No es una novedad que el gobierno constantemente instala temas para no discutir los efectos que generan sus políticas en todos los ámbitos de gestión. Esta estrategia funciona de dos maneras, por un lado impone temas para que discuta la sociedad sobre asuntos generales que van desde la baja en la edad de imputabilidad, la ley de extinción de dominio o Venezuela, por ejemplo. Por el otro, instala temas que supuestamente son prioritarios para determinados sectores. Esto último es lo que sucede con dos temas que han tomado relevancia en los últimos tiempos, la reforma tributaria y la reforma laboral, sobre todo.
En el caso de la necesidad de una reforma tributaria, es un tema que se discute hace tiempo y muchas Cámaras Pymes coincidimos en que más que una reforma tiene que haber una reestructuración tributaria, porque en el idioma de los sectores empresarios cercanos al actual gobierno solo hablan de bajar impuestos sin plantear de qué manera van a solucionar ese desfinanciamiento que le generan a otras áreas del Estado. Desde CGERA (Confederación Gral. Empresaria de la Rep. Argentina) planteamos un esquema de segmentación del universo empresario para generar una escala progresiva tributaria que tenga en cuenta cuanto empleo genera una pyme y como redistribuye. Por ejemplo, si un importador de cualquier producto con 4 empleados factura lo mismo que una fábrica textil que tiene 50 trabajadores, consideramos que no pueden pagar los mismos impuestos ya que la segunda genera más empleo y dinamiza el consumo de los barrios.
Debemos decir también que en el contexto de la estafa electoral, el Gobierno prometió a las pymes bajar la carga tributaria, y pasados tres años la carga tributaria está casi en los mismos niveles que en 2015.
La reforma laboral es un caso distinto. No fueron las entidades Pymes las que salieron corriendo a pedirle al Gobierno la imperiosa necesidad de la reforma. Es un mandato que el FMI le impone al Gobierno como parte del acuerdo con el Fondo Monetario y que es bien recibido por las grandes empresas, pero no es el problema más importante para las Pymes argentinas. De acuerdo al razonamiento del Gobierno esta reforma va a generar empleo, crecimiento y es la solución al desastre productivo que el mismo ha ocasionado. Con esa lógica el Ministerio de Producción convocó durante esta semana en sendas reuniones a representantes empresarios y sindicatos de los sectores textil y metalúrgico para avanzar en este tema y se encontró, no solo con la oposición de los sindicatos, sino también de las Cámaras que no veían en esta propuesta la solución a los problemas sectoriales.
En este sentido debemos decir que en las reuniones que mantenemos con cámaras de todos los sectores productivos, los temas que de verdad nos preocupan tienen que ver con las políticas estructurales que ha adoptado el Gobierno desde el día que asumió. Las medidas que generaron el cierre de 10 mil pymes en nuestro país y la pérdida de casi 120 mil empleos industriales fueron la apertura indiscriminada de importaciones, la reducción de un 30 por ciento del mercado interno, la suba de tarifas con las cuales ya es casi imposible producir, las tasas de interés al 60 por ciento que funden a las empresas o la imposibilidad de ganar mercados en el exterior al haber dolarizado gran parte de la estructura productiva.
Podemos discutir todos los temas pero estas son las discusiones primordiales que tenemos las Pymes. Hacer de las reformas laboral y tributaria el eje de nuestros problemas es entrar en una agenda que solo le conviene al Gobierno para seguir imponiendo estas políticas que nos llevan a un nuevo Industricidio.
* Vicepresidente CGERA y presidente CIMA.