La Academia del cine fue la primera en zambullirse en la polémica el año pasado, cuando anunció que su ceremonia de 2019 incluiría una nueva categoría: “Mejor Película Popular”. Las reacciones que disparó la decisión fueron instantáneas y brutales. Y bastante merecidas, si se tiene en cuenta que la movida fue apenas un apósito en heridas mucho más profundas que llevan a la caída de ratings de la ceremonia de entrega. Era una rápida garantía de que personajes como los de Marvel y DC estarían representados, sin ningún análisis en profundidad de por qué la audiencia se siente crecientemente desconectada del evento anual. Más aún, pareció una declaración implícita de que películas como Pantera Negra o Locamente Millonarios nunca podrían ser consideradas merecedoras del premio a la Mejor Película en sus propios términos. Desde entonces, la introducción de la nueva categoría fue oficialmente “pospuesta”, con la Academia apuntando que ahora “examinará y buscará análisis adicionales”. En los hechos se trató de una cancelación, aunque con la latente amenaza de que un día la idea puede volver. 

Pero existen mejores soluciones. Aunque los pesimistas se quejarán de que lo último que necesitan los Oscar es una ceremonia más larga, en el pasado hubo múltiples sugerencias de posibles nuevos rubros, que podían diversificar no sólo el tipo de talento representado sino también el tipo de película premiada. He aquí algunas categorías que la Academia debería considerar para incluir en el futuro.

Coordinador de dobles

Ningún otro rubro presentó mayor pelea para abrirse paso que este, con los trabajadores de la industria presionando a la Academia para su inclusión por más de 25 años... solo para que la propuesta fuera consistentemente votada en contra. El movimiento fue disparado por Jack Gill, quien ostenta una extensa filmografía, de la serie original de Los Dukes de Hazzard en TV a Rápidos y Furiosos 5in Control (2011). Mientras los Screen Actors Guild Awards (SAG) introdujeron una categoría similar en 2008 –el año pasado galardonaron a Mujer Maravilla–, la Academia aún no ha reconocido el trabajo de los “stunts”. Hubo un solitario Premio Honorario en 1996 a Yakima Canutt, el hombre que ayudó a plasmar secuencias icónicas como la carrera de carrozas de Ben-Hur y el incendio de Atlanta en Lo que el viento se llevó.

La exclusión del trabajo de los dobles en los premios de la Academia ignora cuán intrincado y complejo puede ser crear las mejores escenas de acción del año, sin mencionar el hecho de que a pesar de los grandes avances en materia de medidas de seguridad, el trabajo sigue siendo muy peligroso. Más aún, significaría una ruta obvia para que los “tanques” consigan una mayor exposición en el Oscar; los dobles pueden no tener grandes nombres (quizá con la excepción de Zoe Bell, de Kill Bill), pero no es una categoría que vaya a quedar perdida entre el público no tan fanático del cine... algo que sí sucede con la continua confusión sobre cuál es la verdadera diferencia entre “Edición de sonido” y “Mezcla de sonido” (en caso de que se lo esté preguntando: la primera tiene que ver con la elección de sonidos, la segunda con la mezcla de ellos).

Posibles competidores para 2019: Misión: Imposible, Fallout, Pantera Negra.

Director de casting

La categoría fue propuesta –y rechazada sin más– por la Academia en 1999, y sigue sin sumar puntos para su reconocimiento. Mientras se prodigan elogios para aquellos que se llevan la estatuilla a la Mejor Actriz y Mejor Actor, es fácil olvidar que su talento solo pudo florecer porque alguien más reconoció su potencial para el rol. De hecho, un buen director de casting puede convertirse en un protagonista entre los candidatos a premios, no solo por elegir el nombre indicado para un protagónico sino también asegurándose de que todo el elenco tenga una sensación de química y balance. Aquí también las películas mainstream podrían tener una buena oportunidad para el premio. La franquicia Star Wars, por ejemplo, ha causado gran impresión por su cuidado balance entre las caras familiares y las estrellas emergentes.

Lo que es particularmente frustrante es que en 2013 la Academia creó una rama específica de Directores de Casting, lo que podía sugerir que la organización al menos reconoce su trabajo como una parte importante y distintiva de la industria en general. Más aún: los directores de casting siguen siendo los mismos miembros del equipo típicamente incluidos en los créditos de apertura de una película, pero no tienen su propia categoría en los premios de la Academia.

Posibles competidores para 2019: Si la colonia hablara, Locamente Millonarios.

Secuencia de títulos

La secuencia de títulos es una forma artística usualmente subestimada. Una que suele golpear al comienzo de la película, pero que rápidamente se olvida una vez que el espectador queda consumido por el esplendor del evento principal. La categoría también fue propuesta y rechazada en 1999, pero parece cada vez más necesaria. ¿No sería bueno que se reconocieran los inolvidables, aceitosos y oscuros créditos de apertura de La chica con el dragón tatuado de David Fincher, realizados por Tim Miller y los Blur Studios? ¿O la remake de Disney de El libro de la selva, y su diseño de libro de cuentos hermosamente armado?

