PáginaI12 En Venezuela
Desde Caracas
La decisión de un grupo de gobiernos europeos de reconocer al diputado Juan Guaidó como presidente autoproclamado fue rechazado con dureza por el gobierno constitucional de Venezuela. La noticia llegó justo el 4 de febrero que para la revolución bolivariana representa una fecha fundacional (ver aparte). En ese contexto el presidente Nicolás Maduro dijo que el gobierno sigue firme, más rebelde que nunca y aseguró que “le estamos ganando al imperialismo norteamericano y al cartel de Lima”, como definió al Grupo de Lima que aglutina a gobiernos latinoamericanos que adhieren a la estrategia golpista de los Estados Unidos y que por estos días se reúne en Canadá. De todas forma, Maduro no abandonó la búsqueda de una salida a la crisis a través del diálogo. En ese sentido ayer anunció que remitió una carta al papa Francisco para que intervenga en una mediación.
Maduro habló ayer en dos oportunidades. Primero fue durante una de sus visitas a los cuarteles militares y durante la tarde volvió a hacerlo donde envió un mensaje directo al presidente Donald Trump, a quien le dijo que “estamos preparados para dar las batallas más encarnizadas por encima de la muerte y el riesgo”. Pero también repudió “el seguidismo de Europa a los dictados de Estados Unidos” que ayer reconocieron al diputado opositor repitiendo la estrategia implementada cuando Guaidó se autodeclaró presidente encargado. En esa oportunidad el primero en respaldarlo fue Trump a través de Twitter y de inmediato se activó una seguidilla de reconocimientos que realizaron, por el mismo medio, los presidentes latinoamericanos. Ayer, cuando venció el supuesto ultimátum que un grupo de países de Europa le impuso al presidente Maduro donde le exigían que llamara a elecciones so pena de reconocer al diputado como jefe del gobierno, el titular del jefe del Estado español, Pedro Sánchez anunció que “reconoce oficialmente al presidente de la Asamblea de Venezuela, al señor Guaidó Márquez, como Presidente Encargado de Venezuela”. Luego, como si alguien hubiese dado el grito de largada, hicieron lo mismo Alemania, Francia, Portugal, el Reino Unido, Austria, Bélgica, Polonia, Holanda, República Checa, Luxemburgo, Croacia, Hungría, Lituania, Letonia, Estonia y Finlandia.
El canciller Jorge Arreaza aseguró que esa declaración era “una jugada anunciada”. Lo dijo durante un foro que se realizó en Casa Amarilla, la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, y que contó con la presencia de más de 60 representantes y líderes de organizaciones sociales y políticas de diferentes países de América Latina y África. Poco después, la Cancillería emitió un comunicado donde repudió esta decisión de “plegarse oficialmente a la estrategia de la administración estadounidense de derrocar al gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro que el Pueblo venezolano eligió de forma soberana, libre y democrática”. En el comunicado, el canciller indicó que “la soberanía del Pueblo venezolano no está sujeta a ninguna clase de reconocimiento por parte de autoridad extranjera alguna, mucho menos luego de 200 años de haber roto las cadenas coloniales, gracias a la gesta independentista liderada por el Libertador Simón Bolívar”. En otro tramo, el documento considera como alarmante la subordinación de esos gobierno “a la política guerrerista” de los Estados Unidos y adelantó que a partir de este momento el gobierno venezolano “revisará integralmente las relaciones bilaterales con esos gobiernos hasta tanto se produzca una rectificación que descarte su respaldo a los planes golpistas y los reencauce hacia el respeto estricto del derecho internacional”.
El Papa
En ningún momento Maduro ocultó su decisión de buscar el diálogo como salida a la crisis que se generó a partir de la decisión del gobierno de Trump de imponer un presidente autodeclarado para desestabilizar y destituir al gobierno bolivariano. En ese contexto y luego de aceptar las mesas de negociaciones que ofrecieron México y Uruguay, Maduro le envió una carta al papa Francisco mientras se encontraba de gira por los Emiratos Árabes Unidos. En la misiva, que el propio Maduro la dio a conocer durante una entrevista con el canal de noticias italiano Sky TG24, le pide ayuda para concretar el diálogo con la oposición que busca desplazarlo del poder. “Envié una carta al papa Francisco, espero que esté en viaje o que haya llegado a Roma, al Vaticano, diciendo que yo estoy al servicio de la causa de Cristo. Y con este espíritu le pedí ayuda, en un proceso de facilitación y refuerzo del diálogo, como dirección”, aseguró el mandatario venezolano quien además afirmó que le pidió al Papa “que produzca su mejor esfuerzo, su voluntad para ayudarnos en el camino del diálogo. Esperamos recibir una respuesta positiva”.
La iniciativa del presidente venezolano surgió como una respuesta a las expresiones que el mismo Papa había tenido la semana pasada cuando estuvo en Panamá. En aquella ocasión, Francisco pidió una salida “justa y pacífica” y reconoció que lo “asusta” el posible derramamiento de sangre. En ese contexto llegó la carta desde Venezuela y trascendió que los posibles negociadores son el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, y el sustituto para los Asuntos generales (uno de los virtuales vice ministros de Parolin), el obispo Edgar Peña Parra, de nacionalidad venezolana. Luego de que se conociese esa noticia, el titular de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), Oscar Ojea, sumó su adhesión a la posición del Papa. El obispo de San Isidro advirtió que el objetivo del jefe de la Iglesia Católica es lograr “una verdadera reconciliación” y advirtió que “el conflicto se pueda arreglar y se pueda solucionar con una salida hacia adelante” por lo que subrayó que “el Papa no quiere perder ese lugar” de mediación. En rigor, la declaración de Ojea no puede ser considerada como la posición oficial de la CEA porque la referencia a Venezuela la incluyó en un video donde dio un mensaje de su experiencia en el encuentro de la juventud católica que se realizó en Panamá.