PáginaI12 En Venezuela
Desde Caracas
El acoso internacional que vive el gobierno constitucional de Venezuela no parece ceder ni siquiera con la incorporación de países al Grupo Internacional de Contacto que organizaron Uruguay y México y que planea un encuentro el próximo jueves en Montevideo. Por caso, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, volvió a hacer su aporte guerrerista al sostener que está analizando una posible intervención militar en Venezuela. El canciller Jorge Arreaza dijo que se trata de una amenaza y que confirma que el gobierno norteamericano “está al frente del golpe de Estado”. Mientras tanto, el autoproclamado presidente,Juan Guaidó, dijo estar trabajando en la ayuda humanitaria que, dicho sea de paso, depende exclusivamente del gobierno de Trump, el mismo que quiere invadir Venezuela. A todo eso hay que sumarle el ultimátum que hicieron países europeos para que el presidente constitucional Nicolás Maduro llame a nuevas elecciones.
La disputa por el petróleo de Venezuela se juega en varios escenarios. El principal actor es el gobierno de los EEUU que cada día que pasa confirma que es el organizador de todo lo que hace y dice Guaidó. El diputado ahora está concentrado en la puesta en marcha de la tan mentada ayuda humanitaria. El sábado pasado la anunció y dijo que el primer lugar de acopio será en la zona colombiana de Cúcuta. Luego habló de Brasil y de una isla del Caribe pero sin precisiones del lugar. Lo paradójico es que Guaidó habló de acopio como si hasta ese lugar cualquiera podría llevar lo que considere necesario para aportar a la ayuda. Sin embargo, la nota del Comité Internacional de la Cruz Roja que dirigió al gobierno estadounidense le advertía que la ayuda que estaba por enviar debía ser autorizada por las autoridades de Venezuela, esto es, el gobierno bolivariano. Por lo tanto, la Cruz Roja se refería a contenedores y no a acopios. Así, cada paso que da Guaidó no logra evitar que se le escapen las costuras norteamericanas.
Más allá de ese detalle, el diputado ha comenzado a desarrollar una estrategia que busca avanzar sobre la desestabilización institucional y que se expresó cuando anunció que encabezará una caravana hacia la zona del Táchira, lindante con la colombiana Cúcuta, para recibir esa dichosa ayuda humanitaria. Sin duda, es una actitud que bien puede provocar un momento de tensión con las autoridades aduaneras y, por qué no, con los militares venezolanos. Un hecho que, de concretarse, le permitiría a Trump contar con el motivo que necesita para ordenar la invasión. Una amenaza que ya había sido respondida por Maduro durante la movilización del sábado y que ayer se reiteró durante una entrevista que dio a un canal de televisión de España donde dijo que la única hipótesis de conflicto que visualiza es la de un ataque desde el norte: “Tendremos que defenderemos solo si el imperio norteamericano nos ataca. Nosotros no entregaremos Venezuela, es nuestra patria”, afirmó. De todas formas, en esa entrevista Maduro insistió con el diálogo y hasta aceptó la oferta del entrevistador de hablar con Guadió por teléfono pero el diputado no atendió y tenía la casilla de mensajes completa (ver aparte).
Esa comunicación que no se pudo hacer puede considerarse como una prueba de la decisión del diputado de no entablar el diálogo con Maduro. Es más, se resiste a las ofertas que hicieron México y Uruguay y la expuesta por la Unión Europea. En rigor, Guaidó tensó tanto la cuerda contra el gobierno bolivariano por lo que cualquier atisbo de aceptar una salida negociada sería considerada de inmediato por sus seguidores como una traición y como tal se convertirá en otro de los tantos fracasos de la oposición.
En otro orden, el juego de la UE se expresa en dos caminos. Por un lado anunció que se sumará al Grupo Internacional de Contacto que organizó México y Uruguay. Serán de la partida Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal, España, Suecia y Reino Unido. En tanto que por Latinoamérica estarán Bolivia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay. Sorpresivamente México anunció que se sumará una vez que las partes accedan al dialogar. En este espacio sólo Costa Rica integra el Grupo de Lima. En tanto que Ecuador es uno de los que reconoció a Guaidó como presidente encargado. Las posibilidades de éxito de este espacio son escasas y no sólo por la postura de Costa Rica y Ecuador sino que entre la delegación europea están Francia, Alemania, España y el Reino Unido que son los que le impusieron a Maduro un ultimátum para que llame a elecciones presidenciales o de lo contrario reconocerán a Guaidó. El plazo de los europeos venció en la medianoche de este domingo y ayer por la tarde Maduro reiteró que no está dispuesto a aceptar que gobiernos extranjeros le indiquen qué es lo que debe hacer: “No aceptamos un ultimátum de nadie, de ningún país”.
La situación política está lejos de distenderse. Maduro recorre todos los días las guarniciones militares y arenga a la tropa para defender la soberanía de Venezuela y la revolución bolivariana. A Guaidó parece que sólo le sirve la confrontación para mantenerse en la cresta de la ola y no defraudar a los que le exigen que termine sin piedad con el gobierno chavista.