El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, calificó ayer la ayuda humanitaria que envió Estados Unidos al país caribeño de “migajas de comida podrida”. “Es una trampa cazabobos, hacen un show con comida podrida y contaminada”, aseguró Maduro en un acto en Ciudad Bolívar, en el sureste de Venezuela, respecto de la ayuda que envío el gobierno de Donald Trump que a su vez fue el primero en reconocer al autoproclamado presidente interino Juan Guaidó.
En su discurso, el sucesor del ex presidente Hugo Chávez culpó de la escasez de alimentos y medicinas a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos que en el último tiempo congeló cuentas y activos venezolanos. “Ahora vienen con el cuento de la ayuda humanitaria. Nos roban 30.000 millones de dólares y ofrecen cuatro migajas de una comida podrida”, reiteró Maduro para luego explicar que su gobierno entrega cajas de alimentos a precios subsidiados a más de seis millones de familias. “Esta semana compramos 933 toneladas de medicinas e insumos médicos a China, Cuba y Rusia. Y las pagamos con nuestro dinero porque no somos mendigos de nadie”, arremetió.
La oposición, por su parte, insiste en hacer lo suyo para conseguir provisiones. Desde el siete de febrero en la ciudad fronteriza de Cúcuta hay un cargamento de medicinas y alimentos que no pudo ser ingresado al país debido a que el puente está bloqueado por militares venezolanos. Sin embargo Guaidó asegura que esa ayuda entrará al país el próximo 23 de febrero, al cumplirse un mes de su autodesignación como presidente interino. Antes de cerrar su alocución, Maduro acusó a Guaidó de ser un títere del presidente Trump y un Judas por pretender que Washington ocupe militarmente Venezuela y se apodere del oro y del petróleo. “Eso se llama traición a la patria (...) Lo peor es estimular la locura imperial de un gobierno extremista del Ku Kux Klan que está al frente de la Casa Blanca”, concluyó.
En cuanto a una posible salida dialogada al conflicto, Maduro volvió a reiterar la postura que tuvo desde un inicio y se mostró abierto al diálogo propuesto principalmente por Uruguay, México y la Comunidad del Caribe. Sin embargo esta posibilidad no fue bien recibida por Guaidó quien aseguró categóricamente que no participará de ese “falso diálogo”.
Mientras tanto, delegados de Guaidó anunciaron el jueves en la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) haber recaudado en las últimas tres semanas más de 100 millones de dólares en ayuda humanitaria.
Durante la Conferencia Mundial de la Crisis Humanitaria en Venezuela OEA, el ex alcalde del municipio de Caracas El Hatillo, David Smolansky, informó la cifra y explicó que de los 100 millones de dólares, 30 fueron aportados por instituciones financieras multilaterales. Otra parte la ofrecieron Taiwán y Holanda. Si bien algunos fondos ya habían sido anunciados, como los de EE.UU., Canadá y Reino Unido, otros fueron comprometidos el mismo jueves durante la conferencia.
Según los números que ofrece la Organización de Naciones Unidas, Venezuela sufre escasez de alimentos y medicinas hace varios años lo que provocó, según muestra su último informe, que más de 2.3 millones de personas abandonaran el país.
En un escenario de escalda tensión Estados Unidos dio ayer un paso más y sancionó a funcionarios de inteligencia y seguridad cercanos a Maduro. Según indica el comunicado oficial, el Departamento del Tesoro de EE.UU. dirigió su medida contra funcionarios del gobierno que estuvieron implicados en represiones a protestas. Entre los sancionados figuran el jefe del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), Manuel Ricardo Figuera, a quien Washington acusa de torturas masivas y el presidente de la petrolera estatal PdVSA, Manuel Salvador Quevedo Fernández. En la lista está también el comandante de la Guardia Presidencial, Iván Hernández Dala, a quien EE.UU. considera responsable de graves violaciones de derechos humanos, entre ellos represión particularmente a las manifestaciones opositoras. Además figura Hildemaro Rodríguez Mucura, primer comisario del Sebin, que según Washington ordenó la detención de Guaidó pocos días antes de su designación como presidente. El quinto y último afectado es Rafael Enrique Bastardo Mendoza, comandante de una unidad de la Policía conocida como Fuerzas de Acciones Especiales, y que según el Departamento del Tesoro funciona como el grupo de exterminio de Maduro. Estas sanciones bloquean los bienes que los implicados puedan tener en Estados Unidos y a su vez prohíbe toda transacción de los afectados en el país o con estadounidenses.