La casa donde funcionó un centro clandestino de detención durante la dictadura, en Morón, se incendió ayer. El fuego destruyó parte del inmueble y se perdieron materiales de trabajo. El hecho ocurrió en un chalet donde los militares instalaron la Regional de Inteligencia de la Fuerza Aérea (RIBA) y habría sucedido por obra de un ladrón que robaba en los techos del lugar y las casas vecinas. En 2017, el inmueble fue declarado Sitio Histórico de la Memoria.
El incendio fue repudiado por organismos de derechos humanos, que señalaron al Estado por negligencia. “La impunidad tiene muchas formas. El incumplimiento de leyes y políticas de Estado es una”, señaló por Twitter la filial Capital de HIJOS, en alusión al estado de desidia y abandono en el que se encontraba el lugar.
Guillermo Pérez Roisinblit, cuyos padres pasaron por la RIBA antes de desaparecer, manifestó que “el lugar no tiene luz ni gas y parece ser que tampoco vigilancia porque el incendio se sucedió un día hábil y a plena luz del día sin que (obviamente) nadie viera nada. La municipalidad de Morón supo del estrago cuando los Bomberos y Defensa Civil ya se estaban ocupando”.
La RIBA ocupaba dos casas que fueron unidas por los aviadores para instalar el centro, en la esquina de Entre Ríos y San Martín. En al altillo aun se preservaban máquinas de la época. Desde Nuevo Encuentro también repudiaron el hecho, dado que “se perdió documentación de valor histórico”. El municipio, que se sumó a las expresiones de repudio, informó que por el fuego se “quemaron documentos, rompieron vidrios y materiales de trabajo”. En el lugar había revistas y diarios de la época.
Pérez Roisinblit recordó además que en 2016 la Justicia había pedido que “se realicen en forma urgente todas las tareas necesarias para el mantenimiento, preservación y señalización del inmueble donde funcionaba” el centro clandestino.
Por los crímenes de la RIBA debió responder, entre otros, Omar Graffigna, jefe de la Fuerza Aérea entre 1979 y 1981. En 2016 fue condenado a 25 años de cárcel por las desapariciones de José Manuel Pérez Rojo y Patricia Roisinblit, hija de Rosa, referente de Abuelas de de Plaza de Mayo. Ambos pasaron por la RIBA y Patricia, embarazada de ocho meses al momento de su secuestro, dio a luz en la ESMA. Su hijo Guillermo recuperó su identidad a los 22 años, en 2000.