El Gobierno cree que el daño que sus acciones le provocan al pueblo argentino va a quedar impune.
Yo creo que se equivoca fiero porque tanto las calles de la República como las urnas son los caminos aptos para impedir que continúe la corrupción. Por ejemplo, los aportantes truchos, la pérdida de soberanía popular (bienvenido FMI, dice Macri), la impunidad, diría algún fiscal, y los grandes negociados, vía la obra pública.
En estas líneas quiero señalar que hay principios irrenunciables como la presunción de inocencia, el debido proceso y la obvia defensa en juicio. O sea, Stornelli entre otros, es beneficiario de la aplicación de esos principios.
El pésimo ejemplo en orden a la República es la continua violación oficial, oficialista y de la prensa hegemónica de un principio básico de la democracia como es el derecho a la información. Y los grandes medios como algunos pequeños periodistas (que desmerecen esa profesión) no se cansan de ocultar, tapar, deformar o modificar los hechos, en una verdadera defraudación a la ciudadanía.
Hay realidades que por más esfuerzo que realicen ya no las pueden ocultar, la desigualdad y la cantidad de pobreza e indigencia crece día a día. El último informe del Indec da cuenta de que en los últimos tres años el salario perdió un 17 por ciento, la inflación en el 2018 ascendió al 47,6 por ciento, se registraron de enero de octubre de 2018 6.951 empresas que tramitaron la baja en la AFIP. En el mes de diciembre la caída de la construcción fue del 20,5 por ciento y la de la industria del 14,5 por ciento. En noviembre de 2018 hubo 172.300 trabajadores registrados menos que en el mismo mes del 2017. De esos, 61.800 pertenecen a la industria, 30.800 al comercio, y 18.800 a la construcción. Y la lista de despidos y empresas que cierran parece no terminar. En los últimos tres meses casi 2.000 empresas pidieron permiso para realizar despidos sin causa.
El Gobierno, con el fin de hacer menos visible esta realidad, recurre a ilegalidades y extorsiones para intentar silenciar a los medios y periodistas que intentan denunciar esta realidad. Claro ejemplo de lo que hacen es lo que está ocurriendo con C5N, al que desde la AFIP le bloquearon la cuenta inembargable para pagar sueldos de los trabajadores del canal, como así también los de todo el grupo, con quienes reiteramos nuestra solidaridad.
Aquello de que “los hechos son sagrados, las interpretaciones son libres”, principio periodístico anglosajón que tiene más de dos centurias y rescatado para la opinión pública por el Dr. Carlos Fayt, se ha desvanecido en la penumbra creada por el oficialismo y las grandes corporaciones nacionales e internacionales. Sino que expliquen el sometimiento al control de los actos públicos de este gobierno ante el organismo financiero internacional. Del Bienvenido Mr. Marshall, pasamos al Bienvenido Mr. Roberto Cardarelli. Vergüenza tendría que darles. ¿Será por eso que no informan?
En orden a los episodios de corrupción quiero ser lo más claro posible. No sólo repudio los actos corruptos, sino que es doble mi repudio cuando el actor condenado y con condena firme, surja de mi espacio político y es más grave no sólo en cuanto al Código Penal, sino también porque habría traicionado los principios y convicciones de cientos de miles de compañeras y compañeros militantes.
Un juez de trabajo inolvidable, el Dr. Héctor Genoud, decía que los abogados laboralistas teníamos ojos tuertos, que mirábamos para un solo lado. Y tenía razón, porque más allá del obligado equilibrio, miramos más para el lado de los trabajadores. Un catedrático español, Jesús Rentero, afirmaba que el Juez de Trabajo “debía ser plural pero no neutral”.
Vaya paradoja, para algunos medios y ciertos periodistas, esa mirada parcial no tiene que ver con la corrección de desigualdades que se dan en la relación entre patrón y trabajador, sino entre los oficialistas y los opositores. Y en esa actitud no se equivocan nunca: siempre están con el oficialismo neoliberal. Es más, cuando uno lee sus notas, los Stornelli no existen. Por eso a veces la Moral, se queda Sola.
Héctor Pedro Recalde es abogado Laboralista, presidente de F.U.E.N.T.E.S.