"Queridos amigos: Este nuevo contacto tiene casi como única finalidad contarles que se confirmó en Rosario, para el día viernes 17 a las 21 hs., un concierto en la sala de la Facultad de Ingeniería (…) tocaremos dos obras, una apoyada por un grupo de mimos, titulada 'Alicia en el país de las m…' y la otra, con un coro de 10 personas, titulada '1492, o un día de éstos'. Creemos que este trabajo es lo más ambicioso que hemos realizado hasta el momento (…) desde ya muchas gracias, hasta pronto. IRREAL".
Mecanografiada sin errores, con matasello fechado en 1980, esa carta llegó por correo postal a cada integrante del público que dejó anotada su dirección en el concierto anterior. "Lo mandaba yo desde San Nicolás ese papelito", recuerda Mario "Beto" Corradini, letrista y compositor de la segunda formación del excelente grupo de rock progresivo que tuvo como primer cantante a Adrián Abonizio, como segundo frontman a Juan Carlos Baglietto y cuyo único cassette, grabado en vivo en Tucumán en 1980, acaba de ser remasterizado y editado en CD (con dos bonus tracks actuales cantados por Abonizio, la banda de sonido de la película en Súper 8, Sueño para un oficinista, de Mario Piazza y un librito con las letras de los temas y material documental) por el sello discográfico independiente rosarino BlueArt Records.
Escucharlo es reencontrarse con una música inspiradora, vital, que sonaba tan bien como The Grateful Dead. Y con la banda que musicalizó dos cortometrajes de Mario Piazza: Sueño... e Historia de un pintor.
Corradini considera a esta edición, en lo personal, como una experiencia sanadora y como "un acto de justicia" para con la banda que fue censurada por la última dictadura con un: "Irreal fue irreal".
-Nunca antes ni después me llegó una invitación por correo postal a un recital de rock. ¿Eligieron esa vía de difusión para protegerse?
-No lo hacíamos para protegernos. Sí nos interesaba una relación más horizontal con las personas. En esa época no había nada, salvo el diario y la radio -recuerda Corradini.
-¿Qué sonido buscaban?
-En la formación de Irreal donde estuve confluyeron músicas distintas: gente del rock, clásica, tango… Si bien no innovamos totalmente, veníamos buscando un sonido atractivo, innovador. Yo escuchaba el rock sinfónico inglés: Yes, Genesis. En San Nicolás yo tocaba en los bailes del pueblo, a los 14 o 15 empecé a dar vueltas con la guitarrita eléctrica y fui a estudiar a Rosario. Aparte de la cultura popular, estudié composición con muchos maestros. Con Santiago Grande Castelli, estudié armonía. Era un capo el viejo, tengo todos sus apuntes. En Rosario conocí a Juan (Baglietto), nos metimos con el rock y todas las influencias cristalizaron en la música que proponíamos.
-¿Qué pasó con esas dos obras anunciadas y que no están en el disco?
-Quedó muy poquito grabado. Se ha perdido mucho material con los éxodos y los contraéxodos que tuve. Eran obras con mimos, coro, actores, una muchedumbre. Y llamó mucho la atención; además ocasionó pérdidas económicas. En 1980 estábamos en un momento muy expansivo. Quién sabe qué hubiera pasado si hubiéramos seguido. Yo creo que hubiéramos desembarcado con un long play, como se decía entonces, con otras calidades de sonido y nos hubiéramos hecho merecedores de ser una propuesta innovadora en el rock argentino. No en vano cuatro de nosotros hemos hecho nuestras carreras: Juan, el bajista Sergio Sainz, Daniel Wirtz que después tocó la batería con Spinetta, y yo.
-¿Qué te parece la versión de Cucarachas para el desayuno por Pil?
-Si comparás las dos versiones, la nuestra es musicalmente más lograda. Pero la versión que hizo Pil yo la rescato porque expresa mucha furia, y en la temática del tema entra esa furia. La letra es una alegoría del final de la juventud: desayunarse con una realidad que no era la que nos habían prometido.