En medio de los aumentos de las tarifas de servicios públicos que entraron ayer en vigencia y de los cortes de luz que no cesan, por quinto viernes consecutivo miles de personas protagonizaron un “ruidazo” en distintos barrios de la ciudad y localidades del Gran Buenos Aires.
Desde las 20, en los 15 barrios porteños y en varios puntos del conurbano bonaerense, los vecinos y vecinas comenzaron a concentrarse, con cacerolas y carteles, para un nuevo ruidazo, que ya se convirtió en un clásico de los viernes. Los movió nuevamente el enojo ante la inflación, el ajuste y los tarifazos anunciados por el Gobierno en diciembre del año pasado, que ayer entraron en vigencia: además del aumento del servicio eléctrico, que alcanzará el 32 por ciento, este mes habrá incrementos en los precios de la garrafa social, el transporte y las prepagas.
Aquello que comenzó como una protesta ciudadana autoconvocada para expresar descontento, adquirió en las últimas semanas mayor organización y masividad. Impulsado desde las redes sociales bajo el hashtag #NoAlTarifazo, el “ruidazo” ahora condensa también los reclamos por los cortes de suministro eléctrico provocados por el servicio deficiente que prestan las empresas del sector que, luego de varios días, todavía afectan a miles de usuarios.
“Esto no es un tarifazo, esto es un robo al pueblo y no va a quedar impune. No van a tener un lugar donde esconderse cuando el pueblo recobre su soberanía”, exclamó uno de los manifestantes que se encuentran en Acoyte y Rivadavia, en el barrio de Caballito. Frente a un móvil de televisión, el hombre aclaró que es jubilado, mientras sostenía un cartel con un dato contundente: “3664% de aumento de luz”. “Que (el Gobierno) mire a la gente, que esté con el pueblo y no con los yankis. Le pido a la gente que se acuerde de esto cuando vaya a votar, que tenga memoria”, pidió otra vecina.
Aunque el foco de la protesta estuvo puesto en las subas en los servicios, el ruidazo también contuvo otros reclamos, por ejemplo, aquellos relacionados con el ajuste en educación. “Más presupuesto para la educación”, fue una de las consignas fuertes de la movilización. “No damos más, nuestros bolsillos no dan más porque no nos aumentan el sueldo de la misma manera”, aseveró una docente, con el hit del verano (pasado), dedicado al presidente Mauricio Macri, como música de fondo. “Yo pensaba que era de la clase media, pero dentro de poco voy a tener que revolver los tachos de basura”, admitió otra mujer.
A la convocatoria de la Coordinadora de Asambleas Barriales, el Observatorio del Derecho a la Ciudad, Argentina en Red y el Movimiento Comunero, entre otras organizaciones civiles, se sumó la de la Unión de Trabajadores de la Educación, que llamó a reunirse en Acoyte y Rivadavia “para ratificar que luchar tiene sentido y agradecer al conjunto de la comunidad su apoyo a la lucha contra el cierre de escuelas nocturnas que obligó al gobierno de Rodríguez Larreta a dar marcha atrás con la medida”. “Así como demostramos que las escuelas no se cierran, con la lucha de todxs vamos a enfrentar esta política brutal de aumentos de tarifas en medio de masivos y recurrentes cortes”, sentenció en un comunicado el sindicato que nuclea a los docentes porteños, al tiempo que recordó: “Mientras los aumentos en el precio de la energía eléctrica acumularán un 55 por ciento en el año 2019 y un total de 3.374 por ciento desde 2015 con el único fin de llenar los bolsillos de las empresas prestatarias, nuestro poder adquisitivo se sigue destruyendo mes a mes respecto al índice de precios”. Por su parte, la seccional Capital de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) se movilizó al Congreso “contra los aumentos indiscriminados en las tarifas de los servicios de luz, gas y transporte”. “Los tarifazos no solo son ilegítimos e ilegales, también son impagables”, señalaron desde el gremio que conduce Daniel Catalano.