Las células de la sangre del cordón umbilical, llamadas también “células madre”, pueden ser usadas en trasplantes de médula ósea como parte del tratamiento de enfermedades oncológicas, genéticas e inmunológicas. Las más frecuentes son las leucemias. Existe también una larga lista de usos potenciales no probados, en fase experimental. En Argentina, después del parto el cordón umbilical se desecha o se puede donar al Banco Público del Hospital Garrahan. Sin embargo, si bien el Banco Público funciona desde 1996, la opción más popular –aunque por su valor,no la más concretada– entre las futuras madres de clase media para arriba es la de la criopreservación a través de bancos privados. Los precios van de 1800 a 3000 dólares por la extracción, más una cuota de mantenimiento hasta que el niño alcanza los 18. La sangre del cordón umbilical es promocionada por los privados como cura en potencia para una gran paleta de enfermedades, sin que haya certezas sobre esas propiedades curativas.
La Sociedad Americana de Pediatría fue clara a la hora de desalentar “el almacenamiento para uso personal dado que la mayoría de las patologías eventualmente tratables ya están presentes en la propia sangre del donante”. Esta organización alerta “a las familias acerca de los mensajes engañosos de las empresas”. Esta misma línea tienen las advertencias de parte de organismos que van desde la Sociedad Americana de Trasplante de Médula Osea hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, pasando por la Comisión Ética de Consulta Nacional Francesa, que califica al congelamiento personal de cordón umbilical como “un proyecto mercantil que crea falsas esperanzas a través del uso de niños”.
Esta organización alerta “a las familias acerca de los mensajes engañosos que pueden difundir las empresas privadas”. Por su parte, para la Sociedad Americana de Trasplante de Médula Ósea la colecta y conservación de sangre de cordón umbilical para uso personal no es recomendable porque “la probabilidad de uso de la propia unidad es muy pequeña, tan baja como de 1 en 25.000 a 1 en 200.000”. Por estos motivos, países como Francia, Bélgica e Italia prohibieron los bancos con fines de lucro.
En el contrato de uno de los mayores bancos privados en Argentina se especifica que éste “no garantiza la utilidad de las células madre ni actualmente ni en el futuro”. Pero no siempre las empresas proveen esta información en términos claros. En la folletería de uno de estos bancos privados aparecen promesas como: “¿Sabía usted que su hijo podría mejorar los síntomas de una diabetes, una sordera o regenerar su cabello cuando sea adulto?”. “¿Qué diría su hijo si pudiendo guardar las células madre del cordón usted eligiera descartarlas?”, pregunta a sus potenciales clientes en un tono parecido a la extorsiónotro banco privado. Otra empresadedica en su web menos espacio a avales científicos que a los paquetes como la “Promo amigas”, un descuento para aquella embarazada que “consiga” a otra clienta.
“Lo que estas empresas ofrecen médicamente no sirve prácticamente para nada. Todas las instituciones científicas serias del país, y diría que del mundo, comparten esta visión”, asegura Gustavo Kusminsky, médico hematólogo, que con estas palabras habla en nombre de la Sociedad Argentina de Hematología. “Es éticamente reprochable cómo se aprovechande la vulnerabilidad de la pareja de clase media.Te dicen: por lo mismo que cuesta un viajepodés conseguir un ‘reaseguro biológico’ para tu hijo ¡que no asegura absolutamente nada! Ofrecen el servicio gratis a ‘famosos’ para que parezca que tienen alguna garantía”, analiza Kusminsky para PáginaI12, quien advierte también que “hay muchos obstetras que reciben honorarios adicionales que tal vez no sean de público conocimiento... y ese acto lucrativo hace que queden complicados para dar un consejo. Hay claramente, por lo menos, un conflicto de interés.”
“Llamar a esto seguro biológico es una falacia por las incertidumbres que el proceso plantea. En el caso de la congelación de cordón umbilical, lo que existe en realidad, es una inseguridad biológica. Se cuestiona la ética de vender un servicio cuyos resultados son desconocidos”, asegura Kusminsky. En resumen, “la criopreservación para uso propio no sólo no sirve para lo que dicen que sirve, sino que encima como gesto se opone a la donación solidaria a los bancos públicos de reconocido valor en el trasplante de médula”.
“A mí me vinieron a contar sobre las promociones en el curso de preparto, que es algo muy usual. En cada encuentro, antes de que llegara la partera había charlas en las que te vendían cremas o camisones. Son pocos los obstetras que te dicen que existe la opción de donar pero sí es muy frecuente que se te acerque un banco privado”, cuenta Natalia García, periodista y mamá de León, quien hacia el final de su embarazo analizó qué hacer con el cordón. “Era carísimo, pero lo consulté con mi médico. Me dijo: si alguna vez lo llegás a necesitar, andá al banco público del Garrahan”.