde Barcelona
La mañana del domingo en Barcelona no fue con plácidos cafés del sol de invierno. A una semana exacta de la inauguración del Centro LGBTI de Barcelona, en pleno barrio céntrico de Sant Antoni el nuevo local del Ayuntamiento de la ciudad fue atacado con pintadas de odio y un piedrazo que ha roto la vidriera de entrada.
SOY se acercó al lugar a dialogar con vecinos, activistas y miembros de distintas entidades sociales que allí se reunieron espontáneamente. Emilio Ruiz, de la Plataforma LGBTI de Cataluña, confirmó que “el ataque se produjo alrededor de las 4 am del domingo por un grupo de hombres que fueron filmados por las cámara de seguridad que están siendo investigados por la policía local”. Entretanto se evalúa si el ataque fue premeditado porque la piedra hallada en la entrada del local no corresponde a las zonas aledañas y se conjetura haber sido traída específicamente para tales fines. Dado lo ocurrido, el Ayuntamiento de Barcelona denunciará lo sucedido ante la fiscalía como un ataque de odio. Tanto el Ayuntamiento como la Plataforma LGBTI refuerzan en un comunicado público su compromiso con la amplitud de derechos y “ni un paso atrás”. Por su parte, junto con activistas se convoca a una manifestación este lunes a las 18.30 para repudiar los acontecimientos.
Este mensaje de odio aleccionador en una pequeña ciudad es un mensaje contundente para el mundo. Barcelona, una ciudad conocida por ser cosmopolita y friendly celebraba hace una semana atrás, con más de mil personas, la inauguración de servicios sociales para la comunidad lgbti. La celebración comenzó con la presencia de la Alcaldesa Ada Colau, abiertamente bisexual, que en plena campaña electoral se enfrenta a unas elecciones difíciles en el mes de mayo próximo.
En el marco de una avanzada de la derecha y ultra derecha local, con una posición moderada en relación al independentismo blanco-burgués de Cataluña, proveniente de los movimientos sociales de base por la vivienda digna, Ada Colau apuesta en pleno clima electoral a promover este nuevo sitio de acogida para la comunidad lgbti, asistencia jurídica, psicológica y laboral, atención para personas trans e interesexuales, dando un gesto político y claro para la sociedad. La jornada de inauguración duró casi 8 horas con actividades artísticas, radio, performance, la presencia de muchísimas personas de entidades, ONG y fundaciones que culminó en una fiesta en medio de la calle Borrel. La celebración fue eclipsada una semana más tarde con pintadas misóginas: “Colau Puta”, “Fuck LGBT” y quizá la más amenazadora y violenta, frente al vidrio que transparenta una enorme bandera de la diversidad y una exposición de fotografías de cuerpos trans: “estais muertos”.