Luis Marcelo Escobar se hacía pasar por policía de drogas peligrosas, subía a chicas a un auto mediante engaños y abusaba de ellas en zonas descampadas, utilizando un arma para amedrentarlas. Lo hizo en 18 oportunidades, entre 2014 y 2016, sobre todo en las zonas sudoeste y noroeste de la ciudad. Muchas de las víctimas eran menores de edad, de entre 14 y 17 años; pero también sometió a jóvenes de hasta 25. A partir de mañana, el abusador serial será juzgado por los delitos cometidos contra la integridad sexual de esas mujeres. La fiscal Carla Cerliani pedirá pena de 50 años de prisión por los ataques. El tribunal estará compuesto por las juezas María Isabel Mas Varela, Patricia Bilotta y su par, Mariano Aliau.
Escobar fue detenido en agosto de 2016 por uno de los hechos y cuatro meses después fue imputado por una serie de abusos reiterados, con el mismo modus operandi: en horarios de la tarde y noche, salía en diferentes vehículos, se bajaba al ver a alguna chica sola en la parada de un colectivo o caminando por la calle, y se presentaba ante ellas como policía de drogas que estaba detrás de personas vinculadas a la venta de estupefacientes. A algunas les decía que las necesitaba como testigos y a otras, que debía llevarlas por averiguación de antecedentes. Una vez en el auto, buscaba un lugar descampado y las hacía bajar para requisarlas. Allí iniciaba diferentes sometimientos sexuales.
El caso mantuvo en vilo a la unidad especial de Delitos contra la Integridad Sexual del Ministerio Público de la Acusación (MPA) cuando comenzaron a llegar relatos similares de chicas abusadas por un desconocido, que decía ser policía y usaba engaños similares. La más joven de las víctimas tenía 14 años al momento del hecho, perpetrado a la salida de la escuela en barrio Acindar.
El acusado tiene 41 años y fue arrestado en la localidad de Soldini. Si bien al principio se habló de 13 casos, finalmente le achacaron otros cinco hechos, con la misma mecánica delictiva. La detención se logró cuando el acusado circulaba en un Fiat Duna con pedido de captura, que coincidía con la descripción de una de las víctimas.
Entre los elementos de prueba, la fiscal cuenta con el relato de las víctimas, que no se conocen entre sí y dan cuenta de la misma maniobra, la descripción física del acusado, la del arma que usaba y la forma en la que se presentó ante cada una de ellas. Se trata de delitos cometidos en su mayoría con un arma de fuego, de abusos con acceso carnal, solo uno en grado de tentativa y otros de abuso simple. También cuenta con al menos seis exámenes de ADN positivos que complican más aún su situación. Además, le achacan hechos de amenazas desde la cárcel, cuando ya estaba detenido en Piñero.
Casos. El 4 de abril de 2014, en San Martín y Garibaldi, la víctima de 18 años esperaba el colectivo; el 28 de mayo de 2014, interceptó a una chica de 19 años en Juan José Paso y Argerich; el 8 de octubre de 2014, en Paraná y Córdoba, con una víctima de 16 años; el 20 de octubre de 2014, a una chica de 15 años que caminaba por Juan José Paso y Garzón; 10 de noviembre de 2014, en Ovidio Lagos y Avenida Arijón. Los hechos son solo el inicio de la saga de delitos que se repitieron con una periodicidad mínima de 15 días. Entre los últimos, surge el caso de una nena de 14 años de barrio Acindar que volvía caminando a su casa cuando fue abordada por el hombre, en Avellaneda y Doctor Rivas, cerca de las seis de la tarde. Escobar le dijo que era policía y la hizo subir al auto para llevarla a la comisaría como sospechosa en una causa de drogas. En Rouillón y Maradona la hizo entrar a una casa en construcción. Allí esperaba otro hombre con quien la sometieron. La madre de la niña hizo la denuncia y días después se logró dar con el agresor.
Por aquellos días, los rosarinos se estremecieron con el caso de la nena secuestrada y abusada; pero la acusación cobró relevancia cuando cuatro meses después Cerliani reveló otros 17 hechos similares. En 15 de ellos usó el arma descripta por las víctimas.