Ella es Anita Co, una mujer que decidió ser ella misma y su identidad empieza por la reconstrucción de su propio nombre. Tiene 40 años y si le dicen Ana no se da vuelta porque no se siente nombrada o percibe su nombre entero como una forma de antipatía o distancia. Igual que cuando su mamá, la cantante Inés Rinaldi, estaba enojada y le decía “Ana Inés” como una forma de reto con el nombre entero sin diminutivo en esa extensión antojadiza que hace que la propiedad del nombre diga algo más que el nombre en el momento en el que se nombran. Su papá, Juan Carlos Cuacci, es músico, y su tía Susana Rinaldi. “Me han presentado enternamente como la sobrina de...” y ella no es de nadie. Por eso, desde los 18 años buscó su identidad propia que ahora se define con esa forma de re-nombrarse: Anita Co es una bandera de independencia sobre su propia vida y su propia obra.
La carta documento, sin embargo, la nombra como ella no se llama. Y la interpela a presentarse el 12 de febrero, a las 9.30, a una audiencia de conciliación penal, en una causa que le inició Juan Darthés, ante el Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional N°9, en Talcahuano 250, después que ella relatara lo que sufrió trabajando con el actor en su muro de Facebook. “El pretende que me retracte y se haga pública esta retractación. No puedo mentir. Muy lamentablemente es cierto”, escribió ella en un comunicado, sobre la audiencia a la que va a concurrir con su abogada Raquel Hermida. “Un querellante ausente (en Brasil) me notifica una denuncia que inició hace un año y que activa para ocultar delitos mayores. El proceso pretende que mienta, pidiéndole perdón a un abogado. El 12 de febrero voy a repetir la verdad. En nombre de todxs, por el derecho a hablar y porque el tiempo no puede callarnos”, subrayó.
“No voy a detenerme, no voy a callarme”, explicita en una entrevista con Las12, con los ojos mirando de frente al futuro y con la decisión de hacer del pasado un punto de inflexión, por ella y por muchas. Tiene una musculosa que dice “Be Happy” y la felicidad también es una decisión puesta en el pecho, igual que la pollera y la ropa, de La Cofradía, como una forma de estar juntas en un modo nuevo, que viste para seguir, para ser ella, no lo que quieran que ella diga o como quieren que se muestre o la llamen. Anita no quiere que su palabra tenga entidad por ser famosa, ni tener que defenderse de quienes acusan a las mujeres que hablan contra el machismo por tener ambición de reconocimiento. Ella no necesita títulos, ni tampoco dejar la pasión por su trabajo. La pelea, justamente, es para seguir adelante y que los obstáculos no se conviertan en finales. Tampoco puede lidiar con las periodistas que le insisten en interrogantes sin respuesta o con quienes pretenden descalificarla por no ser conocida.
Anita es cantante, actriz y productora. “Pecado” es el nombre de su disco de tangos y boleros que sacó hace más de una década, en el 2008. Ahora, once años después, prepara otro espectáculo de boleros, con Pablo Par, en la Biblioteca Café. Tiene lunares que le sobresalen en la piel. Corre entre trabajos por el verano porteño aturdido de ruidos y mira con ojos muy grandes con una firmeza que no acepta titubeos y las uñas fucsias para que nada del color sea arrebatado por la mezquindad que busca arrinconar la palidez en la burocracia del miedo. El humor y el cuerpo también son parte de su lucha y, por eso, también planea estrenar una comedia en el formato de microteatro.
En 1999 Anita sufrió una situación que relató en su cuenta de Facebook, el 21 de febrero del 2018: “Cuando se calla mucho tiempo quizás al hablar sale todo desordenado y furioso, pero es tiempo. Hoy leí que una vez más otra persona defiende públicamente a Juan Darthes. Yo no solo no lo defiendo, sino que le creo rotundamente a Calu y a todas las mujeres que deben existir y se callaron. En otros países se ha demostrado que están haciendo cierta justicia frente a estos hechos, pero aquí seguimos flacos. Este señor está como cara protagonista de una tira y la gente lo defiende y él con su abogada recurre sin tapujos a la justicia (...) En Pol-ka yo no era nada más que una actriz más del montón que había conseguido hacer un par de capítulos en la segunda temporada de Gasoleros y con ilusión cuidaba mi trabajo. Pero hoy me terminé de cansar. Yo soy mujer y soy feminista y no me voy a callar más”, contó sobre su decisión.
Y relató: “En un parate de la grabación estaba charlando en un camarín con JD, a quien conocía desde adolescente y le contaba que cuando era chica y mi viejo dirigía una comedia en la que él cantaba yo escuchaba siempre que iba una canción que me encantaba como la cantaba. Momento en el que el señor se desliza con la silla que tenía rueditas y se me tira encima, se para y me tira contra la pared, me besa, me mete la lengua, me agarra la mano y me hace tocarle su sexo, mientras me dice ‘Mirá cómo me ponés’. Yo congelada y sin poder reaccionar. En segundos entró una de las chicas de vestuario y él se separó inmediatamente y yo me fui. Los días siguientes de grabación me persiguió. Terminé de grabar y no volví a verlo”.
El tiempo es ahora porque es ahora cuando las mujeres estamos juntas, se escucha y se puede hablar. Ella reflexionó: “Me callé. Por miedo, por inseguridad, porque nadie me iba a apoyar con esto. Hoy los tiempos empezaron a cambiar. Si las mujeres seguimos callando nos convertimos en cómplices. Yo no quiero ser más cómplice de lo aberrante ni quiero cubrir de algún u otro modo a una sociedad e industria que sigue siendo machista y en la que nos rodean personas que bajo su poder creen que pueden hacer con nosotras lo que quieran”.
