El próximo lunes 9 de septiembre, a las 3 de la mañana, hora argentina, un asteroide de 40 metros podría impactar contra la Tierra a una velocidad de 44 mil kilómetros por hora. El asteroide tiene 40 metros de largo. No hay mayores precisiones sobre el impacto, que de momento se calcula en una posibilidad entre 11.428.
El asteroide ya fue bautizado 2006 QV89. Si el impacto se llegara a producir, la devastación sería de unos dos mil kilómetros cuadrados. El 30 de junio de 1908, en Tunguska, plena meseta de Siberia, un bólido reventó antes de tocar tierra. La explosión, similar a la de una bomba nuclear, arrasó con árboles en un área de más de dos mil kilómetros y se sintió a 400 kilómetros a la redonda.
Los expertos calculan que recién en julio habrá precisiones sobre el riesgo de impacto. Por sus dimensiones, el 2006 QV89, en caso de chocar con la Tierra, tiene un 70 por ciento de posibilidades de hacerlo en el mar. Su poder de daño sería limitado comparado con los de un kilómetro de largo, similares al que provocó la extinción de los dinosaurios, y que no tienen chances de acercarse a la Tierra por los próximos siglos. La preocupación pasa por los que tienen entre cien metros y un kilómetro: apenas se conoce al 30 por ciento de los que atraviesan el Universo y su poder de destrucción es incalculable.
La gran pregunta es si una amenaza latente como la de un asteroide que enfila hacia la Tierra puede evitarse. Alguna vez, la ciencia-ficción planteó una película como Armagedón, estrenada en 1998, que narraba la aventura de un grupo de astronautas enviados a hacer una detonación en un gigantesco asteroide que se dirige hacia el planeta y amenaza con exterminar toda forma de vida.
La Agencia Espacial Europea y la Nasa trabajan en esa idea, pero si el 2006 QV89 va a impactar en septiembre, no habrá tiempo para evitarlo. Recién en 2021 está previsto enviar la misión Dart para probar una técnica de cambio de dirección de asteroides. La idea es disparar una carga de 500 kilos a 21 mil kilómetros por hora contra Didymoon, la luna de un asteroide bautizado Didymos. Los expertos calculan que el impacto provocaría un cambio de velocidad en Didymoon de 0,4 milímetros por segundo.
A su vez, se planea enviar una misión al sistema de Didymos para estudiar el impacto del cráter. Sería recién en 2026 y aun no hay financiación. Por otra parte, la Agencia Espacial Europea tiene en carpeta diseñar un telescopio que permita detectar al 70 por ciento restante de los grandes asteroides en el hemisferio sur. Chile es el lugar elegido, pero aun no hay presupuesto. Mientras, en el hemisferio norte, se construye el telescopio FlyEye en Sicilia.