“Hoy creo que no se puede salir de lo que se hizo, de lo que el Gobierno está haciendo con el FMI. Vamos a tener que buscar paliativos dentro de la coyuntura para que el daño que se le está haciendo al aparato productivo sea el menor posible”, señaló ayer el titular de la UIA, Miguel Acevedo, en referencia a la política económica del Gobierno de Mauricio Macri. La situación económica fuertemente adversa para la industria se suma a la disputa mano a mano de Techint con el Gobierno por los subsidios a la producción gasífera en Vaca Muerta para ubicar a la UIA en una posición de mayor distancia frente al Gobierno. Los industriales también se quejan por la suba de las tasas de interés de parte de la AFIP para calcular resarcitorios y punitorios. Salvo el sector agropecuario, impulsado por el dólar caro, toda la industria nacional está en franca caída. Hoy a la mañana el Gobierno anunciará medidas para pymes y economías regionales (ver aparte).

La producción manufacturera registró en diciembre un derrape del 14,7 por ciento frente al mismo mes de 2017, el peor resultado desde el primer semestre de 2002. En forma acumulada, el año pasado terminó con una reducción de la actividad industrial del 5 por ciento y en lo que va del gobierno de Macri se destruyeron 123 mil puestos de trabajo en ese sector. Por otro lado, la utilización de la capacidad instalada del sector manufacturero se ubicó en diciembre pasado en el 56,6 por ciento, el peor registro de la industria desde 2002, cuando había promediado el 49,9 por ciento. Según las estimaciones de la UIA, en el primer semestre de este año la actividad de la manufactura tendrá una caída de entre el 5 y el 6 por ciento frente al mismo período de 2018 y si en el mejor de los casos los números presentan cierta mejoría en los meses subsiguientes será sólo por efecto de la comparación frente a la crisis cambiaria del año pasado.

En este contexto tuvo lugar el miércoles la reunión de junta directiva de la UIA, que es el organismo más abarcativo de la conducción de la entidad. El encuentro sirvió de caja de resonancia de las quejas de medianos y grandes industriales que supieron estar entusiasmados con Macri. “La baja generalizada en las ventas, el aumento de los costos energéticos, las elevadas tasas de interés y los retrasos en la cadena de pagos dan forma a una coyuntura compleja”, señaló la entidad en un comunicado. Ayer Miguel Acevedo aclaró que “muchas veces cuando los industriales hablamos nos ponen como si fuéramos opositores, pero estamos contando la realidad. En otro momento, había sectores que estaban mejor que otros, pero la verdad que ahora la caída es generalizada, no se salva nadie”. Agregó que “se hace todo lo posible para no despedir personal”. El vicepresidente segundo de la entidad, Daniel Funes de Rioja, dijo que “la industria argentina se encuentra compleja y con fuerte contracción, se veía que iba a ocurrir. El punto fundamental es cómo evitar que se caiga. En materia de empleo parecería que se detendría el drenaje, de ninguna manera crecer”.

José Urtubey, vocal de la UIA, agregó que “la mitad de la industria está paralizada. Era obvio que íbamos a terminar así y no hubo modificaciones en el rumbo que tomó el Gobierno. No conozco a nadie que le este yendo bien con este modelo económico”. Además de la crisis generalizada, dos temas puntuales se incorporaron a la agenda de la UIA. Por un lado, las críticas a la resolución 50/2019 por la cual se establece el incremento en las tasas de intereses resarcitorios y punitorios que cobra la AFIP, que implica un nuevo mecanismo de ahogo para las pymes, que en las crisis suelen financiarse mediante el retraso en el pago de impuestos. La UIA pidió al Gobierno reveer la medida y en la misma línea se manejó la CAME, al enviar una carta al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne diciendo que “parece que la AFIP quisiera empujarnos a la informalidad como camino para sobrevivir”.

También el representante de Techint en la UIA, Luis Betnaza, explicó a sus pares la decisión de la empresa de pelearle al Gobierno la rebaja de subsidios a la producción en los yacimientos no convencionales gasíferos de Vaca Muerta. Techint considera que la medida implica un cambio de reglas, mientras que en el Gobierno plantean que el esquema original de subsidios establecía un tope que Techint superó.