Luego de que un hombre de 33 años falleciera aplastado por un árbol, en San Cristóbal, autoridades del Gobierno de la Ciudad señalaron que los principales problemas del arbolado urbano son los ejemplares añosos y las obras de las empresas de servicios públicos en las veredas. “La verdad es que la cantidad de árboles caídos en Buenos Aires no es significativa”, aseguró el director general de Mantenimiento de Espacio Público, Gabriel Borges, quien añadió que las cuadrillas retiraron el año pasado unos 5000 árboles peligrosos. El funcionario informó que, en promedio, el gobierno porteño recibe entre 4500 y 5500 reclamos mensuales por poda o remoción a través de las comunas.
Borges dijo que casi el 90 por ciento de los árboles de la Ciudad están en buen estado, aunque los paraísos son “los más peligrosos porque se pudren y ahuecan, lo cual hace que se caigan, pero se apunta a retirarlos”.
Adrián Peña, gerente operativo de Mantenimiento del Arbolado Urbano de las comunas 8 y 9, señaló que el arbolado de la ciudad “tiene especies que no están permitidas, como los plátanos y los fresnos americanos, que son los que más abundan y son peligrosos”. “Los álamos, los gomeros o los ficus, que fueron plantados por los vecinos, rompen toda la vereda. Hay que extraer esos ejemplares y reemplazarlos por los que están permitidos, como el jacarandá o el lapacho”, explicó el funcionario, al tiempo que advirtió que, de todos modos, “tampoco se puede salir a talar a todos a mansalva”.
El último relevamiento del Ministerio de Ambiente y Espacio Público estableció que en la ciudad de Buenos Aires hay 368 mil árboles, pertenecientes a 300 especies diferentes. El más común es el fresno americano, seguido por el plátano, el tilo, el jacarandá, el paraíso y el ficus. Otras especies como el fresno europeo, el crespón, la tipa blanca, el ligustro común y el ligustro disciplinado completan la población. Entre estas 11 especies representan el 80 por ciento del total de árboles de Buenos Aires.
Según explicó Peña, otro de los factores para “preocuparse” en lo referente al arbolado urbano son las obras que realizan en las veredas las empresas de servicios públicos. “Los trabajos de zanjeo a veces se hacen muy cerca del ejemplar y tendrían que hacerse más próximos a la edificación, porque si se cortan mal las raíces se pueden caer debido a que la mayoría son árboles de raíces superficiales”, alertó.
En tanto, Diego Garay, arquitecto y especialista en planificación del paisaje urbano, perteneciente a la Fundación Metropolitana, advirtió que el problema del arbolado público porteño es su antigüedad. “La forestación de Buenos Aires se hizo a principios del siglo XX. Son árboles muy antiguos, que están llegando al fin de su vida útil”, explicó.
No obstante, Garay afirmó que la remoción de los árboles “es un problema grave porque conlleva un costo económico y ambiental”, de modo que en muchos casos no se reemplazan los ejemplares retirados. “Sacarlos atenta contra la infraestructura verde, que es tan importante como el gas o el agua. La forestación urbana cumple un rol central”, agregó.
“Son árboles que viven en muy malas condiciones en la ciudad, pero no hay que echarles la culpa. El problema es dónde se los planta y cómo se los cuida”, concluyó.