Haití entró ayer en su octavo día consecutivo de paralización y protestas en reclamo de la renuncia del presidente del país, Jovenel Moise, situación que está provocando pérdidas millonarias en diferentes sectores.

La capital del empobrecido país, Puerto Príncipe, sigue paralizada, con las escuelas y los bancos cerrados, así como los negocios y las estaciones de combustibles, que temen más saqueos como los que se han producido en estos días de protestas, en las que al menos nueve personas han muerto en los violentos disturbios.

En la exclusiva zona de Petionville, al sureste de la capital, algunos negocios se animaron este jueves a abrir sus puertas, pero el transporte público, al igual que en el resto de la capital, es prácticamente nulo, mientras la situación sigue deteriorándose.

Los 78 detenidos de la prisión de la ciudad de Aquin, una pequeña ciudad costera del sur de Haití, escaparon este martes, confirmó el portavoz de la policía nacional. Una investigación se inició para determinar las circunstancias precisas de la fuga. Según testigos, una manifestación contra el presidente Jovenel Moise se estaba realizando frente a la comisaría vecina al penal de Aquin, una ciudad de unos 100.000 habitantes.

Los promotores de las protestas anunciaron más movilizaciones para ayer, al tiempo que volvieron a rechazar cualquier tipo de conversaciones con el presidente Moise, quien permanece en silencio desde el sábado cuando hizo un llamado al diálogo. Las protestas, convocadas por el Sector Democrático y Popular, integrado por líderes de partidos de oposición y por grupos populares, se iniciaron el 7 de febrero, coincidiendo con el segundo aniversario de la llegada a la Presidencia de Moise, un empresario del sector banano que llegó al poder sin experiencia en la política.

Las manifestaciones, que han aumentado la inseguridad en esta nación caribeña y provocado un clima de caos e incertidumbre, se producen en medio de una severa crisis económica, que se agravó este año por una fuerte depreciación del gourde, la moneda oficial, y por la crisis de electricidad derivada de la escasez de gasolina.

La economía de Haití, donde más de la mitad de los 10 millones de habitantes sobrevive con menos de 2 dólares diarios, creció apenas 1,4 por ciento en 2018, una de las más bajas de la región y muy por debajo del 2,2 por ciento que se pronosticó a principios del pasado año y que después fue reducido al 1,8 por ciento. Los manifestantes también exigen justicia en las supuestas irregularidades en el programa Petrocaribe, a través del cual Venezuela suministra petróleo a este país a precios blandos.

Una auditoría presentada la semana pasada por el Tribunal de Cuentas reveló irregularidades entre 2008 y 2016 en este programa y señaló a 15 exministros y actuales funcionarios que están involucrados en este caso, así como una empresa que dirigía Moise antes de llegar a la Presidencia. 

Por su parte el gobierno canadiense decidió ayer cerrar temporalmente su embajada en Puerto Príncipe frente a las protestas antigubernamentales que están sacudiendo las principales ciudades de Haití, en momentos en que un centenar de turistas de Quebec no pueden salir del país caribeño.

“Debido a la incertidumbre actual, la Embajada de Puerto Príncipe está cerrada hoy. Continuaremos evaluando la situación en los próximos días para garantizar que nuestros diplomáticos y sus familias estén a salvo”, sostuvo el Ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá en un comunicado. Los nuevos enfrentamientos entre la policía y manifestantes opositores dejaron al menos un muerto el miércoles en Puerto Príncipe. Al menos siete personas perdieron la vida desde que comenzaron las protestas hace una. En medio de las protestas se registraron situaciones de violencia con armas de fuego y el bloqueo de varias carreteras por parte de manifestantes que instalaron barricadas.