Desde Beirut 

Donald Trump se enfrentó su primera discusión diplomática sobre Medio Oriente como presidente de Estados Unidos de cara a la creciente preocupación internacional por la supuesta prueba por parte de Irán de un misil balístico.

El vocero del Departamento de Estado estadounidense, Mark Toner, dijo el lunes que Teherán había lanzado un misil balístico de alcance medio, que explotó a las 630 millas (1000 km) y terminó con un “fallido” retorno a la atmósfera. No se dieron otros detalles.

El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Mohammad Javad Zarif, se negó ayer a confirmar o negar a los periodistas si la prueba había tenido lugar, reiterando que “Irán nunca usaría misiles balísticos para atacar a otro país”. Los misiles de Irán, añadió, “no están diseñados para llevar una ojiva nuclear” y, por lo tanto, no forman parte del acuerdo nuclear de 2015 alcanzado entre el país y las potencias mundiales.

Varios ensayos no nucleares han tenido lugar desde entonces. Zarif dijo que espera que el tema no sea usado como “una excusa del nuevo gobierno estadounidense para crear nuevas tensiones”.

El acuerdo nuclear histórico entre Estados Unidos e Irán fue implementado en julio de 2015. Alivió las sanciones internacionales que estropearon la economía iraní durante décadas a cambio de restricciones al programa nuclear del país, asegurando a la comunidad internacional que Teherán –que juró la destrucción de Israel– no estaba tratando de desarrollar una bomba nuclear.

Durante la campaña, Trump calificó el tratado como “un desastre” y sugirió que su administración lo abandonaría, aunque esa retórica disminuyó desde que ganó las elecciones estadounidenses de noviembre pasado. La Casa Blanca dijo el lunes que estaba investigando si la prueba de misiles violó el Consejo de Seguridad de la ONU que ratificó el acuerdo de 2015, y la ONU está celebrando conversaciones de emergencia sobre el tema a petición de Estados Unidos.

Israel, que Trump considera un gran aliado, rápidamente condenó las pruebas de misiles. El primer ministro Benjamin Netanyahu las calificó como una “violación flagrante” de la resolución del Consejo de Seguridad que “no debe quedar sin respuesta”, agregando que plantearía la posibilidad de restablecer las sanciones cuando se reuniera con el presidente Trump el próximo mes.

Rusia –el principal aliado de Irán, pero un país con el que la administración de Trump busca tener mejores relaciones que las que tenía con Barack Obama– dijo que la prueba no contraviene la resolución de la ONU.

Las tensiones ya están estallando entre los Estados Unidos e Irán después de la orden ejecutiva del presidente Trump, que prohíbe temporalmente a los ciudadanos de Irán y de otros seis países musulmanes viajar a los Estados Unidos. En un movimiento recíproco,  Zarif dijo que a los estadounidenses no se les expedirán visas de viaje hasta nuevo aviso.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12

Traducción: C. D.