El arzobispo de Tucumán, Carlos Alberto Sánchez, será el encargado de realizar la investigación eclesiástica de las denuncias contra el ex obispo de Orán, Gustavo Zanchetta, acusado de “abusos sexuales y de poder”. Así lo informó el actual obispo de Orán, Luis Antonio Scozzina, indicando que el procedimiento fue ordenado por la Congregación para los Obispos, el organismo vaticano responsable de seguir la actuación de la jerarquía católica. Sánchez (55 años) es sacerdote desde 1988 y fue nombrado arzobispo de Tucumán en agosto de 2017 por el papa Francisco.
Zanchetta renunció a sus responsabilidades en la diócesis católica de Orán el 29 de julio de 2017, invocando “un problema de salud” que le impedía “llevar plenamente el ministerio pastoral”. Llamó la atención el abandono intempestivo de sus funciones, aún antes de que la dimisión fuese aceptada por el papa Francisco. En esa ocasión el obispo se trasladó a Corrientes y luego a España.
Tres meses después, cuando su renuncia a Orán ya había sido aceptada por el Papa, el mismo Jorge Bergoglio designó a Zanchetta como asesor de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede Apostólica (APSA), el organismo encargado de gerenciar los bienes del Vaticano. Según informó oportunamente Alessandro Gisotti, director interino de la Sala de Prensa del Vaticano, el Papa hizo ese nombramiento “en consideración a su capacidad de gestión administrativa”, siendo este “un cargo que no implica responsabilidades de gobierno”. El funcionario aclaró también que en el momento de realizarse la designación no existían las denuncias que ahora se investigan contra Zanchetta.
“Las acusaciones contra Zanchetta surgieron en los meses recientes, casi un año después de que el Papa lo nombró para un puesto en el Vaticano”, dijo Gissoti e informó que el obispo Zanchetta “se abstendrá” de su tarea en la Santa Sede “mientras dure la investigación preliminar”.
El propio Gissoti, que se hizo cargo interinamente de la Sala de Prensa del Vaticano a comienzos de este año, tuvo entre sus primeras tareas la de anunciar que se iniciaba la investigación contra Zanchetta y que el Papa, de quien el obispo se dice amigo personal, había decidido separarlo momentáneamente de sus tareas.
Las denuncias presentadas contra Zanchetta fueron formuladas por varios seminaristas de la diócesis de Orán, pero en el expediente podrían sumarse testimonios de otras personas que también habrían sido víctimas del sacerdote antes de que este llegara a la diócesis salteña.
Scozzina no precisó ni el tiempo ni el procedimiento que se adoptará. Este tipo de investigaciones en la Iglesia Católica suelen hacerse de forma totalmente reservada y las conclusiones se elevan a la Congregación para los Obispos y al mismo Papa.
Francisco convocó para los días del 21 al 24 de febrero de este año a una reunión extraordinaria de los presidentes de la conferencias episcopales católicas de todo el mundo para analizar los problemas de abusos sexuales en la Iglesia y con la finalidad de fijar estrategias para superar el problema. Al regresar de Abu Dabi esta semana y después que se hiciera pública una denuncia en el mismo sentido, Bergoglio admitió que “hubo curas y también obispos” que abusaron de monjas en la Iglesia.
Sobre la reunión de los presidentes de las conferencias episcopales el Papa también había pedido bajar las expectativas, señalando que no hay que esperar que de allí salgan soluciones. El 27 de enero, en su viaje de retorno desde Panamá, Francisco dijo a los periodistas: “me da la sensación de que las expectativas están un poco infladas”. Y pidió “atemperar las expectativas” respecto de los resultados del encuentro “porque el problema de los abusos continuará” dado que “es un problema humano”.