Desde Ostende
El tiempo es como un puñado de arena que se escurre entre los dedos. En la tercera edición de La Noche de las Ideas (NDI), organizada por la Embajada de Francia en Argentina con el apoyo de la Fundación Medifé, la performance de Nicola Costantino, “La impronta del cuerpo, calco natural”, convoca al asombro entre los huéspedes del Viejo Hotel Ostende. La artista rosarina invita a poner la mano en una masa verde a la actriz Maricel Alvarez. La copia que sale de su mano es perfecta: capta los pliegues de los nudillos, las llamadas “líneas de la vida”, las cicatrices y hasta el relieve de las uñas como si fuera más “real” que el modelo original. La mayoría quiere probar cómo es poner la mano o los pies en esa masa de alginato verde, que se utiliza en odontología para obtener impresiones dentales. En la NDI, que hoy continúa en Mar del Plata, la seguidilla de actividades vinculadas con el lema “De cara al presente. Revisitar el pasado/ Imaginar futuros inéditos” no da tregua.
“No es mi naturaleza ser ordenado”, revela Miguel Rep en la charla dibujada “Futuro, presente y pasado, en ese orden” en el jardín del Viejo Hotel Ostende. El dibujante y humorista prefiere hablar de historietas, “el género madre que me parió”, y elige Las aventuras de Tintín, de Hergé. “Una historieta es una narración que va de dos cuadraditos hasta el infinito. El gran secreto de Hergé, aparte de sus divertidas aventuras, es el tiempo narrativo. La historieta te permite ver los tres tiempos: pasado, presente y futuro. Hay un dominio del tiempo”. Rep cuenta que le pidió permiso a Mempo Giardinelli para citar una idea que escuchó en un Foro Internacional del Fomento del Libro y de la Lectura, que organiza el escritor chaqueño todos los años en Resistencia. “Los pueblos aimarás son los que ponen el pasado adelante y el futuro detrás porque consideran que para mejorar el presente hay que ver el pasado. Es verdad: uno tiene el pasado adelante –advierte Rep–. El presente se me escapa; es como una molestia para mí. ¿Qué es el presente? El cuerpo, soy yo... no quiero hacer un papelón. Estas cosas son delirantes; es La Noche de las Ideas. Pero ni siquiera es de noche”.
¿Cómo articula cada época pasado, presente y futuro? Eduardo Jozami, en el parador de la playa, ante más de 80 personas, en “Neoliberalismo y renuncia a la historia”, recuerda que desde la antigüedad clásica hasta la modernidad será el pasado “fuente inagotable de lecciones y ejemplos, quien dará sentido al presente y permitirá explicarlo”. El futuro, subraya el autor de El conflicto que perdura, “no podía ser pensado sino como reproducción del presente y del pasado”. La modernidad acelera los cambios y trae la idea de progreso. “Ya no es el pasado sino el futuro quien da sentido al presente –compara Jozami–. Ese culto rendido al progreso supuso ignorar la despiadada violencia colonial y sancionar la exclusión política y social de la mujer, entre tantas otras máculas del progreso capitalista”. Walter Benjamin pensó el futuro no en términos de progreso sino de catástrofe. Benjamin no alcanzó a ver el Holocausto; pero Theodor Adorno y Max Horkheimer analizaron “cuánto puede asociarse la barbarie nazi con la racionalidad técnica occidental y la cultura de la Ilustración”. El profesor universitario, docente de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref), una de las instituciones que auspicia la NDI, explica que en las últimas décadas del siglo XX, cuando el pensamiento neoliberal se impone como la nueva racionalidad dominante a nivel mundial, las medidas keynesanas y el Estado de Bienestar “pasaron a ser los demonios para la nueva orientación que tenía como ejes la reducción del gasto público y la contención de la demanda”. Jozami aclara que hoy existe un importante consenso en considerar que “el neoliberalismo es la nueva razón del mundo”, que tiende a establecer la competencia como principio rector en todos los órdenes de la vida social.
Los ecos de una pregunta del pasado, “¿Qué hacer con los desaparecidos?” –título de la charla de la historiadora Marina Franco–, no dejan de resonar en el presente. Franco discute contra el discurso que busca clausurar el debate sobre los años 70. “Todos los gobiernos argentinos tuvieron que lidiar con este tema y la sociedad argentina sigue discutiéndolo y debatiéndolo. No hay nada anormal que deba cerrarse ni hay que tener miedo a las heridas abiertas cuando son elaboradas y trabajadas socialmente: los grandes dramas históricos, que parten a las sociedades, no tienen cierre porque está en juego el sentido de la historia, de las luchas sociales y políticas, porque discutiendo el pasado estamos discutiendo el presente y nuestros proyectos de futuro”.
Curiosidades de lo que sucede con el uso político del tiempo. De eso se trata “Tiempo del pasado, tiempo del futuro”, la conferencia de Olivier Marchon, con la traducción consecutiva de Agustina Blanco. Santa Teresa de Ávila murió en la noche del 4 al 15 de octubre de 1582. “Esto puede parecer ciencia ficción, pero esa noche tan original se debe a la implementación del calendario gregoriano –afirma el autor de 30 de febrero (Ediciones Godot)–. Gregorio XIII decidió suprimir diez días del calendario entre el 4 al 15 de octubre. España, un país católico, aplica esto al pie de la letra y Santa Teresa muere esa noche”. Shakespeare y Cervantes murieron el 23 de abril de 1616, pero no el mismo día. “Cuando Gregorio XIII instaura su calendario, solo los países católicos lo adoptan. Los protestantes y ortodoxos no aceptan el calendario del Papa. Johannes Kepler, astrónomo protestante, decía que a los protestantes les gusta más estar en desacuerdo con el sol que estar de acuerdo con el Papa. Cervantes murió según el calendario gregoriano; Shakespeare según el calendario juliano”, precisa Marchon el uso político del tiempo. Diego Golombek le pregunta si el uso político del tiempo sigue evolucionando. “Es una pregunta muy difícil, no sé si la voy a poder responder –dice Marchon–. El calendario gregoriano implementado por un Papa está vigente. ¿Qué implicancias políticas tiene eso? Todavía estamos muy impregnados de cristianismo.”