La mesa de los argentinos se sigue achicando y cada vez más productos son eliminados o pierden presencia en el consumo diario. La demanda de pescado se redujo en 2016 un 14,5 por ciento respecto a los registros del año anterior, según un informe de la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES). Durante el año pasado se consumieron 303 mil toneladas, que representaron una ingesta anual por habitante de 7,1 kilogramos, el menor volumen en la última década. Esta caída se suma a la de otros productos emblemáticos, como la leche, cuya demanda retrocedió 5,5 por ciento (en el acumulado a octubre), o la carne vacuna, con un descenso a noviembre de 6,7 por ciento. De acuerdo con cifras sectoriales y del Indec, la demanda de alimentos en los supermercados se retrajo 10,2 por ciento en 2016, y la de bebidas sin alcohol lo hizo hasta noviembre un 11 por ciento. Como en otros rubros, se privilegió la exportación antes que el mercado doméstico y el volumen de importaciones creció con respecto al año previo.
En contextos inflacionarios, con pérdida de poder adquisitivo –debido a la incapacidad de pactar aumentos salariales acordes al nivel de precios– suele haber un cambio en la canasta alimenticia. La carne vacuna es reemplazada por otras más baratas, como cerdo, pollo o pescado. En casos extremos, en que la crisis impacta más al bolsillo, la sustitución se da a productos menos sanos y crece la ingesta de harinas (pan, fideos o galletitas). En la Argentina esa sustitución no compensa la demanda de otros sectores. La baja de productos panificados alcanzó al 30 por ciento en algunas provincias, según denunciaron desde la Asociación de Panaderos Industriales. Otro aspecto negativo del modelo económico macrista es la apertura comercial para productos en los que el país es competitivo y que impide que mejore el sector por la sustitución de consumo. Así se registran aumentos de 700 por ciento en importación de carne aviar y 120 en la porcina.
En el caso del consumo local de pescado, la consultora IES atribuyó su retracción a “la pérdida de poder adquisitivo de las familias, producto de la caída en los salarios reales que generó una menor demanda del sector”. El informe también apunta “al fuerte incremento de precios, que llegó al 43 por ciento el año pasado, contra el 41 por ciento del nivel general del Indice de Precios al Consumidor en CABA”.
La apertura comercial también impactó en este sector. La decisión de privilegiar las exportaciones y descuidar el mercado interno llevó a que, mientras el consumo se retrajo, las ventas externas del sector pesquero en 2016 fueron record en valores. Según la consultora, alcanzaron un monto de 1699 millones de dólares, que implicó una suba de 15,9 por ciento interanual. Si se mide en cantidades, las exportaciones registraron una baja de 3,4 por ciento. Por su parte, las importaciones durante el año pasado sumaron 184 millones de dólares, lo que representó un alza de 7,2 por ciento interanual en volumen de divisas, mientras que medido en cantidades tuvieron un incremento de 3,1 por ciento.
En cuanto a producción, las capturas marítimas totalizaron las 699 mil toneladas, un 8,9 por ciento por debajo del nivel del año anterior, que le significó mantener “la tendencia decreciente de los últimos dos años”. La caída, según detalla el informe, “se debe a una merma en la captura de moluscos del 50,2 por ciento y de peces, del 6,2 por ciento, mientras que los crustáceos marcaron un incremento del 18,8 por ciento”. “La captura de langostinos, principal recurso de los crustáceos, en el total de 2016 alcanzó a una marca máxima histórica de 173 mil toneladas, siendo la quinta temporada consecutiva en concluir con capturas superiores a las 100 mil toneladas”, detalló.
El sector atraviesa un estancamiento de su actividad desde 2011, pese a que recuperó el año pasado rentabilidad. “Si bien las cantidades capturadas se vieron afectadas por condiciones particulares, el aumento de las exportaciones, record histórico en valores, y la mejora de los precios por encima de los costos salariales han permitido incrementar las ganancias sectoriales”, señaló el informe de IES. El director de la consultora, Alejandro Ovando, sostuvo que “las perspectivas para 2017 son positivas, fundamentalmente por la mejora del negocio exportador, ya que, a las medidas adoptadas el año pasado, se suma la ampliación del esquema de reintegros para las exportaciones, el cual producirá una mayor competitividad externa para el sector”. De todos modos, la expectativa no está vinculada con recuperar algo del mercado interno perdido, sino que se anticipa “una profundización de la concentración de las ventas en el mercado externo”.