La DAIA emitió un comunicado señalando que “no tiene intención de desistir de la querella por el Memorándum de Entendimiento con Irán” pero que someterá el tema a la votación de sus entidades afiliadas. De esa manera rechazó la carta del presidente de la AMIA, Agustín Zbar, quien el jueves intimó a la DAIA a retirarse de la acusación contra la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner porque se trata de una imputación política, vinculada con la grieta y que pone a parte de la comunidad judía del lado de Cambiemos. Tal como adelantó PáginaI12, el presidente de la DAIA, Jorge Knoblovits, ya había convocado a una asamblea para el 6 de mayo donde las instituciones afiliadas a la DAIA, entre ellas la AMIA, votarán cuál es el criterio a seguir.
La carta de la AMIA produjo una fuerte conmoción y es un golpe durísimo a la denuncia presentada en su momento por el fiscal Alberto Nisman. Desautoriza la acusación señalando que se trató de una maniobra política, que fue “un grave error” de la conducción de la DAIA y que lo posicionó, de hecho, del lado del macrismo. Debe considerarse que la DAIA no jugó un papel pasivo en la querella sino que incluso acompañó la acusación por traición a la patria contra CFK y el fallecido ex canciller Héctor Timerman. Aún en momentos en que hubo detenidos –el propio Timerman con prisión domiciliaria, Carlos Zannini, Luis D’Elía, Jorge Khalil y sigue preso Fernando Esteche– la DAIA avaló todo ese proceso y cuando Timerman falleció ni siquiera hizo un gesto de acompañamiento de ningún tipo. Se trató del primer canciller judío de la historia argentina.
En el comunicado de ayer, la DAIA jugó a no dejarse torcer el brazo por la AMIA, en lo que ya es una fuerte disputa interna dentro de la comunidad judía. El enfrentamiento es tan grande que la AMIA está echando a la DAIA del edificio de Pasteur 633, en lo que resulta un espectáculo deplorable para cualquier colectividad. Hay un tramo del comunicado de la DAIA que refleja esa situación: “desconocemos los motivos por los cuales la AMIA, una de las más de 120 entidades adheridas a la DAIA, le ha dado estado público a la cuestión. La DAIA aspira a seguir construyendo una comunidad judía unida, abierta al diálogo, respetando las incumbencias y misiones institucionales”.
Parecía cantado que la DAIA no podía dejarse intimidar por la AMIA. Por eso dice que no va a desistir de la querella, pero que se verá más adelante. Es obvio que los halcones del PRO dentro de la DAIA pusieron toda la presión para que el párrafo figurara así: o sea que la intención es mantener la querella. Pero lo cierto es que el tema ya estaba en discusión antes del escándalo de esta semana. El resultado final es una incógnita ya que es difícil estimar quién tendrá más votos en la asamblea del 6 de mayo, en especial porque la carta de la AMIA disparó las cosas. La impresión era que el desistimiento de la querella iba camino a tener mayoría, pero ahora las presiones estarán en su máximo punto. Para colmo se tomará una decisión ya en el calor de la campaña electoral y jugarán sus fichas los integrantes del PRO que fueron dirigentes comunitarios. La DAIA estuvo del lado de Cambiemos de forma abierta y algunos de sus cuadros integran hoy el gobierno: el diputado Waldo Wolff, que fue vicepresidente de la DAIA; el esposo de Patricia Bullrich, Guillermo Yanco; el secretario de Medio Ambiente, el rabino Sergio Bergman y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj. Incluso el ministro de Economía, Nicolás Dujovne, es integrante activo de la comunidad judía.
Más allá de las polémicas entre dirigentes comunitarios, el expediente del Memorándum ya recibió un golpe durísimo. Debe recordarse que el atentado del 18 de julio fue contra el edificio de la AMIA, aunque también la DAIA funcionaba en un piso. Sin embargo, no hubo ningún herido o fallecido de la DAIA porque a las 9 de la mañana de aquel lunes no había nadie en las oficinas. Es decir que quien reclama el desistimiento, quien desautoriza la acusación contra CFK, es la principal entidad afectada por el atentado.
En paralelo, la causa del Memorándum ya viene en gran decadencia. Hoy por hoy está elevada a juicio oral e intervendrá el Tribunal Oral número 8, después que Cambiemos intentó una grave maniobra. Armó un tribunal a dedo, el 9, y pretendió que ese tribunal oral encabezara el juicio por el Memorándum. La Corte Suprema impidió esa maniobra por lo que se sorteó otra vez y quedó definido el Tribunal Oral Federal 8. No terminaron ahí las maniobras. La DAIA supuso que una de las magistradas no le era demasiado favorable y la recusó. Por ese camino consiguieron apartar a la jueza Sabrina Namer del caso del Memorándum.
Aún así, será muy difícil avanzar en la acusación por un tratado aprobado por las dos cámaras del Congreso y que nunca entró en vigencia. Hasta tendrían que imputar a todos los diputados y senadores, incluyendo a los que votaron en contra porque nunca dijeron que era un delito. Es obvio que ni siquiera se trata de un tema judiciable y, para colmo, no tuvo efecto jurídico por no haber entrado en vigencia. De manera grotesca se evitó hasta ahora el testimonio del hombre clave, el ex secretario general de Interpol, Ronald Noble, quien desde el primer día sostuvo que la denuncia de Nisman respecto del Memorándum “es falsa”. Por supuesto que intentarán evitar ese testimonio acusando a Noble de todo lo posible, aunque tampoco eso resulta fácil teniendo en cuenta que es norteamericano y que estuvo a cargo, nada menos, que del Servicio Secreto de los Estados Unidos. Parece difícil que le puedan endilgar ser un agente de Irán o del kirchnerismo.