Nuestro país ha comenzado a transitar un crucial año electoral y el malhumor de una sociedad golpeada por la economía se agrava día a día. No es para menos: las sensaciones que acompañan a los argentinos son particularmente negativas. La inflación que no cede, sueldos e ingresos que corren varios cuerpos por detrás del aumento de precios, el alto costo de las tarifas de servicios públicos. La percepción es que lo que ganan no les alcanza, o apenas les permite llegar a fin de mes.
Nadie debe sorprenderse de que al día de hoy la economía se encamine a convertirse en el principal factor que impulse el tema central de los próximos comicios.
Su peso es realmente impactante: supera notablemente a la importancia que adquieren en el imaginario colectivo tanto la corrupción como la inseguridad. Y este nuevo posicionamiento se convierte en un verdadero cambio que difiere de lo observado el año pasado, donde los dos factores (economía por lado y corrupción más inseguridad por el otro) poseían un peso similar.
Una lectura más fina, analizando lo que prevalece en cada votante, permite deducir que la economía es el factor dominante entre los votantes de Unidad Ciudadana. La economía también es preponderante entre los que optan por la Alternativa Federal, aunque asimismo pensarán en la inseguridad. Entre los que eligen a Cambiemos la consigna es producto de la sumatoria de corrupción e inseguridad.
Pero las cosas no son tan sencillas como parecen. Se detecta un segmento que representa a 1 de cada 4 votantes de Cambiemos que no van a perder de vista a la economía al momento de votar. Pase lo que pase va a estar presente, ya que en tal segmento de fronterizos que en la actualidad elige a Macri, si la economía no mejora su fidelidad estará puesta en tela de juicio. Representan alrededor del 5 por ciento de sus propios votantes. Y no es un tema menor.
Mientras tanto, Cristina sigue creciendo. No habla, pero sigue creciendo en popularidad y en intención de voto. Oscila entre dos corrientes: la de aquellos que recuerdan y ponderan sus logros de gestión y, del otro lado, el odio de sus detractores.
Sin embargo, sus chances se acrecientan en la medida en que la situación de Macri se complica. Los desencantados con su gestión representan al 55 por ciento de los que lo votaron en el ballotage. Han decidido no votarlo por dos razones: pérdida de confianza e incapacidad para resolver los problemas económicos.
La economía estará presente en los próximos comicios. Pase lo que pase. Aunque la embestida judicial contra Cristina siga escalando y se acreciente.
Existen desafíos para todos. Para el peronismo, no dejar de pensar en la unidad. Hoy, como están las cosas, es más que evidente que sin Cristina no es posible.
A Cambiemos, aunque suene reiterativo, no le va a alcanzar con corrupción e inseguridad. La economía deberá inexorablemente mejorar.
De algo podemos estar seguros: la historia no se repite. El devenir de la economía deja al descubierto un escenario muy diferente al de las elecciones de medio término de 2017.
Es innegable que el sol sale por el este y se pone por el oeste. Pero también es innegable que nadie, bajo ninguna circunstancia, tiene la capacidad de tapar el sol con las manos.
* Director del Centro de Estudios de Opinión Pública.