El flamante campeón del Abierto de Australia en tenis adaptado, Gustavo Fernández, aseguró ayer que no desarrolla su carrera deportiva con la pretensión de “ser un ejemplo”, pero aceptó que lo deja “satisfecho” si a otras personas con discapacidad física le sirve como estímulo en sus vidas.
“No sé si soy un referente o un modelo a seguir, no hago las cosas para ser un ejemplo, pero si sirve para la gente, me doy por satisfecho”, manifestó Fernández a Télam desde las instalaciones de Cenard.
El tenista cordobés, de 23 años, expresó su felicidad por el logro obtenido en Australia ante el francés Nicolás Peifer que significó su segundo Grand Slam después de Roland Garros 2016. “Estoy feliz. Estuve cerca en 2014 de ganar en Australia, pero esta vez sentí que se podía dar. Después de perder el primer set me recuperé y sentí que era la ocasión de ganar el segundo Grand Slam”, manifestó Fernández, hijo de Gustavo Ismael, destacado ex jugador de básquetbol y hermano del base, Juan Manuel. “La discapacidad y el deporte pueden coincidir y convivir, estoy seguro de eso. Hubo gente que me dijo que no iba a poder por estar en silla de ruedas, pero entendí que no era el final de la vida. Pertenezco a una familia de deportistas y por eso no podía tener una actividad pasiva. Primero intenté con el básquetbol, pero me decidí por el tenis”, apuntó el abanderado de la delegación argentina en los Juegos Paraolímpicos Río 2016.