Hoy comienza a regir el nuevo esquema de venta minorista por el cual los comercios están obligados a diferenciar entre los precios al contado y los financiados en cuotas. Para el Gobierno, el sistema de “precios transparentes” permitirá que caigan los precios de venta al contado. Sin embargo, asociaciones de consumidores advierten que es más probable que suban los precios de los productos financiados.
Eso podría repercutir negativamente en el consumo de bienes que suelen contar con financiamiento, como es el caso de los durables. Además, el nuevo esquema supone la desfiguración de los programas de Ahora 12 y Ahora 18. Si bien esos planes contarán con un financiamiento más barato que el regular, el gran atractivo de las “cuotas sin interés” dejará de estar vigente.
“Buscamos que se aclare qué es el precio contado y cuánto es el costo de financiamiento. Estamos convencidos de que hay muchos precios en rubros como electrónica, electrodomésticos e indumentaria que van a bajar para compras con contado o en un pago. Pasamos de un sistema donde todos vivíamos engañados a un sistema donde decimos la verdad y todos conocemos los verdaderos costos. Estamos trabajando en normalizar la economía. Un elemento clave de esa normalización es que haya más competencia entre las tarjetas para brindar financiamiento”, dijo ayer el secretario de Comercio, Miguel Braun. La tradición económica va en contra de la promesa oficial: los precios suelen ser inflexibles a la baja.
El Gobierno aclaró que los planes Ahora 12 y Ahora 18 siguen vigentes, aunque “ahora los comerciantes deberán dar a conocer la financiación de esos planes”. Se explicitará que Ahora 12 tiene un costo financiero total del 27 por ciento y Ahora 18, del 30 por ciento. La diferenciación de precios vuelve menos atractivo esos programas de impulso al consumo.