“Una era sobrevuela su fin y sobran preguntas sobre lo que viene. Algunos arriesgan que, junto con los medios tradicionales, es la profesión del periodista la que se encuentra verdaderamente en riesgo, o que, como mínimo, el oficio debe cambiar de formato, parecerse poco a lo que hemos conocido. No faltan adivinos que ponen fecha de vencimiento.” El provocativo párrafo forma parte del primer capítulo del libro Pensar el periodismo (Ediciones B, Buenos Aires, 2016) del colega Sebastián Lacunza, dedicado a reflexionar sobre la situación de la profesión en un escenario complejo de la comunicación actual. La afirmación inicial tiene, por otra parte, la virtud de sintetizar un dilema sin fácil respuesta que atraviesa hoy a muchos periodistas y comunicadores sociales.
El autor, periodista de larga trayectoria y actual director del periódico Buenos Aires Herald, es un permanente analista de la comunicación y de los medios, y esta vez eligió el método de reportajes a editores de los más importantes medios escritos de cobertura nacional para discutir cuestiones claves de la profesión a través de un cuestionario similar para cada uno de ellos. Hugo Alcanada Mon, Carlos Raymundo Roberts y Carlos Guyot (La Nación), Julio Blanck y Facundo Landívar (Clarín), Luis Bruschtein (PáginaI12), Gustavo Cirelli (Tiempo argentino), Jorge Fontevecchia y Gustavo González (Perfil), María Seoane (ex directora de Radio Nacional) y Jorge Sigal, actual secretario de Medios Públicos, dialogaron con Lacunza y las entrevistas, todas ellas, constituyen un invalorable aporte al análisis sobre los medios y la comunicación en la Argentina. Lo dicho independientemente de las opiniones que cada lector pueda tener sobre las consideraciones aportadas por cada uno de los entrevistados. Lo consignado es un material invalorable para, tal como se anuncia en el título del libro, “pensar el periodismo” desde las redacciones de los medios.
Quien espere del libro de Lacunza respuestas terminantes al dilema inicial no las hallará en su texto. Sí encontrará, tanto a través de las preguntas inteligentemente planteadas por el autor como por las respuestas de sus entrevistados, una cantidad suficiente de información, de perspectivas y de razonamientos basados en la experiencia y la trayectoria de quienes responden, para ir componiendo un mapa de coincidencias, divergencias y, en todo caso, de nuevos interrogantes a modo de brújula para elaborar el debate.
A todo lo anterior Lacunza agrega un muy valioso panorama para presentar y comprender la realidad de la prensa escrita en la Argentina, su situación económica, negocios y empleo, datos sobre circulación, también comparación con otras partes del mundo y sus audiencias. En general, información sobre la prensa y el periodismo, ubicada en sus contextos políticos y con una mirada histórica que trasciende el análisis coyuntural.
El debate sobre el periodismo, su nivel de incidencia, su relación con la política, la influencia de las nuevas tecnologías, la condición misma de los profesionales del campo y su ubicación en el escenario de la cultura, la sociedad y la economía, constituye hoy una agenda permanente, tanto para los profesionales como para quienes, en las facultades y carreras de comunicación se preparan para ejercer la profesión. A eso se suma la tensión –vivida con suma intensidad en el país en los últimos tiempos– en torno a debates –a veces fructíferos, en la mayoría de las ocasiones estériles– entre “periodismo independiente” y “periodismo militante”. Desde otro punto de vista está siempre presente el avance de lo digital como “amenaza” y, como si fuera poco, la importancia del periodismo en el difícil escenario de una democracia todavía frágil en tanto y en cuanto no puede satisfacer las exigencias de la mayoría y contener de manera satisfactoria las diferencias que son parte esencial de la convivencia social.
Como se decía antes el libro al que hacemos referencia tiene la virtud de afrontar la agenda a partir del examen de quienes hacen periodismo, o como dice Lacunza “desde las redacciones”, una mirada que, desafortunadamente, poco transitan los estudiantes de nuestras carreras de comunicación. En este sentido el trabajo puede ser un insumo sumamente valioso e importante para docentes y estudiantes del campo.
Pero como bien dice el autor en las líneas finales de su trabajo: “la discusión sobre el periodismo es un texto que nunca terminamos de escribir”.