En un encuentro que hizo recordar mucho al cruce de vuelta de octavos de final de la última Copa Libertadores (3-0 millonario), River se impuso anoche por 2-0 a un deslucido Racing en el Monumental. Con este resultado, el dueño de casa dio por terminada una racha de tres derrotas seguidas como local e hilvanó su tercer triunfo consecutivo en el torneo. Para la visita, mientras tanto, fue la segunda caída en la Superliga, que lidera con tres puntos de ventaja sobre Defensa y Justicia, que hoy recibe a Argentinos.
Con once triunfos en 94 visitas a Núñez, Racing sabe que el Monumental no es su lugar en el mundo. Y Coudet, quien fue a jugar cinco veces a la casa de River y se llevó idéntica cantidad de derrotas, también. Por eso, el entrenador académico optó por cambiar el once inicial que le había dado los dos triunfos de este año (3-1 a Aldosivi y a Huracán) y proponer un esquema más conservador para visitar a los de Gallardo. Los elegidos fueron Domínguez y Cardozo –titular en dos de los últimos 14 encuentros–, quienes tomaron el lugar de Zaracho y Centurión para intentar darle más equilibrio al mediocampo.
Y por ese sector anduvo la historia durante los primeros minutos. Constantes idas al piso desde uno y otro lado impedían que la pelota se acerque a las áreas. Sin embargo, entre esa tierra levantada, algunas tendencias se dejaban entrever. River apostaba por el pase entre líneas y así llegaron las primeras chances de peligro del encuentro. Primero, Palacios encontró a Casco por izquierda, quien a su vez encontró un pifie de Pratto (estaba solo frente al arquero) en el área. Minutos después, Quintero dejó a Borré frente a Arias, quien se luciría con una doble atajada para conservar, por el momento, el cero en su arco.
Por su parte, el líder del torneo evidenciaba tener una idea definida en defensa, pero ninguna en ataque (a excepción de las pelotas paradas en busca de algún cabezazo de Donatti y Sigali). Era así que cada vez que los de Coudet recuperaban la pelota, la perdían en la siguiente jugada. Mérito, por un lado, de la ya súper probada eficacia del mediocampo millonario para presionar y consecuencia, por el otro, de la falta de creatividad de un Racing que tenía a sus mejores generadores de juego afuera (Centurión y Zaracho en el banco, y Pol Fernández fuera de los concentrados).
Sin embargo, para que el local pueda materializar su superioridad tuvo que aparecer una genialidad del colombiano Quintero, quien generó un tiro libre sobre el sector derecho que luego él mismo clavaría con un terrible zurdazo en el ángulo izquierdo de Arias para el 1-0. El golpe fue de nocaut para el puntero del campeonato, que deambuló de allí en más hasta el final del primer tiempo.
En la segunda parte, Coudet intentó cambiar las cosas desde el vestuario y mandó a Cvitanich y Zaracho a la cancha (en lugar de Cristaldo y Cardozo). Pero no duraría demasiado la ilusión de Racing, porque en un descuido defensivo a los 49, Casco apareció solo en el área para tomar una pelota perdida por Borré y rematar hacia el cuerpo de Donatti, quien involuntariamente mandaría la pelota hacia la red y decretaría el 2-0.
Con la distancia de dos tantos, lo que quedaba de partido estuvo de más. Un poco porque Racing estuvo más cerca de sufrir el tercero que de descontar y otro tanto porque River empezó a hacer cambios que le sacaron atractivo al encuentro. Un atractivo que se trasladó a las tribunas del Monumental, donde los hinchas locales pudieron gritar victoria después de mucho tiempo.