Posibles competidores para 2019: Deadpool 2, Aniquilación.

Performance de voz

Por más justiciero y apropiado que parezca que los performers de voz tengan una chance de competir por los premios mayores de actuación, en la realidad las cosas no funcionan exactamente así, quizá porque la mitad de la performance es inevitablemente creación del equipo de animación o de efectos visuales. Es por eso que tendría sentido crear una categoría separada, ya que los artistas de efectos visuales ya son reconocidos con su premio y los equipos de animación son ampliamente reconocidos como una parte integral del reconocimiento a la Mejor Película Animada.

Esta es una categoría que podría reconocer tanto el trabajo vocal estelar hecho en una película animada (¿acaso las voces detrás de los personajes favoritos de Pixar no lo merecen?) como a los personajes CGI de las películas con actores, como el Rocket Raccoon de Bradley Cooper en Guardianes de la Galaxia y Avengers: Infinity War. Una oportunidad de llevarse otro premio además de la dirección y las labores de canto que lo tuvieron ocupado en Nace una estrella.

Posibles competidores para 2019: Ben Whisham por Paddington 2; Shameik Moore por Spider-Man: Un nuevo universo.

Película debut

Una manera fácil de que los premios de la Academia se sientan frescos y relevantes podría ser poner bajo los focos a los talentos emergentes. Los Bafta británicos, por ejemplo, ya tienen su premio a la Estrella en Ascenso, decidido por el público: el próximo domingo 10 competirán en ese rubro Jessie Buckley, Cynthia Erivo, Barry Keoghan, Lakeith Stanfield y Letitia Wright. Mientras el voto del público inevitablemente le da al Rising Star Award el carácter de test sobre quién tiene la mayor base de fans, los Oscar podrían tomar una aproximación diferente al destacar el talento de directores debutantes.

En esto hay un gran alcance. Una opera prima puede venir de maneras diferentes, desde las maravillas de bajísimo presupuesto, la interminable rueda de producciones indies o los prestigiosos dramas dirigidos por intérpretes convertidos en cineastas. Además, libera a la carrera de los premios de su obligación de repartir obligatoriamente trofeos a las grandes estrellas ya establecidas cada vez que sacan otro clásico instantáneo, y de la dominación de los estudios que suele expresarse en las campañas bien financiadas por el Oscar. En 2015, el Directors Guild of America creó un rubro para primeras películas, y desde entonces premió títulos como Ex Machina, The Diary of a Teenage Girl, Lady Macbeth y The Witch. 

Posibles competidores para 2019: Bo Burnham por Eight Grade, Boots Riley por Sorry to Bother You.

Captura de movimiento

Ya es tiempo de que la Academia reconozca a Andy Serkis por su trabajo a través de los años –que incluyó logros como el Gollum de El señor de los Anillos–, incluso si eso significa crear toda una nueva categoría para él. Como sucede con la performance de voz, es difícil para los actores de captura de movimiento competir en las categorías principales, porque su trabajo existe en colaboración con los equipos de Efectos Visuales. Pero todo eso seguirá incrementándose en el futuro, y llegará un punto en el que la Academia ya no podrá seguir ignorando la técnica de “motion–capture”. Además, serviría como oportunidad adicional para reconocer el trabajo que supone la realización de tanques cinematográficos, e intérpretes muy rendidores en lo económico como Vin Diesel y Benedict Cumberbatch han probado estar listos para meterse en la refriega.

Posibles competidores para 2019: Andy Serkis por Mowgli; Josh Brolin por Avengers: Infinity War.

Banda de sonido original

La Academia ya reconoce el trabajo de los compositores con categorías tanto para la Mejor Partitura Original como para la Mejor Canción Original, pero continuamente subestima el trabajo de los supervisores musicales, que buscan lograr la perfecta combinación de canciones ya existentes para hacer que realmente estallen los momentos favoritos de cada film. Una categoría separada podría haber ofrecido una oportunidad para recompensar a Baby, el aprendiz del crimen por darle a un thriller sobre un robo el ritmo de una fonola. O podría haber apreciado el modo en que la Balada de un hombre común de los hermanos Joel y Ethan Coen entretejió profundamente sus canciones folk con la narrativa de un músico desesperanzado y sin suerte en la New York de los años ‘60. Es una categoría que atraviesa los géneros, a la vez que potencialmente puede dar un guiño a películas que de otro modo se irían a casa con las manos vacías.

Posibles competidores para 2019: Mid90s; Spiderman: Un nuevo universo.

Clarisse Loughrey. De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.

 

Andy Serkis, figura destacada del motion–capture.