El dólar cerró ayer a 39,09 pesos, con un incremento de 17 centavos. La divisa mostró una fuerte volatilidad a lo largo de la jornada. El tipo de cambio mayorista terminó en 37,91 pesos, al avanzar 6 centavos. La sorpresa fue que al inicio de la rueda de operaciones anotó un salto de 75 centavos, que fue cediendo con el correr de las horas. La difusión de nuevas regulaciones  para la compra de Leliq  generaron la reacción de la city. La cotización había vuelto a ingresar a la zona de no intervención, al superar el piso de la banda cambiaria de 38,15 pesos. En el cierre de la jornada, no obstante, terminó otra vez por debajo de la zona de no intervención. Las reservas internacionales se ubicaron en 66.783 millones de dólares, con una caída de 188 millones. La tasa de Leliq se ubicó en 45,72 por ciento, contra el 46,24 por ciento del viernes.

El salto de la divisa al comienzo del día se explicó por una normativa del Banco Central anunciada el viernes a última hora que provocó incertidumbre entre los inversores. La autoridad monetaria puso nuevos límites a la tenencia de Leliq que pueden tener los bancos entre sus inversiones. Con el correr de las horas, la información que recibieron los operadores fue que la iniciativa no afecta el negocio de la banca para reinvertir en letras los depósitos de sus clientes. La normativa únicamente deja con poco margen a las entidades financieras para traer dinero propio del exterior e invertirlo en Leliq con tasas de más de 40 por ciento.

“La norma que emitió el Central limita el monto máximo de Leliq que un banco puede tener en su poder al 65 por ciento de los depósitos de sus clientes o al 100 por ciento del patrimonio del banco. Las entidades tendrán tiempo para adecuarse a la normativa hasta finales de abril”, informó la autoridad monetaria. Agregó que “la norma busca cerrar huecos regulatorios y así evitar que flujos financieros volátiles accedan a las Leliq sin el correspondiente encaje prudencial”. El Central había registrado en enero el ingreso de flujos financieros desde el exterior que, sin intermediarse en el sistema bancario, fueron destinados a la compra de Leliq. “La regulación acota este canal de ingreso porque puede generar expansión de la base monetaria sin un correlato apropiado en la demanda por pesos de la población”, afirmó.  

La suba del dólar en las primeras horas de la semana se pinchó en el cierre de la jornada e incluso no provocó impacto en los mercados de futuros. Las operaciones a plazo sumaron el equivalente de 1205 millones de dólares, de los cuales el 40 por ciento se pactó en febrero y marzo con una cotización de 38,49 y 39,53 pesos respectivamente. Algunos operadores del mercado, no obstante, aseguran que la incertidumbre de ayer fue una primera muestra de la capacidad casi instantánea de dolarización del mercado. Aseguran que hace muchos meses que la cotización de la divisa se mantiene por debajo de los 40 pesos y en la city saben que, con una inflación de casi 50 por ciento interanual, esta tendencia no puede ser infinita. 

Muchos inversores empiezan a evaluar la posibilidad de volver a activos en dólares. Plantean que la tasa de los plazos fijos genera una ganancia que puede esfumarse en unos pocos días de furia cambiaria y correr el riesgo cada vez tiene menos sentido. “Un dólar a 41 pesos no parece una locura e implica una suba del tipo de cambio cercana al 10 por ciento. Es lo mismo que te deja tener 2 y 3 meses los pesos quietos en un plazo fijo. Pensando en frío es cada vez menos tentador quedarse en pesos. Las elecciones están cada vez más cerca y la tendencia en el mercado es a refugiarse en moneda dura en años electorales”, indicó a este diario una fuente de la city.

Este razonamiento no es el único que se escucha en el mercado. Algunos consultores son más optimistas y plantean que hasta mitad de año hay muchos que pueden ganar un diferencial importante por apostar al peso. Los argumentos que ofrecen es que a partir de marzo entrarán divisas al mercado interno por la buena cosecha de soja y desde junio en el Tesoro tienen casi 10 mil millones de dólares disponibles para vender en el mercado cambiario y evitar que haya grandes sobresaltos antes de las elecciones. Plantean además que la definición de los candidatos presidenciales y la evolución de las encuestas serán claves para ver la tendencia de la divisa en el segundo semestre.