El movimiento de los chalecos amarillos volvió ayer a las calles de Francia pero está vez con una consigna especial: denunciar la violencia policial en las manifestaciones de cada sábado. “El tema de hoy es la violencia policial, porque es insoportable. Nos prohíben manifestarnos y nos disparan sin ninguna razón. Hay una gran represión. Hay muchos heridos. Nacimos como un movimiento pacifista y no se entiende esa violencia”, dijo M. Leduc de 36 años, uno de los integrantes de la protesta de París.
Según el Ministerio del Interior, ayer en toda Francia hubo 58.600 participantes, menos que los 69.000 del sábado anterior y al menos 30 detenidos.
Dos meses y medio después de que comenzaran las protestas contra la política social y fiscal del gobierno de Emmanuel Macron, el movimiento de chalecos se convocó para denunciar la agresividad de las fuerzas represivas en el uso de Lanzadores de Bolas de Defensas (LBD) y bombas de estruendo. Según el grupo autodenominado “Desarmémosles”, 20 personas sufrieron heridas oculares desde el 17 de noviembre por el uso de los proyectiles de goma LBD. Por su parte, la Policía Nacional abrió 116 investigaciones de las cuales diez son por heridas graves en los ojos a causa del uso del LBD. “Es intolerable, inaceptable. Son heridas que mutilan, que destruyen vidas, a pesar de que somos pacifistas” explicó Antonio, uno de los asistentes que también se presentó como víctima de una bomba LBD. Según datos oficiales, desde el comienzo de las protestas las LBD fueron usadas más de 9.200 veces. Y su utilización contra manifestantes provocó graves lesiones, incluyendo las que perjudicaron a Jérôme Rodrigues, un miembro destacado de los chalecos amarillos. A pesar de las denuncias del movimiento, el Consejo de Estado francés dictaminó el viernes la legalidad de las armas LBD.
Además de denunciar el accionar desproporcionado de las fuerzas, los miles de participantes que salieron ayer de la estación de metro Daumesnil hasta la céntrica Plaza de la República, rindieron tributo a los heridos en las últimas semanas. Rodrigues, uno de los símbolos del movimiento desde que denunció haber sido herido en el ojo derecho por un proyectil policial, se sumó a la protesta entre ovaciones de los activistas. Subido a una tarima pidió la dimisión del presidente francés. Junto a él estuvo también otro de los líderes del movimiento, el camionero Eric Drouet. “Las pelotas de goma no se utilizan de manera correcta, por lo que queremos que se prohíban (...). Queremos destacar en esta protesta a los heridos, porque los medios de comunicación los ignoran”, declaró Drouet, quien calculó más de 100 heridos en el ojo por los disparos policiales, algunos de ellos con lesiones irreversibles. “El Estado los ha dejado en total abandono”, denunció el treintañero, quien estuvo en la organización de la primera gran protesta nacional del movimiento, el pasado 17 de noviembre. Desde entonces, sucedieron numerosos enfrentamientos violentos durante las marchas y el más célebre fue el del dos de diciembre cuando fue saqueado el Arco del Triunfo.
La movilización de ayer coincidió con la presentación de varios miembros que dicen ser de los chalecos amarillos a las elecciones europeas de mayo. Drouet, un asiduo de los debates televisivos erigido en figura de los activistas por su detención a inicios de enero, aseveró que las listas presentadas no son representativas del movimiento. “Nosotros no estamos en ese debate de presentarnos o no a las europeas. Esas listas tienen toda la libertad a presentarse a título personal, pero no con el nombre de los ‘chalecos amarillos’ por eso les hemos pedido que retiren esa denominación”, explicó Drouet.