El último boletín epidemiológico nacional registra un nuevo caso probable de “Síndrome congénito asociado a la infección por Zika” –usualmente, microcefalia– en la provincia de Santa Fe. Sin embargo, las autoridades sanitarias descartaron la circulación activa de zika, dengue y chikungunya en las primeras semanas del año, las tres enfermedades que transmite el mosquito Aedes aegypti. Especialistas alertan que hay una cantidad de mosquitos suficientes como para generar una epidemia.
“La presentación clínica sumada a los resultados del laboratorio permiten considerarlo un caso de síndrome congénito asociado a virus Zika, siendo el segundo caso autóctono en Argentina, luego del producido en la provincia de Tucumán en el año 2016”, confirma el Boletín de Vigilancia Epidemiológica, con fecha 27 de enero.
El primer brote de la enfermedad ocurrió el año pasado entre abril, mayo y junio, en Tucumán. Allí se confirmaron 25 casos positivos, entre ellos siete mujeres embarazadas que quedaron en seguimiento durante toda la gestación por las malformaciones que puede sufrir el feto. Sólo uno de los bebés nació con microcefalia. Unos meses antes, en febrero de 2016, se había confirmado en Córdoba el primer caso de transmisión del zika por vías sexuales.
Mosquitos para una epidemia
De acuerdo a un monitoreo del Grupo de Estudios del Mosquito, que dependen de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, hay alrededor de veinte mosquitos por día y por casa, un promedio de cinco mosquitos diarios por persona, teniendo en cuenta una familia tipo de cuatro integrantes. El número supera altamente la proporción de 0,25 mosquitos por persona, indicador que posibilita la circulación del virus.
“Además del dengue, el zika y la fiebre chikungunya, el Aedes aegypti es un mosquito transmisor de muchas enfermedades, incluida la fiebre amarilla. El zika complejiza mucho la situación porque suma la transmisión sexual y puede vivir en los hombres hasta seis meses, por lo que pueden infectar a una mujer embarazada hasta meses después. Todo se termina si logramos eliminar el mosquito de nuestras casas”, le dijo a PáginaI12 Nicolás Schweigmann, director del Grupo de Estudio del Mosquito y autor de la iniciativa Manzana Saludable.
Del experimento en una casa en el barrio porteño de Parque Chas –representativa de cualquier hogar en la ciudad de Buenos Aires o la provincia– llegaron a una conclusión: la descacharrización, medida para eliminar los recipientes con agua estancada donde se reproducen los mosquitos, no está siendo efectiva. Y responsabilizaron la ausencia del Estado.
“No hay acciones suficientes por parte del Estado, no están difundiendo. El invierno pasado ya no se hizo la prevención, como se había acordado después de la epidemia, que es cuando corresponde hacerla. En cualquier camino del interior del país ves cubiertas de autos que acumulan agua, cualquier hospital o cementerio público tiene criaderos... si el Estado no da el ejemplo es difícil que la población responda”, sostuvo Schweigmann.
La preocupación de los especialistas es que frente a la alta presencia de mosquitos, como comprobaron, lo único que resta esperar es el regreso de los turistas que veranearon en los países con circulación del virus, como Brasil.
Según información que brinda el Ministerio de Salud, el zika puede producir fiebre, conjuntivitis, dolor de cabeza, dolor de cuerpo y en articulaciones (principalmente manos y pies), decaimiento, sarpullido e inflamación de miembros inferiores. También puede ser asintomática.