Desde Caracas
Toda historia tiene su origen y el del chavismo puede considerarse que fue el 4 de febrero de 1992 cuando el entonces teniente coronel Hugo Chávez Frías encabezó un alzamiento contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez. Esa operación fue un fracaso en lo militar pero poco a poco se transformó en un triunfo político. Sin embargo, para el ministro de Cultura, Ernesto Villegas, el origen del chavismo tiene un preámbulo que sucedió el 27 de abril de 1989 cuando se produjo la gran rebelión popular contra la medidas neoliberales del presidente Pérez y que se conoció como el Caracazo. “Son dos expresiones de la rebelión del pueblo venezolano. La primera fue la del pueblo humilde y la segunda del pueblo en uniforme”, dijo Villegas a PáginaI12 que “sembraron” lo que hoy es la revolución bolivariana.
–¿Por qué el 4 de febrero de 1992 dividió la historia de Venezuela?
–Pues sí, el 4 de febrero forma parte de un binomio que integra con el 27 de febrero de 1989. Juntos son dos expresiones de la rebelión del pueblo venezolano. La primera, la del 27, fue la rebelión del pueblo más humilde, la de los barrios y la otra, la del 4, fue la del pueblo de uniforme. Los militares se sumaron a esa oleada rebelde que el pueblo había abierto. Cuando investigas, la juventud militar ya venía echando raíces en un proyecto bolivariano desde antes de 1989. La represión de esos días, ordenada por Carlos Andrés Pérez, a esa rebelión popular terminó de decidir a los jóvenes militares a irrumpir en el escenario político de Venezuela porque Pérez ordenó reprimir a sangre y fuego con fusiles. Fueron los militares los que dispararon. No fue un exceso coyuntural sino que fue una orden general porque se suspendieron las garantías constitucionales.
–Decretó un estado de sitio.
–Efectivamente pero además Venezuela jamás había conocido lo que era un estado de excepción o un toque de queda. Incluso los periodistas debíamos salir a la calle con un salvoconducto a una hora determinada. Eso se vivió en 1989. Eso generó un resentimiento entre los soldados más jóvenes con estas órdenes de reprimir. Se abrió un proceso de reflexión profunda en las filas militares donde se venía gestando un movimiento militar inspirado en el pensamiento de Simón Bolívar. Ahora, lo de 1992 fue una derrota militar pero también fue una victoria política del comandante Hugo Chávez porque esos pocos segundos de televisión que tuvo donde asume su responsabilidad desde un movimiento militar bolivariano demostrando que encabezaba un movimiento doctrinario. Aquel “por ahora” le dio un sentido de trascendencia a ese movimiento que parecía que había fracasado.
–¿Cómo se vivió ese episodio?
–Para la izquierda eso fue muy complejo porque nosotros veníamos de la escuela que decía que todo lo militar estaba necesariamente asociado con la derecha.
–Eso es cierto porque, al menos en la Argentina y por su historia de golpes de estado militares, esa rebelión era difícil de comprender.
–Mire, mi papá fue preso político con la última dictadura militar en Venezuela (Marcos Pérez Jiménez 1958). Fue perseguido y torturado. Entonces, para mi que nací en una familia de izquierda ese intento de alzamiento militar era leído con esos lentes pero hubo cosas que desbarataron esos prejuicios. Una de ellas fue la aparición del comandante Chávez y luego los testimonios de los periodistas que habían observado que la gente de los barrios aplaudían a esos militares rebeldes que eran detenidos. Es necesario recordar que Carlos Andrés Pérez había llegado a la presidencia diciendo que el paquete neoliberal era un programa mata gente. Pero de inmediato traiciona a su electorado al aplicar la receta neoliberal y el pueblo se sintió burlado por lo que la irrupción de estos jóvenes militares generó la simpatía de los sectores populares que estaban golpeados por la traición del gobierno de entonces.
–Y hoy, 27 años después, ¿qué significado tiene con esta pelea directa que hay con los Estados Unidos?
–En este momento vemos que se está produciendo la confrontación de Bolívar y (James) Monroe. Al final es eso. Las fuerzas que acompañan hoy el golpe de Estado son profundamente monroistas y quienes empujamos hacia delante la revolución con el presidente Maduro a la cabeza somos bolivarianos. Es una evidente polarización histórica. Cuando se ven los códigos y claves del proyecto del monroísmo están en el actual proyecto restaurador y neocolonial. Y cuando se ve a las fuerzas del chavismo se nota que la mueven los ideales y la visión del mundo de Simón Bolívar.