El gobierno sometió por primera vez a debate el proyecto del Brexit en el Parlamento para oficializar la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. El ministro británico, David Davis, pidió a los diputados que aprueben el proyecto para “honrar” el voto de los ingleses, en referencia al referéndum que fue aprobado por el 51 por ciento de los sufragios en junio del año pasado. Hoy y mañana será debatido en la Cámara de los Comunes y mañana por la noche empezará la votación definitiva.

El trámite legal fue impuesto por el Tribunal Supremo y pospuso los planes de la primera ministra Theresa May, que pensaba empezar la separación definitiva del bloque en marzo. Con este nuevo calendario, se espera que el proceso en la Cámara de los Comunes termine el 8 de febrero, aunque May confía en que podrá implementarlo acorde a lo estipulado para coincidir con la cumbre europea de Malta del 9 de marzo.

Davis reclamó el respaldo al documento que le permite ejecutar a May el controversial artículo 50 del Tratado de Lisboa. La disyuntiva radicaba en si Gran Bretaña, como país que compone aún la UE, podía salir del bloque por prerrogativa real o si necesitaba la aprobación parlamentaria. Sin embargo, la Corte obligó a May a enviar el proyecto al Parlamento. Para el ministro, la sesión de hoy fue para “implementar una decisión ya tomada” y añadió que cualquier intento de bloquear la ley sería mal visto por los británicos.  "Le preguntamos a la gente si quería dejar la UE, y decidieron que sí", prosiguió: "Confíen en el pueblo".

En su último discurso, la primera ministra confirmó que su país saldrá del mercado europeo para recuperar el control pleno de las fronteras y la inmigración, aunque dijo que sus aspiraciones incluían un acuerdo comercial con el bloque. En representación de la UE, el parlamentario Guy Verhofstadt, advirtió en un programa con la BBC que May no va a poder “seleccionar a gusto” los beneficios que quiera retener por ser miembro del bloque. “Necesitamos una asociación justa”, sentenció.

Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista y principal detractor del Brexit, pidió a sus diputados que voten con el gobierno, pero algunos ya se negaron a hacerlo. “Hubiese deseado que el resultado fuera otro, pero nuestro partido tiene que aceptar el resultado”, expresó el opositor.

Por el lado de los conservadores, el voto está más dividido: Ken Clarke ya confirmó que va a votar en contra porque es “de interés nacional quedarse en la UE”, pero su compañero Sir Bill Cash expresó que la ley “recuperará la soberanía de Gran Bretaña”.