¿Desde chica quisiste ser actriz?
–Sí, al estar en una familia de artistas, vino conmigo. Toda mi vida tuve claro que quería ser actriz y después vino querer laburar como cantante.
¿Creés que las prácticas de machismo de- salientan a las mujeres en sus lugares de trabajo?
–Hay dos cosas que van por dos carriles diferentes. A la carrera artística la gente la tiene asociada con la fama. Pero eso es muy cruel y no tiene que ver con ser una artista. Si no sos famosa, ante la mirada del otro, no sos nadie.
¿Qué te dicen?
–No existís.
¿Te influye?
–Para la mirada de la gente una denuncia es para ir al Bailando y es porque el éxito les parece el Bailando.
¿Las víctimas deberían dejar de trabajar para conformar a quienes las acusan de denunciar por conseguir trabajo o esa es una contradicción con lo que se busca, que es el empoderamiento laboral de las mujeres?
–Hay que no darle entidad a las personas que no tienen empatía y son agresivas. No me engancho en redes para no leer algo que me haga mal. No contestar es una forma de no darle lugar.
¿Cómo se enlazan los relatos de mujeres para ayudar a otras mujeres?
–Yo lo quise contar por la bronca que me daba que no le creyeran a Calu Rivero y a Natalia Juncos.
Thelma Fardín contó que la influyó cuando leyó que vos relatabas que te había dicho “mirá cómo me ponés”, que es lo mismo que le dijo a ella. ¿Cómo tomás esta hilación entre ustedes?
–Cuando nos conocimos con Calu me emocionó ver el alivio que sentía que otra persona hablara y la unión entre nosotras. Ahora con lo que dijo Thelma que le pasó con mi carta sentí responsabilidad. En la conferencia de Actrices Argentinas, antes de que hablara Thelma, cuando vi el video, me puse a llorar porque terminé de tomar conciencia lo que generó hablar y la dimensión que tomó eso. En la carta yo deseaba que las mujeres no nos callemos. Y que ahora se hable en todos lados espero que se capitalice para que todos podamos cambiar y mejorar. Los hombres también se van a sentir bien de correrse del lugar de machito argentino que tienen que mostrar a sus mujeres como trofeos y no llorar. Yo creo que todos los hombres están reflexionando y pensando qué hicieron antes, incluso desde las palabras, los chicos hacia los putos, los chistes hacia las mujeres, los chistes hacia los hombres pollerudos. Somos una sociedad que está todo el tiempo chicaneando de forma machista. Todos nos vamos acomodando, desde distintos lugares y generaciones, para ver cómo hacemos con esto.
¿Te sentiste sola después de tu denuncia?
–En su momento, el 23 de enero del año pasado, fui al programa de Jorge Rial porque en ese momento iban muchas feministas y tenía que hacer una sola aparición. Los periodistas te llaman durante una semana y después no te llama nunca nadie más. La televisión es un circo mediático en lo que todo se mide por el rating. Ahora, cuando volvió a estallar, sentí que me terminaron de creer y de abrazar.
Una forma de manipulación mediática fue decir “yo voy a la Justicia a que se aclaren las cosas”, pero en realidad estaba denunciando él por hablar y la justicia no iba a dirimir los episodios de machismo, sino si sus dichos lo habían perjudicado.
–A mí nunca me pidieron ni los documentos en la calle y que me toque el timbre la policía para traerme una notificación de una audiencia es intimidante. Yo infiero que eso es para que una se calle y se corrija. Mi forma de ser no permite que pueda responder de ese modo por más que pueda sentir miedo o se me llene la cabeza de preguntas. No voy a detenerme.
¿Por qué él inicia una demanda penal contra vos?
–Es una demanda penal por calumnias e injurias. El la anuncia en febrero del año pasado y a partir de ahí, su abogado empieza a decir que vamos a recibir una citación con Natalia Juncos. Pero desde febrero nunca recibí nada. Y recién ahora, después de lo de Thelma, el jueves 10 de enero de este año, me toca el timbre una mujer policía vestida de civil. Vi mi nombre en el papel y pensé “¿En serio?”. Quieren que pida perdón de manera pública. Eso no va a pasar. Voy a sostener mi verdad.
¿Por qué creés que viene un recrudecimiento de la causa?
–Está todo hilado.
¿Por qué este tema unifica a los sectores antiderechos?
–El aborto legal, seguro y gratuito no se trata del aborto y punto. Se trata de un montón de libertades que necesitamos tener de manera urgente. Se trata de la pelea por la igualdad que no hay manera de ocultarla. Y lamentablemente te terminan viendo con el pañuelo verde y te escriben “asesina” y “abortera” y no les importa lo que viví. Se confunde todo.
El derecho a decidir es cuándo tener sexo y cuándo no y cuándo ser madre y cuándo no...
–Es que hay hombres que se sienten perdidos en todo esto y en sus formas de abuso. Hay algunos que están enojados y aterrados y se sienten sus reacciones. Por supuesto que no son todos los hombres.
¿Por qué creés que este caso es emblemático por el poder que implica y los modos de producción de la televisión?
–Hay notas en los medios gráficos que ponían fotos mías con cara de mala mina y de él con camisa blanca, una cruz colgada y sonriendo. Eso también es machismo: querer mostrar que yo soy mala y él es un santo. Hay un tema de poder que es intimidatorio.