“Si no hay paritarias, hay conflicto.” Esa es la consigna central que aglutina a los gremios docentes que se movilizarán mañana frente al Congreso de la Nación, y que ya avisan que “peligra el inicio de las clases”. Las organizaciones, que representan a maestros de todo el país, exigen que se convoque a la paritaria nacional. Pero el Gobierno no dio todavía ninguna respuesta: su intención es que las provincias discutan directamente con los gremios de cada distrito y evitar la negociación nacional, que desde hace más de una década venía estableciendo un piso salarial y marcando una referencia para las paritarias locales. Para los docentes, el malestar viene de arrastre: detallan que el año pasado perdieron cerca del 15 por ciento del poder adquisitivo de sus salarios.
“El gobierno nacional está obligado a convocar a la paritaria docente porque así lo establece el artículo 10 de la Ley de Financiamiento Educativo vigente, y porque los trabajadores de la educación se lo exigimos. No se trata de algo que pueda ser omitido a voluntad; hay una ley que debe ser cumplida, y el primero en respetarla debería ser el Estado”, expresó en un comunicado la federación docente Ctera, que sostiene el reclamo junto a los gremios UDA, Sadop, CEA y AMET.
“Si el Gobierno continúa negándose a discutir la paritaria nacional, lo más probable es que las clases no comiencen”, dijo a PáginaI12 Mario Almirón, secretario general del Sindicato de Docentes Privados, que nuclea cerca de 250 mil maestros. “Terminamos el 2016 en conflicto: no quisieron reabrir la paritaria, teniendo la obligación de hacerlo; hubo un tarifazo y una inflación galopante; no quisieron avanzar en la elaboración de un Convenio Colectivo de Trabajo; intentaron desmantelar los cursos de capacitación docente y tuvieron que dar marcha atrás por la presión; y en el medio el Gobierno anuncia que no va a fijar el mínimo salarial y lo va a dejar a las provincias”, criticó Almirón.
En la misma línea, Roberto Baradel, secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación bonaerense, advirtió: “Si en el Gobierno prima la lógica del ajuste, se va a complicar el inicio de clases”. En Buenos Aires discutirán paritarias desde el lunes 6 de febrero, y Baradel ya anticipó que exigirán un aumento “del 35 por ciento como mínimo”. Además, cuestionó que el gobierno de Macri se niegue a abrir la paritaria nacional.
Si bien los gremialistas no hablan formalmente de un “plan de lucha” porque las clases todavía no comenzaron, la semana que viene discutirán una agenda de medidas. Todavía no se baraja ningún porcentaje de aumento preciso a nivel nacional: “Primero que nos llamen”, aclaran. Sin embargo, trascendió que la idea es que el salario mínimo pase de 9 mil a 13 mil pesos, el monto en que ubicó el Gobierno a la canasta básica. La única certeza es que el porcentaje que pedirán no bajará del 30.
Las provincias le reclamaron a la Nación que “pagar salarios docentes altos” les generaría un importante desequilibrio fiscal. Los gremialistas rechazan ese argumento por dos motivos: no creen que los salarios sean altos y porque las provincias tienen su representación en la mesa paritaria nacional. “Se pueden expresar allí, pero hace tres años que decidieron no participar más”, recordaron.